La libertad de expresión es uno de los derechos fundamentales de cualquier democracia. En Estados Unidos, este derecho está protegido por la Primera Enmienda de la Constitución, aprobada en 1791. Esta norma establece que el gobierno no puede limitar lo que las personas dicen, escriben o publican, siempre que no se trate de delitos como amenazas directas o incitación a la violencia. Gracias a ello, la sociedad norteamericana ha sido considerada durante siglos un ejemplo de respeto a la libertad de prensa y de palabra.
Sin embargo, en los últimos años, este derecho
se ha visto cuestionado, especialmente durante la presidencia de Donald Trump
(2017-2021). Trump utilizó las redes sociales, sobre todo Twitter, como su
principal herramienta de comunicación política. Desde allí no solo compartía
sus opiniones, sino que también atacaba de forma constante a periodistas,
periódicos y cadenas de televisión que no coincidían con él. Llegó a calificar
a medios muy reconocidos, como The New York Times o CNN, de “enemigos del pueblo”,
una expresión que genera miedo porque se ha usado en la historia para
justificar persecuciones contra críticos y opositores.
Al llamar “noticias falsas” (fake news) a todo
lo que no le gustaba, Trump puso en duda el papel esencial de la prensa libre
en una democracia. Su actitud llevó a que muchos ciudadanos empezaran a
desconfiar de los medios de comunicación tradicionales y confiaran solo en lo
que él mismo decía. Esta situación es peligrosa porque, si los ciudadanos dejan
de creer en la prensa, desaparece un mecanismo de control sobre el poder. Y una
democracia sin crítica ni debate deja de ser una democracia.
Además, Trump presionó directamente a
periodistas en ruedas de prensa, interrumpiéndolos o negándoles el turno de
palabra si consideraba incómodas sus preguntas. También insinuó que los dueños
de algunos medios deberían “ser castigados” o que las licencias de cadenas de
televisión críticas podían ser retiradas. Aunque muchas de estas amenazas no se
llevaron a cabo, el simple hecho de pronunciarlas desde la presidencia ya
supuso un ataque a la libertad de expresión.
La tensión llegó a tal punto que, tras las
elecciones de 2020, Trump acusó sin pruebas a los medios de participar en un
fraude electoral. Esto alimentó la desinformación y contribuyó al asalto al
Capitolio del 6 de enero de 2021. En esa jornada violenta, varios periodistas
fueron agredidos por seguidores de Trump, que repetían su discurso de odio
contra la prensa. De este modo, lo que empezó como palabras se transformó en
acciones que pusieron en riesgo tanto a la democracia como a la seguridad de
las personas que ejercían su profesión.
A pesar de estos ataques, es importante
destacar que la prensa estadounidense resistió y siguió publicando
informaciones críticas. Muchos medios denunciaron los abusos y comprobaron
hechos para combatir la desinformación. También jueces y tribunales recordaron
en varias ocasiones que la libertad de expresión es intocable en el sistema
legal de Estados Unidos. Esto demuestra que, aunque un presidente pueda
intentar amenazarla, la Constitución sigue siendo más fuerte que cualquier
persona.
En conclusión, el caso de Donald Trump
demuestra que la libertad de expresión, aunque esté protegida por la ley,
siempre puede verse amenazada por líderes que no aceptan la crítica. Defenderla
requiere valentía de periodistas, jueces y ciudadanos. Estados Unidos sigue
siendo un país con una gran tradición de prensa libre, pero los años de Trump
mostraron que ningún derecho está totalmente garantizado si no se vigila y se
protege cada día.
La lección que podemos aprender es clara: la
libertad de expresión no es solo un derecho individual, sino una herramienta
colectiva para defender la democracia. Sin ella, el poder puede manipular a la
sociedad y controlar la información. Por eso, más allá de Estados Unidos y
Trump, debemos cuidarla también en nuestros propios países, porque solo con
libertad de palabra se puede construir un futuro justo y democrático.
Bibliografía
Amnistía Internacional. (2025, abril). Los
primeros 100 días del presidente Trump: Ataques a los derechos humanos,
crueldad y caos. Amnesty International.
https://www.amnesty.org/es/latest/news/2025/04/president-trumps-first-100-days-attacks-on-human-rights/
Human Rights Watch. (2025, enero 22). Órdenes
ejecutivas de Trump amenazan un amplio espectro de derechos humanos. HRW.
https://www.hrw.org/es/news/2025/01/22/ordenes-ejecutivas-de-trump-amenazan-un-amplio-espectro-de-derechos-humanos
Organización de los Estados Americanos –
Relatoría Especial para la Libertad de Expresión. (s.f.). Declaraciones sobre
ataques a la prensa y libertad de expresión en EE.UU. OEA.
https://www.oas.org/es/cidh/expresion/showarticle.asp?artID=1113&lID=2
Alterman, E. (2025). Donald Trump en guerra
contra la libertad de expresión: Ola de detenciones en Estados Unidos con la
excusa de la lucha contra el antisemitismo. Le Monde Diplomatique en español.
https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=10175660
El País. (2025, septiembre 19). Trump redobla
sus ataques a los medios y a la libertad de expresión tras el asesinato de
Charlie Kirk. El País Internacional.
https://elpais.com/internacional/2025-09-19/trump-emplea-el-asesinato-de-charlie-kirk-para-intensificar-sus-ataques-a-la-prensa-y-a-libertad-de-expresion.html
Imagen Euroactiv.es

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