Analizamos
la situación política y el final de ETA con la exdiputada y expresidenta de
UPyD, Rosa Díez
Pregunta.
¿Quién es Rosa Díez?
Respuesta.
Bueno, soy una mujer nacida en 1952, casada con Iñaki, madre de dos hijos y
abuela de dos nietos. Además, soy una ciudadana comprometida con lo público
desde que era una adolescente, consecuencia de haber nacido y crecido en una
familia en la que hablar de política y reivindicar la vida en democracia eran
una constante.
P. ¿Cómo es
la vida lejos de la política para alguien que ha estado tan implicada y tan apasionada
en ella?
R. Estoy
“lejos” de la política en el sentido institucional, pero no dejo de estar
preocupada por los acontecimientos políticos de nuestro país y de nuestro
mundo. Lo más novedoso en esta etapa de mi vida es que, por primera vez desde que
soy mayor de edad, tengo más tiempo para lo privado que para lo público.
P. ¿Qué
factura personal le ha pasado defender sus ideas, abandonar un partido como el
PSOE y que otro le abandone (o algunos miembros) como UPYD?
R. Siempre
he hecho o intentado hacer lo que me parecía correcto. Me fui del PSOE cuando
consideré que el partido, en el que había militado desde que tenía 21 años,
había dejado de ser ese partido que vertebraba España y defendía por encima de
todo la libertad y la igualdad de todos los españoles. Y fundé, junto con otras
personas, un partido político para defender la libertad y la igualdad, la
ciudadanía y el progreso. Y me fui de UPyD cuando los ciudadanos no nos dieron
su confianza y nos quedamos sin la mayor parte de los ayuntamientos e
instituciones. Me fui cuando llegué a la conclusión de que los ciudadanos nos
habían quitado el instrumento para serles útiles. Porque sigo pensando que un
partido político no es un fin en sí mismo, ni un grupo de autoayuda, sino un
instrumento al servicio de los ciudadanos. Y cuando no tienes el instrumento
para serles útiles, pues simplemente lo aceptas y te vas. Y piensas de que otra
manera puedes seguir aportando algo a tu país. Para eso, para contribuir al
debate de las ideas y a la defensa de los valores democráticos acabamos de
poner en marcha una web, www.elasterisco.es. Siempre hay un espacio para los
inconformistas.
P. ¿Tiene
futuro, a día de hoy, un partido tan importante para la construcción de la
democracia española como el PSOE?
R. Es la
socialdemocracia en toda Europa la que está en crisis, en una situación
lamentable en la que parecen no encontrar su espacio que, como siempre, no es
otro que la capacidad para dar respuestas a los problemas de la gente. Han
perdido esa capacidad de liderazgo y están acomplejados ante los populismos
llamados de izquierda. Necesitan un proyecto y no tanto un desfile de “líderes”
que solo hablan de sí mismos.
P.
¿Realmente qué era peor para el país, el bipartidismo o esta fragmentación que
nos bloquea?
R. El
pluralismo no bloquea las instituciones. Lo que bloquea es la incapacidad y el
egoísmo de algunos políticos que están a nivel de responsabilidad muy por
debajo de lo que es exigible. El parlamento es tan plural como la propia
sociedad. No echemos la culpa a la pluralidad; veamos el comportamiento de cada
cual y juzguémosles por lo que hacen.
P. Cuando
usted decidió no facilitar la unión con C´s, ¿Qué le daba miedo o que la
causaba desconfianza en ese partido?
R. Yo no
decidí “no facilitar la unión con C´s”. Mantuvimos varias reuniones y llegamos
a la conclusión, no solo la dirección de UPyD sino nuestro consejo político,
compuesto por ciento cincuenta personas, de que representábamos dos proyectos
diferentes, no solo desde un punto de vista ideológico (han pasado solo dos
años y Ciudadanos ya ha cambiado hasta sus principios ideológicos) sino en
nuestra manera de ver y hacer política. Y el tiempo nos ha ido dando la razón.
Aunque lo explicamos entonces en 39 folios, tuvo mucho más éxito un tuit que
ellos colgaron. No fue casual: todo estaba diseñado para que la cosa acabara
así. Los poderosos que dirigen la política desde los despachos de lo alto de la
torre habían elegido liebre; y necesitaban un partido que sumara a uno u otro
sin meter en líos a la gente que verdaderamente manda en España. Pagamos caro
ser libres y autónomos, llevar ante los tribunales a algunas de las personas
más intocables el país, romper los tabúes, plantear en sede parlamentaria la
despolitización de la justicia, de las cajas de ahorros, la reforma de la ley
electoral, la fusión de municipios, la supresión de las diputaciones y otras
instituciones superfluas... Sí, fuimos insobornables. Y estamos, yo lo estoy,
muy orgullosos de haberlo sido.
P. Los
hechos de Alsasua, ¿son una excepción al clima en el País Vasco o son sólo un
ejemplo de un clima de falta, aún, de normalidad?
R. Primero
Alsasua; después 'kale borroka' (o sea, actos de terrorismo) en Pamplona. Lo
que indican es algo que mucha gente prefiere ignorar: ETA sigue viva; y además
está en las instituciones. Y eso (ETA viva y en las instituciones) ni es
normalidad ni es normal en una democracia. Aunque no nos maten…
P. Desde su
experiencia ¿qué camino se debería emprender para abordar el problema con
Cataluña y conseguir la convivencia y la unidad del estado?
R. Durante
demasiado tiempo, el nacionalismo catalán ha vivido del chantaje al Estado. Los
nada honorables Pujol y compañía eran considerados en Madrid “hombres de
estado”. Y así, iban construyendo un país paralelo, con sus chanchullos, sus
leyes, su educación sectaria, su falta de libertad para aquellos ciudadanos que
no se ahormaban al nacionalismo... Luego, decidieron ir más lejos, quizá para
ocultar el pozo de corrupción en el que estaban todos ellos inmersos. O porque
querían, como siempre, sacar algo más. Hace mucho que el estado abandonó a los
ciudadanos no nacionalistas. Hace mucho que no plantea el debate en términos
políticos, desmontando las mentiras, ejerciendo su papel, obligando a cumplir
las leyes y las sentencias de los tribunales. Piensen en cuantas sentencias
sobre la lengua común en la educación y en los espacios públicos se han saltado
-desde hace mucho tiempo a la torera con total impunidad – los políticos
catalanes. Hay que recuperar el tiempo perdido; hacer pedagogía, tener
presencia activa. Y, por supuesto, obligar a que se cumplan las leyes. Lo que
no puede es haber impunidad. Concretando: para los sediciosos, el artículo 155
de la Constitución ,
que está ahí para proteger el interés general. Y para los ladrones (aunque se
envuelvan en la senyera), el Código Penal.
P. Hoy,
Fernando Savater escribía en El País sobre el odio. ¿Qué se está extendiendo
por el mundo: el odio, el radicalismo, el extremismo, el populismo...?
R. El odio
suele ir unido al miedo. Y ante la falta de respuestas serenas y argumentadas
crece en populismo y el nacionalismo, simiente siempre para el odio entre
ciudadanos.
P. ¿Cuáles
son los proyectos de Rosa Díez? ¿Va a seguir siendo una luchadora activa en la
sociedad y la política española?
R. Mientras
tenga uso de razón seguiré luchando por lo que considero justo, por aportar
algo a la sociedad en la que vivo, por dejar a mis hijos y nietos, a todos los
niños de su generación, un mundo mejor.
No sé vivir de otra manera.
José
Antonio Abarca, Araceli Barategui
Imagen Fran
Sánchez
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