Después de la Primera Guerra Mundial, una de las demandas en nuestro país era la producción de celulosa.
Por
ello y viendo la carencia que ello suponía, El Ministerio de Industria y
Comercio en 1940, publicó la “Ley de 24 de octubre de 1939, de protección a
las nuevas industrias de interés nacional; la Ley de 24 de noviembre de 1939,
sobre ordenación y defensa de la industria; el Decreto de 10 de febrero de
1940, sobre concesión de auxilios para la implantación y desarrollo de las
industrias declaradas de interés nacional y el Decreto de 15 de marzo de 1940,
declarando de interés nacional la industria de la celulosa textil”. El
objetivo era dejar de importar un producto tan necesario en España y pasar a
producirlo en nuestras industrias debido a la necesidad de fibras artificiales.
En
España, se llegaron a implantar tres empresas: SNIACE (Cantabria), FEFASA (Burgos)
y SAIPA (Valencia)
Tras
estudios del terreno de Cantabria muy minuciosos, se decidió su instalación en
las mieses de Duález y Ganzo, en el municipio de Torrelavega. El estudio
revelaba que la situación de esos terrenos era la idónea, ya que la ciudad
contaba con numerosos talleres y con empresas como la Real Compañía Asturiana
de Minas, Solvay & Cía., la Ferretera Montañesa, la Granja Poch, La mina de
Hinojedo, con materia prima en terrenos cercanos (eucaliptos) y con buenas
comunicaciones tanto por carretera como por ferrocarril
Sniace
cumplió el objetivo y fue declarada “Industria de Interés Nacional”
implantándose en Torrelavega en 1941 y beneficiándose de ayudas económicas.
Fue
el 12 de octubre de 1941 (Día de la Hispanidad) cuando se colocó la primera
piedra
En
1944, Sniace ya en funcionamiento, contaba con 628 obreros en plantilla,
llegando a producir 503.425 Kg de fibra.
Debido
a la buena marcha de la empresa, en 1946 fue visitada por Francisco Franco y el
personal fue premiado con una paga extraordinaria
Torrelavega
se convierte en una de las ciudades donde el crecimiento de la industria es un referente.
Empresas como, Firestone, Solvay, Asturiana de Zinc, S.A, instaladas todas en
la comarca, hacen que el aumento de la población de la zona rural a la urbana
aumente y Torrelavega crezca de manera exponencial, pasando de ser 7.000
habitantes a 40.000.
Sniace,
además de proporcionar trabajo, entre los años 40 y 60 se dedicó a crear
viviendas para sus trabajadores y sus familias, así como instalaciones
deportivas, tiendas (economatos) y centros culturales. Con esta iniciativa lo
que pretendía la empresa era mejorar la calidad de vida de los trabajadores,
aumentando su productividad y minimizando la rotación laboral.
En
1946, la fábrica comenzó a producir fibra de rayón para la creación de
uniformes y ropa militar.
A
partir de los años 80, Sniace, comienza a sufrir dificultades financieras
debidas a la crisis del sector textil y a normativas ambientales que debe
aplicar y es en los años 90 cuando la empresa se encuentra en riesgo de cierre,
concretamente en 1993, la empresa plantea un plan de reestructuración(
expediente de regulación de empleo) que afectaba a los 1.100 personas que
trabajaban en la fábrica y para reivindicarse, se encierran 800 trabajadores en
la empresa durante 48 días por el miedo a perder sus empleos.
Esta
acción sindical por parte de los trabajadores fue clave para mantener la
actividad productiva, los puestos de trabajo y conseguir el compromiso del
gobierno para mediar en las negociaciones y buscar soluciones. Es recordado
como la lucha por la desindustrialización y la pérdida del bienestar económico
de Torrelavega.
A
pesar de la grave situación que la empresa atraviesa, se adoptan medidas para
cumplir con las normativas de sostenibilidad que planteaban desde Europa, Una
de las medidas que adoptaron en 1996, fue la fabricación de lo que se denominó
“la fibra del futuro” sustituyendo el plástico por recursos naturales de
la región, (madera de eucalipto de bosques de Cantabria), para producir fibra
viscosa biodegradable. En esa época la empresa llegó a tener 4.000 trabajadores
en plantilla.
Estos esfuerzos no fueron suficientes
para la buena marcha de la empresa que seguía con dificultades y es en el año 2013
cuando la empresa sufre otra fuerte crisis y entra en concurso de acreedores, ya
que no puede afrontar las deudas. Tras fuertes negociaciones y por la reducción
de los costes energéticos, se decide su reapertura en el año 2017, con la
incorporación progresiva de 300 trabajadores, pero a pesar de los esfuerzos
hechos para reanudar el funcionamiento de Sniace, la empresa volvió a cerrar
sus puertas, esta vez de manera definitiva en el año 2020.
Bibliografía
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