Carlos Miguel, Victor Rionda
Florentino Muñoz Lunate, o Tate, es un hombre de 51 años
que forma parte de una organización vinculada a los movimientos sociales
católicos, “Los traperos de Emaus”. Una organización fundada en Francia por
Abbe Pierre, y que llegó a Torrelavega a fines de los años setenta. Una
organización, que nacida en el seno de los movimientos sociales de la Parroquia
de la Asunción, ha trabajado para reconstruir la vida y el corazón de decenas
de personas, con lo que otros desprecian, con la basura.
¿Quién es Florentino Muñoz Lunate?
Un hombre de 51 años que nació en Baracaldo, Vizcaya, en
una familia de 8 hermanos, que a los cinco años vino a Torrelavega porque su
padre vino a trabajar a Solvay. Un hombre que ha vivido la mayoría de su tiempo
aquí en Torrelavega teniendo oportunidad de vivir en otros sitios y que ha
vivido y sigue viviendo en una organización que se llama Traperos de Emaus,
cuya filosofía de vida es compartir. Un hombre que tiene un hijo que se llama
Rabel de 21 años y que se siente orgulloso de vivir en Torrelavega y sobre todo
que Torrelavega me haya permitido seguir siendo lo que soy.
¿Cuándo nació Tate?
El nombre de Tate viene de dos cosas: Una es que hace
muchos años en la televisión en un programa de niños había una burra que se
llamaba Tatita entonces jugando al fútbol en el antiguo colegio la Paz y como
yo era siempre un poco mas alto tenia un compañero que para ir a rematar, pues
se subía encima mío y así se ponía mas alto y remataba y metía goles y entonces
me llamaban la burra Tatita. En segundo lugar fue un mote de cuando fumaba
marihuana, maldad que pronto deje, en cuanto tome el rumbo de Traperos de
Emaus.
¿Como fue su llegada a Emaus?
Los Traperos de Emaus empezamos hace 31 años en Francia.
La llegada de la democracia a este país permitió abrir un campo de trabajo en
la parroquia la Asunción de Torrelavega, al que acudieron gentes de Bilbao,
Inglaterra y de Francia. Nos juntamos unas 150 personas, de entre 17 y 30 años,
que convivimos casi tres meses. Así conocimos el movimiento, y un grupo
decidimos seguirle.
¿Qué ha significado en tu vida Abbe Pierre?
Abbe Pierre fue el fundador de los Traperos. Yo había
crecido en una familia religiosa, y estaba muy vinculado a la parroquia de la
Asunción de Torrelavega, entonces muy “social”. Pero durante la adolescencia me
había apartado de la religión. El encontrar a los traperos y a la figura de
Pierre fue el encontrar dentro de la iglesia y dentro de una organización y
dentro de un hombre tres cosas que para mi eran fundamentales: la libertad, el
poder trabajar con las basuras y el poder trabajar en la calle. Esas tres cosas
significaban esa libertad a la que todos aspiramos y a la que sigo aspirando.
Con 18 años, aquel mensaje calo en mí y me arrastro vivir en las calles y poder
vivir con gente mucho mas pobre que yo. A eso me ayudo Pierre. Destaca para mí
su figura vulnerable. Siempre ha sido la suya la figura de un hombre muy
pequeñito, canoso, con barba, frágil. En aquella época le encontramos como una
persona pequeña y vulnerable pero con mucha fuerza nos impacto a nosotros, a la
gente joven.
Yo pienso que es una de las personas a nivel vivencial, a
nivel lógico y a nivel personal que a mi personalmente más me ha influido
después de 30 años. Era un hombre con mucha fuerza, capaz de hacer un comedor
escolar y a su vez ponerse delante de una catedral llena de inmigrantes que
iban a ser expulsados en Francia para que la policía no lo desalojase.
¿Cuándo descubrió que en los demás estaba su vida?
Al ser muchos hermanos y hermanas tienes que empezar a
compartir y repartir cosas, te das cuentas de que la vida de tus padres no es
para ti solo sino que tienes compartirlo con tus hermanos. Eso de tener que
estar obligado a compartir te hace pensar que no eres el único que tiene que
recibir las cosas, sino que tienes que compartirlo por obligación y por
convicción con los demás. De pequeño aquí, en Torrelavega, ha habido mucha
trashumancia, yo me acuerdo que vivíamos en General Mola y enfrente había una
finca y allí los gitanos trashumantes venían en carros aparcaban allí y se
quedaban 2 o 3 meses. Yo me acuerdo que en navidades nuestros padres hacían
torrijas, y nosotros íbamos a compartir estas torrijas con los gitanos y con
las familias que estaban allí.
Este vencer el miedo, el ver a los demás con necesidad
nos hizo ver la vida como algo solidario, que la vida no solamente eres tú sino
que los demás, tu entorno, tu familia y la sociedad y sobre todo los que menos
tienen también tienen algo que decir en tu vida.
Al aliviar el sufrimiento de los demás ¿Con cuantas
incomprensiones ha chocado?
Al principio a lo mejor no te das cuenta, pero ahora con
51 años ves que has tenido que pagar muchos precios. Ayudar a los demás te
lleva a la gran incongruencia de olvidarte de ti mismo en muchas cosas como en
que dejas de estudiar, te dedicas a trabajar y tu sueldo lo das a otros cuando
a lo mejor era necesario para ti. Muchas veces la solidaridad recibe
rápidamente una palmadita en la espalda, hasta que al actuar para los demás
cuestionas el poder político o religioso o el poder de tu familia,
automáticamente empiezan los problemas. Muchas veces, incluso, a quien ayudas
no te lo agradece, sino que están buscando en ti solo aprovecharse.
También pagas el precio familiar de que no estas tanto
tiempo con tu hijo. Quizás ayudas a la gente de fuera y a tu familia la dejas
de prestar atención. Detrás de la imagen que te creas de monje, de tío muy
enrollado, de tío muy luchador, hay un hombre con ilusiones, con derechos, que
queda tapado para los demás.
Yo he pagado precios muy altos, aunque pienso que no es
cuestión de pensar que merezca o no merezca la pena, es cuestión de que lo que
has vivido tienes que aceptarlo y tienes que coger lo mejor de eso que has
vivido. Me siento muy orgulloso, los demás tiene que juzgar que a lo mejor no
les he dado lo que les tenia que darles.
¿Cómo fue la historia de Traperos de Emaus en
Torrelavega?
Tras el campo de trabajo que os contaba, estuvimos
recogiendo basuras por todo Cantabria. Íbamos en carretillos, en coches de
niños metiendo toda la basura dentro, aquello fue apoteósico. Posteriormente la
gente se marcho a sus países y aquí quedo un grupo reducido de gente, que
estábamos en la parroquia, y que decidimos vivir con un fuerte contenido
religioso del pasaje de Emaus. Decidimos vivir en las calles con la gente que
en ese momento estaba viviendo en ellas que eran gitanos, prostitutas... Además
en esa época en Torrelavega empezaba la droga, el caballo y la heroína, y
nosotros como Traperos de Emaus hemos vivido toda la evolución de la droga y de
la delincuencia en Torrelavega. Vivíamos en los atrios de las iglesias, fuera,
vivíamos en los portales, en los bancos, vivíamos en locales en los que
pegábamos una patada a la puerta y nos poníamos a dormir y estábamos mas o
menos viviendo 30 personas que habíamos elegido esa forma de vida, pero también
otra gente que estaba viviendo en las calles o tenia problemas y estuvimos
viviendo así durante seis o siete meses.
Teníamos problemas continuos con la policía.
Posteriormente la parroquia de la Asunción nos dejo un bajo donde estuvimos
viviendo casi 40 personas, muy pequeñito y con un water. Durante el día vivíamos
fuera y durante la noche una gente dormía en ese bajo y los demás íbamos a por
las basuras de las casas y de los portales, íbamos a coger comida o papel para
vender, ropa o utensilios.
Ser trapero de Emaus, consistía en recoger toda la basura
material para intentar venderla. Posteriormente la gente de la parroquia nos
dio una casita, que se llamo la casita de Emaus que todavía sigue existiendo.
Allí empezamos a vivir ya como una comunidad, había gente que le llamaba la
comuna. Cogíamos a toda la gente que estaba viviendo en las calles o la gente
que tenía problemas de alcohol, de droga, que no tenia vivienda o familias
gitanas o gente con problemas con delincuencia, los acogíamos en nuestra casa.
Cada día íbamos a trabajar cada uno a nuestro sitio o a trabajar por las
calles, a veces en trabajos sucios o injustos, a veces en lo que mas nos
gustaba, recoger basuras por las noches. La relación con la policía al
principio fue dura debido a que cada dos por tres se presentaba allí a las
tantas de la mañana, pero ya después paso a ser una relación de respeto, la
ciudad comprendió nuestra labor. Y esto estuvo así durante 3 años. Después
todos nos separamos y al cabo de dos años se retomó Emaus otra vez en las
calles y nuevamente en Dualez donde estamos viviendo ahora.
¿Qué sintió cuando recibió el premio a los derechos
humanos en su ciudad?
Cuando los políticos dan premios generalmente es para que
te calles la boca. El premio fue dado a los traperos de Emaus lo que pasa es
que lo dieron en mi persona porque por los Traperos de Emaus han pasado mucha
gente, y entre todos los que han elegido en estos años esa forma de vida yo era
el más antiguo. Acudimos todos los traperos, y nos dieron un diploma y
trescientas mil pesetas, que no se quedo Traperos de Emaus sino que se dio a
otras comunidades de Emaus de Colombia y de Nicaragua y a gente de nuestra
ciudad, porque traperos de Emaus no quiere tener ni propiedades privadas ni
bienes, solamente vivir de su trabajo.
Fue el reconocimiento a la labor, durante 25 años, de
muchas personas, que como Traperos de Emaus habían representado la defensa de
los derechos humanos, el derecho a la vida, el derecho a la vivienda, el
derecho a la libertad de expresión, el derecho a que la gente pueda circular
sin fronteras, etc. Yo solo tuve el honor de representar eso, y a aquellos que
tan mal lo habían pasado para defenderlo.
La entrega fue muy simbólica. Cuando nos entregaron el
diploma dimos todos un paso hacia delante dando a los políticos la espalda. Lo
que hicimos fue contar la historia de Emaus por años y cada año que nombrábamos
salía gente. Fue muy emocionante porque los políticos estaban detrás alucinando
en colores porque no les hacíamos caso y los Traperos de Emaus con toda su
gente tomaron el poder en el ayuntamiento de los derechos humanos, esto fue el
devolver los derechos a todos los hombres, mujeres y niños que habían
participado en traperos de Emaus hasta ese momento. También apareció en este
acto mi familia y toda la gente que había participado en nuestra comunidad.
Fue muy emocionante el que los políticos se diesen cuenta
de que no nos estaban comprando, que realmente habían dado un premio que no es
que no nos mereciésemos sino que nos sentíamos muy orgullosos de recibirlo pero
que a partir de ese momento íbamos a seguir siendo Traperos de Emaus, no nos
íbamos a callar la boca, íbamos a seguir denunciando a los políticos, a las
grandes empresas, a las injusticias, a la gente que era racista, e incluso este
premio nos exigía a nosotros mismos ser cada día mas coherentes y seguir
luchando.
¿Qué cambió aquel reconocimiento, en su lucha por la
defensa de sus ideales?
Hubo una tentación de decir, bueno pues hasta aquí hemos
llegado después de 25 años y nos disolvemos o montamos una empresa de Emaus.
Cambió el darme cuenta de que por muchos halagos que te de la vida, por muchos
premios que te den los políticos, lo que mas valor tiene es el premio diario de
ser coherente contigo mismo, y hoy no me doy ningún premio, debido a nuestras
contradicciones. Cambio el hecho de que aunque nos pudiésemos sentir mucho mas
orgullosos y mas chulos con ese premio, nos cambio en que teníamos que ser
mucho mas humildes, nos obligo a cambiar en que si antes éramos críticos con
los políticos de Torrelavega por sus muchos fallos en el tema social y en el
tema medioambiental, ahora debíamos ser mas claros pues éramos mas fuertes,
para criticarles.
También cambio el hecho de que fue un antes y un después
a nivel popular, el que las instituciones te diesen un premio, nos dio el
reconocimiento. Ya no éramos unos pringados, sino una organización que ha
recibido un premio de los derechos humanos. Porque lamentablemente para mucha
gente sino te dan un reconocimiento público sobre esos derechos humanos es como
si no hubieras hecho nada.
¿Cómo influyo ese premio en la ciudad?
La ciudad se alegro, y permitió conocer el que en
Torrelavega había muchas personas y grupos que estábamos luchando por la
defensa de los derechos humanos. Sirvió para que el ayuntamiento se plantease
el que no solamente estábamos los traperos sino que también existían otros
grupos y un entramado de solidaridad que debía ser reconocido. Fue el
reconocimiento de que Torrelavega siempre ha sido solidaria, una ciudad muy
viva a nivel social. Mucha gente se vio reflejada en aquello. Cuando recibimos
el premio también lo recibieron en nuestro nombre mucha gente que sigue
luchando por los derechos humanos.
Pero con eso y con todo, el que te den un premio no
quiere decir que los derechos humanos se cumplan, que te den un premio significa
que los derechos humanos todavía se están incumpliendo concretamente en
Torrelavega.
¿Cuánto hay que gritar en este mundo para conseguir
solidaridad?
Hay que gritar mucho. Yo pienso que hay que gritar antes
que lanzar piedras o utilizar otros medios, porque Traperos de Emaus se
caracteriza por su gente dura pero no violenta, no violentos y activos que
significa no callarse la boca, que significa no calentarse y nunca utilizar la
violencia contra nadie.
Hay una frase que me gusta mucho que es, “las cosas por
muy evidentes que sean, por mucho que se repitan, se tienen que seguir
diciendo”, el hecho de que haya hambre en el mundo, el hecho de que haya pobreza,
que haya violencia, el hecho de que nos estemos hundiendo a nivel de
medioambiente y nos estemos destrozando, no significa que hay que decirlo una
vez y callarse, hay que seguir diciéndolo, porque hay muchas palabras que se
han convertido en un mercado, en un negocio y que por mucho que se hayan
repetido parece que las cosas se diluyen, pero hay que seguir gritándolas. Hay
veces que hay que decir la palabra hambre o la palabra falta de libertad o la
palabra pobreza, y hacer las cosas en silencio y ponerse manos a la obra,
calladamente. Otras hay que luchar, que la gente te vea que luchas, y gritar.
Lamentablemente, hay cosas que han mejorado en Torrelavega, y en Cantabria,
pero ha mejorado demasiado poco el nivel de pobreza. Hay que seguir gritando porque
en muchos sitios a la gente no se la da el derecho ni de poder hablar, ni de
poder gritar, entonces aquellos que tenemos el privilegio de poder gritar
tenemos que hacerlo en su nombre, por los que carecen de casa, de comida, de
trabajo, de respeto, de esperanza.
Lo que pasa que ahora y aquí en Torrelavega, si gritas
también te callan, porque en Torrelavega a los políticos y a mucha gente no le
gusta que les digas que existe la pobreza aquí, que hay marginación, que hay
racismo, que hay gente que aunque tenga trabajo, tiene un sueldo muy pequeño,
que hay violencia. No gusta oír que realmente “la basura” espiritual, material,
humana, sigue existiendo en Torrelavega aunque muchas veces este escondida. Por
eso los políticos pagan el silencio con subvenciones, a veces con el miedo.
Pero Traperos y Tate seguirán gritando.
¿Qué saben hacer los políticos a demás de dar premios?
Los políticos además de dar premios saben, levantarse por
las mañanas, cobrar un buen sueldo, algunos hacerse millonarios, e ir en coche
oficial. Perfectamente podían ir andando, en bicicleta, en tren o en coche
conjunto para no gastar tanta gasolina y crear tanta contaminación. Y en vez de
meterse en los despachos, estar en la calle en contacto con la gente. Para mi
un político que cobra es un político que no me sirve. Si están al servicio de
la sociedad, deberían trabajar generosamente. Yo pienso que los políticos
deberían seguir en sus trabajos para que no se les olvide lo que es un buzo, no
se les olvide lo que es levantarse por las mañanas y estar obligados a
demostrar ante los demás que tienen que realizar un trabajo y tener un dinero
para que sigan siendo solidarios con otra gente que no tienen trabajo. Y
después durante un tiempo dedicar el trabajo hacia los demás. Son nuestros representantes,
los que tienen la vocación de servir a la comunidad. Pero mientras que si tu
fallas acabas en la calle, o castigado por ellos, ellos durante cuatro años
pueden hacer lo que quieran, que nadie les echa.
También pueden hacer muchísimas otras cosas como ir a
cenar, inaugurar cosas, preocuparse de que la oposición no les meta caña, de
leer el periódico por las mañana para ver si han salido bien en la foto o ver
quien les critica, esas son cosas no son ironías, son ciertas. Florentino Muñoz
Lunate después de 51 años lo puede demostrar aquí y en muchos otros sitios.
Gastan muy poco tiempo en estar con la gente, en reunirse entre ellos, aunque
sean de otros partidos para ver temas. Gastan poco tiempo en estar con los
pobres en estar con organizaciones sociales y de lo que realmente se preocupan
es de cuando llegan las elecciones preocuparse de volver a salir elegidos.
Pienso que la clase política debería reciclarse como las
basuras y voy a ser muy duro pero yo pienso que los políticos son basura que
difícilmente ni reciclándoles tiran para adelante.
Ha habido políticos en Traperos de Emaus, pero algunos de
ellos parece que no han aprendido mucho. Nuestros problemas no son solo
competencia de los políticos. Perfectamente se puede servir a la ciudadanía en
muchos sitios y no siempre tienen que ser los mismos aunque sea
democráticamente los que estén en un ayuntamiento o un gobierno. Yo no entiendo
porque en la política si es algo vocacional, cuando pierden el poder
electoralmente, pierden el interés por ayudar a los demás, debe ser que están
muy cansados de ayudar a los demás.
¿Qué ha representado en tu lucha personal por la
justicia, y en la lucha de Torrelavega, la parroquia de la Asunción?
La parroquia de la Asunción significo para mí encontrarme
de nuevo con mi fe. A mis 51 tacos sigo siendo creyente, aunque soy bastante
crítico con la iglesia. Yo muchas veces me planteo el apostatar o dejar la
religión católica. Bastante insumiso, bastante radical en algunas cosas y
bastante crítico pero sigo siendo creyente.
¿Qué significo para mí la parroquia? Yo soy de una
familia católica, tradicional, conservadora también, yo me he criado en unos
valores católicos tradicionales, que lógicamente en la adolescencia y juventud
rechacé, cuando eres joven rechazas todo, te vuelves ateo y te dedicas a vivir
a cañón. A tope.
Por “H” o por “B” yo vuelvo a la parroquia a un
campamento con niños al que me invitan, de monitor, y Allí vuelvo a encontrarme
con ciertas personas, que ahora tienen muchos cargos, arzobispos… . Allí volví
a encontrarme con gentes con las que compartía la critica al poder y a lo
establecido, en la familia, en la iglesia…Y allí me encontré con personas y con
curas que tenían un planteamiento muy diferente a lo tradicional, a lo que yo
había conocido como religión. Así empecé a recuperar y aceptar de nuevo una
forma de creencia. Muy en plan hippi, muy en plan latinoamericano, un poco
radical y con ganas de apoyar a los pobres. Allí conozco a Emaus. Así que para
mi la parroquia de la Asunción es recuperar a mis 18 años una creencia, me
defino nuevamente como cristiano, y encuentro en la vida de Jesucristo y en
otra gente del mundo de la iglesia, una visión diferente, mucho mas humana y
mucho mas cercana a mi, y eso hace replantearme ni creencia y volver a
definirme como cristiano y como creyente, encontrar sentido a muchísimas cosas,
me hizo madurar mucho.
¿Es esa parroquia un paradigma de la iglesia actual, o
una excepción?
Era la época de la dictadura. Había mucha represión, pero
había muchos curas obreros que nos hablaban de libertad, pero no eran la
mayoría, y en Torrelavega casi los únicos. También se movía algo en el barrio
Covadonga y en Campuzano y a nivel de España si que había parroquias de ese
estilo, lo que pasa es que en esta parroquia se juntaba el pueblo obrero con el
mundo espiritual, con el mundo de la gente joven. Había un local que se llamaba
la pajarera, que era un local de la parroquia. Se llamaba a si por que en
tiempos había pájaros, jilgueros. Luego los curas crearon allí un centro
juvenil y social. Nos llamaban también pájaros porque las liábamos gordas,
entonces por lo de los pájaros se quedo con pajarera. Era, por tanto la Iglesia
roja, la Iglesia de la Asunción, donde estaban los curas obreros y la gente
comprometida y después estaba la parroquia de la Virgen Grande que por así
decirlo era de la agente tradicional, los fachas. También era importante, en
cuanto compromiso la parroquia de la Paz, donde, a menor escala, yo fui testigo
de reuniones ilegales, porque en aquella época, los partidos políticos, los
sindicatos, eran ilegales. La Asunción fue un ejemplo para otras comunidades
religiosas, en un momento de ebullición de la libertad, de la lucha por los
derechos y la democracia, y en un momento en que los jóvenes aceptaban y
asumían compromisos. Ahora se ha diluido todo un poquitin, las aguas han vuelto
a su cauce y no quieren extremismos, así que ahora hay un estilo muy diferente.
Su vigor radicaba en la mezcla social. Había familias de clase media baja, pero
también había chavales de clase alta, un batiburrillo bastante interesante. Con
muchísimos problemas, porque había gente que decía a sus hijos que no se
metieran en la pajarera, donde las chicas y los chicos podían estar a solas y
cogerse de la mano, y se expandían ideas revolucionarias. Su compromiso llevo a
la parroquia a situaciones difíciles, como cuando ocupada por huelguistas, fue
asaltada por la policía. Es decir, una parroquia que tiene mucha historia. Una
parroquia en la que aprendimos mucho, mucha gente.
Traperos de Emaus, casa de los muchachos, hogar del
transeúnte, ¿Los poderes públicos no son capaces de crear justicia, que esta
solo emana de organizaciones ciudadanas y religiosas?
También decir que: el hogar del transeúnte, coorcopar,
SOAM, casa de los muchachos, traperos de Emaus nacieron en la parroquia de la
Asunción, que eso también es importante. Lógicamente con la democracia y con el
desarrollo económico, si que los estados, los gobiernos regionales y los
ayuntamientos han asumido responsabilidades en la defensa de la justicia
social, pero si que es verdad que el ayuntamiento de Torrelavega, el gobierno
regional, el estado se escudan en las organizaciones sociales, generalmente la
Iglesia y ONGs , para eximirse de responsabilidades, porque si todo lo que
hacemos las organizaciones sociales lo hiciese el estado tendría que invertir
muchísimos millones de pesetas en conseguir eso y en pagar a gente para que
hiciese eso. Muchas veces las organizaciones sociales somos los tapa agujeros,
los “recoge basuras” en el sentido de la “basuras humanas” de lo que el estado
tendría que hacer, muchas veces ocultamos a la población muchas cosas que son
obligación de los gobiernos municipales para intentar evitarlos, si yo cojo a
alguien en mi casa, traperos de Emaus porque esta tirado en la calle, lo oculto
a la gente, a la población y oculto y eximo al ayuntamiento de su
responsabilidad, limpio las calles. Y sin embargo, nosotros trabajamos sin subvenciones.
Y sin embargo si hay gente que no tiene vivienda es porque el ayuntamiento o el
estado o Europa, no da vivienda, o por que no pone remedio a un mercado de
viviendas que margina a amplias capas de la población. Si hay problemas de
alcohol, problemas de drogas, problemas de prostitución, problemas de paro, es
porque vivimos en una sociedad que también está enferma y en la que las
administraciones no se implican a fondo para atajar, no las secuelas, sino la
raíz de las injusticias. Lo ideal sería que en una ciudad no existieran los
traperos de Emaus, el hogar del transeúnte, el SOAM y si siguen existiendo es
porque realmente existen unas situaciones individuales o colectivas que
necesitan de nuestra ayuda o necesitan de unas herramientas para salir ellos
independientemente de nuestra ayuda, y así salir adelante. Ha habido tiempos, y
aun persisten, en los que salíamos en invierno por las noches a buscar a la
gente para que no se muriera de frío, porque en Torrelavega se ha muerto gente
de frío, se ha muerto gente de sobredosis, hubo gente que pasaba hambre, te
estoy hablando de hace diez quince años, todavía puede pasar, teóricamente
menos, porque hay mas medios, pero si que da la impresión de que como estábamos
los traperos de Emaus u otras organizaciones, se lavaban las manos. Y los
políticos también tienen que representar a esa gente que esta viviendo en la
calle, y todo lo que hacen es decir, que el Tate y los traperos de Emaus
representen a los pobres.
La integración social es un tema muy debatido, primero lo
fue con los gitanos y hoy con los inmigrantes, ¿Cómo la concibe usted?
En Torrelavega poco a poco estos grupos se van
integrando, porque cada vez hay mas recursos y hay mas medios, y por tanto al
haber mas medios, más dinero, y mas personas trabajando en favor de ellos,
tanto desde la administración como desde las ONGs, se están consiguiendo cosas.
Yo pienso que la integración, en Torrelavega se tiene que basar, primero en el
tema de la vivienda, el tema de la formación y el tema del trabajo. Y después
formar a los políticos y formar a la población, porque nosotros queremos que
todo el mundo se integre y somos solidarios, tanto en cuanto, esa integración o
esa gente que se quiere integrar: gitanos, inmigrantes, gente pobre o gente
marginal... no nos de problemas. En el momento que nos den problemas, de todo
tipo, a nosotros ya la integración, la solidaridad, ya se nos cae. Nos tenemos
que educar por si algún día tenemos un conflicto, resolverle prescindiendo de
que sea gitano de que sea inmigrante.
Nos tenemos que educar a que los conflictos y las
convivencias y el mestizaje que nos llega, sea de una forma natural, y que se
solucione de una forma natural y que el color de la piel, o las diferentes
culturas, no sean un elemento para odiarnos o tener venganza, si no intentar
trabajarlo, aunque se que es difícil. En Torrelavega si que hay integración,
pero tenemos unos políticos y algunas organizaciones, incluso algún mundo
educativo, que no es capaz de prevenir y prever lo que nos viene, por ejemplo
la inmigración, desde hace años en Torrelavega a los políticos y determinada
gente que tenia poder e influencia, les estábamos avisando de que iban a venir
gente de otros países, pero no les avisábamos como problema, si no para estar
preparados para saber como acogerles, conocer su cultura muchísimo más, saber
que en las escuelas y colegios va a haber gente de otros países. Pienso que los
ayuntamientos y algunas organizaciones, todavía están peces, ya que lo que
hacen es, cuando vienen el problema, lo que quieren es encontrar la solución.
Criminalizan la distinción en lugar de buscar soluciones anticipadas. Así que
caemos en soluciones policiales o de psiquiatra, y no hacen lo que hay que
hacer, que es prever, y saber ofertar soluciones.
¿El actual desembarco de intereses económicos en el mundo
del reciclado y los voluminosos, ha dado al traste con sus principios de
practicar una economía solidaria, no acumulativa, y dar siempre una oportunidad
a los más desfavorecidos?
Lo que hemos hecho los traperos de Emaus es ganar dinero
a través de los voluminosos, de armarios que recogíamos o que dábamos, a través
del papel, del vidrio, de la chatarra... nosotros teníamos una economía que nos
permitía vivir. Y nosotros cada año, todo lo que nos sobraba se lo dábamos a
gente que lo necesitaba muchísimo más, compañeros que querían independizarse y
así superar sus problemas de marginación y así lograban independizarse, y
conseguir una furgoneta, o un alquiler o en lo que sea, era una economía no
acumulativa, en la que cada año el dinero tenía que servir para la solidaridad.
Pero al entrar la dinámica de las grandes empresas, en el
mundo del reciclaje, al ponerse como hoy el mundo de los contenedores, al
ponerse de moda la ecología y el medio ambiente, que se han convertido en una
moda, y moda significa negocio, eso nos ha impedido el que, nosotros podamos
seguir viviendo de las basuras, por ejemplo yo ahora si quiero coger papel y
voy a un contenedor, ese contenedor pertenece a la empresa que recoge los
papeles, por tanto si yo cojo el papel, a mi me pueden detener o meter una
multa, la basura ha pasado de ser de los pobres, a un bien de los ricos o de
los municipios. Ya no podamos vivir de los cartones o cierto tipo de materiales
como el vidrio, o como la chatarra. Así que nuestra economía ha dejado de ser
una economía no acumulativa y solidaria, para ser una economía de subsistencia
y muchas veces de miseria que solamente se mantiene por nuestra vivienda y por
el rastro que sostenemos. Pero vislumbro que Emaus Torrelavega, se vera abocado
a volver a su origen, a la calle a coger otra vez la carretilla, coger
cartones, o robar el papel de los contenedores. Y a este barbas, eso no le
importa volver a hacerlo.
¿Es comprensible tanto esfuerzo, sin un motor espiritual,
que creencia o que fe mueve a Tate?
Yo he “chupado” de muchas ideologías y de muchas
creencias, pero sobretodo de muchas gentes, al final, no es que yo me haya
hecho mi dios, mi política, pero si que yo me he construido, unas ideas, una
fe, que me sirve a mi para ser mas exigente conmigo mismo, pero que en los
momentos duros, me hacen interpretar la vida de otra manera. Y así me van las
cosas como me van, ya que este mundo no valen las ideas, si no el dinero y la
propiedad privada, pero bueno, ahí yo sigo convencido de lo que yo hago, a un
precio muy alto, pero merece la pena
¿Por lo que has vivido, donde esta el infierno?
El infierno está donde la gente sufre, yonquis que a lo
mejor no encontraron su dosis y morían en las calles, la gente que va de un
lado a otro porque no tiene vivienda, que pasa hambre, que muere de frío, en la
gente que sufre, pero yo también pienso que hay está el futuro, la utopía, los
traperos hemos sido capaces de descubrir que incluso en las basuras se puede
conseguir economía solidaria y con las basuras de la gente se pueden conseguir
sentimientos y ayudar a las personas a sacarlas adelante. Yo pienso que el
infierno está en el odio, en el poder, en las grandes empresas multinacionales,
en los políticos, en el dinero. Hay otros infiernos como son la madre que
pierde a su hijo, un atentado, en la gente que se encuentra triste, en ti o en
mi si algún día sufrimos por amor profundamente. Pero en definitiva el infierno
está en todos aquellos que someten a otras personas y a la naturaleza para su
propio objetivo, ahí esta el infierno, en todo lo demás como buen trapero que
soy, está el futuro, incluso en las basuras.
¿Quién es hoy en día más necesitado, los jóvenes de aquí,
o los inmigrantes?
Yo diría que los de aquí. Los inmigrantes jóvenes que
llegan aquí, llegan más fuertes, llegan aprendidos, llegan con capacidad de
riesgo, no tienen miedos y son capaces de lanzarse a precipicios. Los ideales
para triunfar en esta sociedad, son competitivos, tienen objetivos claros y lo
que también pasa es que nosotros muchas veces nos dormimos en los laureles.
Aunque hay casos de inmigrantes, muy dolorosos en Torrelavega, un menor que es
expulsado a su país, y en su país al volver a ver que encuentran, y también hay
inmigrantes que trabajan doce o catorce horas y que se emborrachan o se drogan,
para no pensar que están lejos de su país y de su familia. Los de aquí carecen
de esa fortaleza de espíritu, de esos valores, de esa convicción de lucha. Los
hemos hecho dormirse en los laureles.
¿Quién le preocupa mas los sin techo o los sin alma?
Los dos, pero por el sentido de la pregunta y después de
los años de experiencia siendo trapero, los sin alma. Un techo se puede
construir de hojalata, de cartón, de ladrillo, se puede pegar una patada a una
puerta y ser un ocupa, te puedes meter en una hipoteca, pero si no tienes alma,
no tienes sentimiento, no tienes sonrisa, no tienes vida, te mueres, lo que
pasa que mucha gente para poder tener alma necesita un techo, vivimos en una
sociedad que no tiene alma, estamos hipotecados por el dinero, por el poder,
por la competencia y a lo mejor nos falta alma, esa es una cosa que muchas
culturas nos van a poder enseñar, vivir con alma. Me pasa a mi, yo puedo vivir
en la calle pero si tengo sentimientos, creencias o convicciones, tengo algo,
sino tengo alma no tengo sentido, no tengo vida, no tengo pensamientos, yo
estoy muerto.
¿Por qué somos como los discípulos de Emaus, y no
reparamos en que gente como Tate, y gentes como las que tu ayudas, camina a
nuestro lado?
Muchas veces no reconocemos en los demás a nuestro
hermano, porque a veces estamos muy ocupados en mirarnos a nosotros mismos.
Esta que es una ciudad de ganaderos que hallaron aquí su fortuna y crecieron
desde una posición humilde. Por eso, muchas veces, Torrelavega no quiere ver la
pobreza de los demás porque les recuerda muchas veces a su pasado y no quieren
volver a su pasado de pobreza, porque tienen miedo de su inseguridad porque
mañana pueden volver a vivir en las calles y porque en el fondo es muy fácil
delegar en los demás y que sean los demás los que solucionen el problema de la
pobreza y yo a vivir mi forma de vida.
¿Cuáles son sus proyectos más inmediatos?
Seguir en traperos, y terminar siendo un hombre con
sabiduría que es muy difícil, y a nivel de traperos de Emaus, volver a vivir en
las calles de Torrelavega, y no como algo negativo sino como algo positivo, y
sobre todo pues intentar ser feliz. Y como trapero de Emaus lograr que nuestra
organización sea capaz de seguir siendo pobre y seguir denunciando las
injusticias y yo pienso que todavía tenemos futuro, porque hay muchas cosas que
hacer, otra cosa es que nos lo dejen hacer, porque concretamente a mi hay gente
que políticamente y socialmente “me tienen o nos tienen ganas”, porque no nos
callamos.
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