Pese a los
esfuerzos del ministerio de industria por argumentar lo contrario, todas las
asociaciones de consumidores y muchos especialistas coinciden, la tarifa eléctrica
ha subido esta legislatura. Pero no todos entienden esta subida puesto que lo
único que se limitan es a mirar sus facturas fiándose de lo que el personal de
la empresa eléctrica ha leído en sus contadores.
Pero, ¿cómo
se calcula el precio la luz y cómo pagan la luz los consumidores?
Hay dos
tipos de tarifas. La primera, de libre mercado, que el consumidor puede
negociar por su cuenta con la empresa comercializadora que más le convenga; la
segunda, la Tarifa
de Último Recurso (TUR), para aquellos con una potencia contratada igual o menor
a 10 kW. Esta segunda es la más utilizada y a ella están acogidos la mayoría de
los consumidores domésticos y pequeñas empresas.
A partir de
abril de 2013 la facturación pasó de mensual a bimestral, se basa en lecturas
reales, es decir, lo que realmente ponía
en los contadores de cada casa, y no en estimaciones de consumo, que se
utilizaban en 2008. Los consumidores que lo quieran aún pueden mantener el
sistema anterior, pero ese sistema ha traído muchos problemas porque no se
leían los contadores en muchos meses, se cobraba al usuario lo estimado y
cuando la empresa eléctrica hacía la lectura real, llegaba una factura
elevadísima para los usuarios, lo que ocasionaba quejas y disgustos.
La tarifa TUR
que fija el Gobierno y tiene tres
partes: 1) Peajes o tarifas, 2) Precio de la energía, 3 impuestos.
1) Peajes o tarifas de acceso: Son costes
fijos del sistema como el transporte o la distribución de la electricidad, lo
que cuesta llevar la luz a las casas.
2) Precio de la energía: Sale de una
subasta trimestral entre la empresas comercializadoras. El resultado supone
algo más del 50% de total de la
TUR. La Secretaría de Estado de la Energía determina las
cantidades de energía que se subastan y cuánto puede comprar cada
comercializadora. Si en la subasta sale un precio muy alto para la energía, el
Gobierno suele compensar la subida bajando el precio de los peajes o tarifas de
acceso, que suponen casi la otra mitad de la TUR. De esta forma congela la tarifa y el
consumidor no resulta afectado. Si la subasta de energía termina con una
bajada, el Gobierno tiene margen para subir los peajes, aunque intenta también
que no afecte al total.
3) Impuestos, que se cobran por usar las
redes de electricidad.
El problema
de este equilibrio entre los precios de la energía y los peajes del gobierno es
que si el Gobierno mantiene congelada la
tarifa bajando o manteniendo los peajes, se deja de ingresar dinero y se
incrementa el llamado déficit tarifario, que es el desajuste que se produce por
la diferencia entre los costes y los ingresos del sistema. Se genera así una
deuda de los consumidores con las eléctricas, ya que éstos pagan menos de lo
que cuesta producir energía.
Entonces el
Gobierno tiene que conseguir quitar este déficit, que en 2013 ha sido de 3.600
millones de euros y sale finalmente de los consumidores, por ello se producen
las subidas.
Lo hará un
2,3%. Por dos motivos, sube el peaje un 0,9%, coste que supone un 60% del
recibo y sube el coste de la energía un 1,4%. En definitiva, si hasta ahora el
consumidor pagaba 100 euros en su factura mensual, a partir de ahora pagará
102,3 euros.
Hemos hecho
una pequeña encuesta en la calle. A la pregunta si sabían que se ha
incrementado la factura de la luz, todos contestaron que “sí lo conocían”
Respecto a
qué opinaban del incremento a todos “les parecía mal” y lo manifestaron con
respuestas como: “Muy mal, pues hombre
según están las cosas, no estamos para subidas, hay mucha gente sin trabajo”;
“Pues me parece injusto”; “Es una
vergüenza, así, a secas, vergonzoso, una vergüenza”; “Está muy mal, es una cosa
que no se puede perdonar, ya tenía que estar solucionado esto”; “Es una pasada,
porque hay familias que no pueden pagarlo”
A cuatro de ellos sí les habían cambiado el
contador y lo que dijeron que habían notado con este
cambio fue: “En casa no tenemos contador, nos lo miran directamente desde las
oficinas, no notamos ninguna diferencia”; “No se para que me lo han cambiado,
no he notado ninguna diferencia”; “Esta igual, la diferencia se encuentra en
que el de antes era nuestro y ahora nos lo quitan y tenemos que pagar el
alquiler”; “No he notado la diferencia”.
Al
preguntar si entendían las facturas todos dijeron que “no” y lo hacían con
respuestas tan curiosas como: “No lo miro, como lo tengo que pagar
igualmente…”; “No, no son nada claras”; “No, vamos a ver como lo vamos a
entender si este mes pago por ejemplo 80€ y al mes siguiente 120€, como lo vas
a entender, sí te dicen: “no es que lo han subido”, pero claro sin embargo tu cuando quieres por ejemplo un aumento de
sueldo tienes que pedirlo y ya después se hace una reunión y se habla para ver
si eso es posible, pues no aquí no preguntan, hacen lo que les viene en gana”;
“No, lo ponen de tal forma de que las cosas que a ellos les interesa no se lean
claramente”; “No, las pago y punto pelota”.
Al
hablarles de qué les parecía que se hiciesen estimaciones y no lecturas reales
de consumo, todos estaban en “desacuerdo” :
“No hago caso lo pago igualmente”, “Es inaceptable, tienes que pagar por
lo que consumes no por lo que ellos crean”; “Solo las entienden los que las
hacen, supongo que las entiendan ellos, porque los demás no las entendemos”;
“Cada uno tiene que pagar por lo que consume en el momento en el que lo tiene
que pagar y no que se anden con esos rollos de primero te hago una factura con
lo que yo creo y después ya…”; “Está fatal, ponen lo que quieren y entonces
claro tu como usuario lo único que puedes hacer es decir amén”.
Ante estas
respuestas y la no solución a la subida de la factura, es mejor no agobiarse y
recomendar a todos seguir consejos para ahorrar luz en los hogares con
bombillas de bajo consumo o LED; prestar atención a los electrodomésticos
utilizando temperaturas adecuadas para el frigorífico y programas cortos en la
lavadora y, algo muy importante prescindir del modo “stand by”, con él dejamos
aparatos y electrodomésticos enchufados, pero no completamente apagados y se
provoca un despilfarro de energía.
Imagen
mifacturadelaluz.com
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