Las
Cruzadas fueron una sucesión de campañas militares, promulgadas por el papado,
que se emprendieron durante la
Edad Media desde el Occidente Cristiano contra los musulmanes
para recuperar la Tierra
Santa.
Las
Cruzadas comenzaron en el año 1095 y terminaron alrededor de 1270. Reciben este
nombre debido a la cruz hecha de tela y usada como insignia en la ropa exterior
de los que tomaron parte en estas iniciativas. Estas campañas militares están
caracterizadas por las indulgencias espirituales y los beneficios otorgados a
los combatientes.
En esta
época no había lugar más sagrado para los cristianos que Jerusalén, ya que fue
allí donde Jesús pasó gran parte de su vida y era cercano a Belén, donde nació.
Muchos la llamaban “Ciudad de Dios”. Por otra parte, fue también importante
para los musulmanes, ya que ahí se encontraba La Mezquita de la Roca , uno de los lugares más
sagrados de la religión islámica. Por lo tanto, los cristianos luchaban para
recuperar la Tierra Santa
mientras los musulmanes luchaban por mantenerla.
Fue un hito
en la mentalidad y las relaciones de los cristianos occidentales, cristianos
orientales y musulmanes. Fue el comienzo de la expansión de occidente que,
junto con la reconquista de la Península Ibérica , daría como resultado la
aventura de los descubrimientos geográficos y el imperialismo occidental.
Esta
Cruzada se divide en dos fases:
La primera
fue la Cruzada
Popular. La predicación de Urbano II puso en marcha a un gran
grupo de gente humilde, guiados por Pedro de Amiens, conocido como “el Ermitaño
“y algunos caballeros franceses. Este grupo formó la llamada Cruzada Popular.
De forma desorganizada se dirigieron hacia Oriente, provocando numerosas
muertes de judíos a su paso. En marzo del año 1096 los ejércitos del rey
Colomán de Hungría repelerían a los caballeros franceses de Valter Gauthier,
quienes entraron en territorio húngaro causando robos y matanzas en las
cercanías de la ciudad de Zimony. Más tarde, entraría el ejército de Pedro El
Ermitaño, quien sería escoltado por las fuerzas húngaras de Colomán. Sin
embargo, después de que los cruzados del Ermitaño atacasen a los soldados escoltas
y matasen a cerca de 4000 húngaros, los ejércitos del rey Colomán mantendrían
una actitud enemiga contra los cruzados que atravesaban el reino vía Bizancio.
A pesar del
caos surgido, Colomán permitió la entrada a los ejércitos cruzados, a quienes
finalmente también tuvo que enfrentarse y vencer, que al igual que los otros
grupos causaron un increíble número de asesinatos.
Después,
los húngaros detendrían a las fuerzas del conde Emiko. Colomán inmediatamente
prohibió la estancia en Hungría de Emiko y se vio obligado a enfrentarse al
asedio del conde germánico a la ciudad de Moson, lugar en el que se hallaba el
rey húngaro. Las fuerzas de Colomán defendieron
la ciudad y, rompiendo el sitio, lograron dispersar las fuerzas cruzadas
del sitiador.
No mucho más
tarde, el rey húngaro obligó a Godofredo de Bouillón a firmar un tratado, en el
que los cruzados se comprometían a pasar
por el territorio húngaro de manera pacífica. Después de esto, las fuerzas
seguirían fuera del territorio húngaro escoltadas por las tropas de Colomán y
se dirigirían hacia Constantinopla. A su llegada a Bizancio, el Basileus se dio
prisa para enviarlos al otro lado del Bósforo. Despreocupadamente se asentaron
en territorio turco, donde fueron aniquilados con facilidad.
La segunda
fue la Cruzada
de los Príncipes. Esta Cruzada fue mucho más organizada, se componía de
caballeros feudales y fue dirigida por segundones de la nobleza, como Godofredo
de Bouillón, Raimundo de Tolosa y Bohemundo de Tarento.
Los cuatro
ejércitos principales cruzados dejaron Europa en el año 1906.
Durante su
etapa en Constantinopla, juraron devolver al Imperio Bizantino los territorios
que habían perdido frente a los turcos.
Desde
Bizancio se dirigieron a Siria, pasando por Selyúcida, donde consiguieron
numerosas y sorprendentes victorias. Ya en Siria y tras un asedio de siete
meses, conquistaron Antioquía, y en lugar de devolverla al Imperio Bizantino
crearon el Principado de Antioquía.
Desde ahí
pusieron camino hacia Jerusalén, conquistando plazas por el camino y esquivando
otras. En junio de 1099, se asentaron en la capital, que el 15 de julio de
1099, fue conquistada por los cruzados. Esta conquista fue una completa
masacre, no respetaron ni a niños ni a mujeres, ni a judíos ni a musulmanes.
Con la
conquista de Jerusalén se dio por terminada la Primera Cruzada ,
la única con éxito y muchos cruzados volvieron a sus respectivos países,
mientras el resto se quedó para consolidar la posesión de los territorios
conquistados.
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