"Muchos
de mis sueños, los he conseguido" afirma Fernando Francés, director del
Centro de Arte Contemporáneo de Málaga, torrelaveguense del año, con quien
hablamos de los sueños, del trabajo, del sacrificio y de su gran pasión, el
arte.
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¿Quién es
Fernando Francés?
Fernando
Francés es un proceso. Creo que una de las cosas más importantes en esta vida,
al margen de las cosas que podáis conseguir en el ámbito profesional, el de los
estudios, etc., es acabar de encontraros a vosotros mismos. Llega un momento en
el que, con los años, valoras relativamente poco los éxitos profesionales, la
cuenta de resultados de tus compañías, o la imagen pública que puedas llegar a
tener. Lo verdaderamente importante es que tú reconozcas como una buena
persona, y que así te reconozcan tus amigos. Ese es el personaje que soy.
¿Cómo ha
llegado un chico torrelaveguense a dirigir uno de los museos más importantes de
España? ¿De dónde viene su pasión?
La pasión
es como una inyección de adrenalina. Tú puedes vivir tu vida, sin pasión, y que
sea merecidamente cómoda, y puedes vivir con pasión, y tener una vida muy
incómoda pero muy enriquecedora. Yo opté por esto último, y es mucho más
complicado, porque las cosas también te duelen más. Sin embargo, se generó un
hándicap, y es que llegó un momento en el cual me acostumbré a que todo lo que
yo quería se cumplía. Y eso no me hizo tener familiaridad con la derrota, que
es muy importante para la superación.
La lección
es que siempre debes ganar en aquellas cosas que tienes que ganar, no todas,
porque es imposible. Y que todas aquellas que no ganas, tienen que servirte de
lección para que la siguiente sí puedas conseguirla. Si tú no crees en tus
ideas, difícilmente va a creer nadie en ellas. Eso sí que es una decisión
personal, y esa parte emocional, la que no se enseña en los colegios ni en las
universidades, que se ha obviado, me parece lo más importante para lograr el
éxito profesional. Creo que falta una educación emocional en la cultura occidental,
no sólo en España. No nos enseñan a superar problemas, a enfrentarnos a las
relaciones sociales, a darnos valores de confianza y autoestima.
¿Cómo se
siente al ver que su ciudad natal reconoce su esfuerzo y le otorga el premio al
torrelaveguense del año?
Esto
siempre es gratificante. A lo largo de mi carrera he recibido muchos premios
relativamente importantes, pero que te reconozcan algo los tuyos, pues tiene un
matiz emocional más especial. Yo llegué a Málaga hace trece años, y al segundo
año de estar en Málaga me nombraron Malagueño del Año. Y al quinto año, me
volvieron a conceder el premio. Ahí ya me emocioné, pero me dijeron “Eh, que
otra persona también ha sido Malagueño del Año dos veces” “¿Quién?” “Antonio
Banderas”
Esto es
sólo una anécdota divertida, pero siempre se dice que es difícil ser profeta en
tu tierra. Como decía estoy muy satisfecho, y creo que en parte se debe a que,
como dije antes, valoro mucho más la parte emocional que la profesional.
En una
sociedad de la información como la actual, llena de imágenes al alcance de
cualquiera, ¿cuál es la función de los museos? ¿En qué difiere con la del
pasado?
Por
definición, el arte es aquello que quien lo crea decide que es arte. Entonces,
si partimos del hecho de que yo soy artista porque decido que aquello que hago
es arte, que no se debe a un juicio crítico, sino a una decisión personal; ya
habremos cambiado una perspectiva del arte muy importante. Y entonces también
tienen que cambiar las estructuras del arte.
Nuestro
centro, por ejemplo, tiene casi medio millón de visitantes al año. Y de esos
500.000, unos 100.000 han participado en actividades culturales y pedagógicas
en el propio centro. Entonces deduces que estos señores no han venido a ver
exposiciones, estos han venido a aprender sobre arte. Por ello un museo del
siglo XXI se diferencia de nuestro concepto de museo histórico en que es un
laboratorio de ideas, es un lugar donde se va a experimentar cosas desde un
punto de vista creativo... Pero también es una escuela. Y yo diría que también
tiene que ser un foro de discusión, porque si el arte no sirve para ser más
libres, para crear una sociedad más justa, perderá parte de su valor. Y además
también diría que el museo tiene que ser una herramienta de lucha, un instrumento de cambio social.
Esa faceta
activista que tiene que tener un museo nosotros la llevamos a cabo en el CAC.
El museo debe ser algo divertido, un instrumento de reflexión. De lo contrario,
se convertirá en un cementerio. El CAC ha cambiado su barrio, ha acabado con la
prostitución y las drogas. El arte ha transformado Málaga, le ha dado un punto
de frescura. Ahora vienen los turistas donde antes los malagueños no se
atrevían a entrar. Esa es una función esencial.
En el caso
específico de Málaga, ¿opina que el excesivo número de museos que están siendo
construidos está provocando una especie de burbuja? ¿Son realmente necesarios
tantos?
Yo no creo
que haya muchos museos, lo que hay son muchos museos muertos. Pero es un
problema de la sociedad. Sociedades más avanzadas que la española como la
danesa o la sueca te encuentras en poblaciones igual de grandes que Torrelavega
con museos realmente increíbles, que cuando tu entras ves a gente realizando
cosas, ves a escolares haciendo talleres, a un grupo de personas de la tercera
edad que les han llevado en una visita turística, en definitiva, ves que están vivos.
La
situación económica actual hace que los pequeños artistas pasen por un momento
muy duro, mientras que los de gran fama se benefician del aumento del poder
adquisitivo de las clases altas. ¿Qué opina al respecto?
Hay que
tener en cuenta varias circunstancias concretas de España. Aquí no ha habido
una política cultural apropiada. Desde que hace 30 años se empezó a celebrar la Feria Cultural de
Madrid, se invitó a las instituciones a que fueran las que comprasen las obras
de arte. Pero el mercado del arte tienen que sostenerlo los fondos privados, no
las instituciones. Y ese tejido privado no se ha construido en nuestro país. Yo
pienso que hemos estado muy acostumbrados en España a vivir de España. Los
artistas alemanes, por ejemplo, viven en un 20% del mercado alemán, y se mueven
más, buscan galerías en el extranjero, viajan a Estados Unidos a hablar con un
galerista de Austin… No podemos olvidar que el arte es una industria, y como
tal, requiere una conversión si no es efectiva. Tenemos que ser competitivos en
el tema del arte, y para ello tenemos que tener un mercado global y no uno
exclusivamente local.
¿Por qué se
castiga tanto a las actividades culturales con el IVA, mientras que al mismo
tiempo a la inversión en arte se le somete a un impuesto menor? ¿Hay otra forma
de hacer las cosas?
Los que nos
dedicamos a la producción de contenidos siempre hemos pagado ese IVA. Yo más
bien diría que los del cine han pagado poco, porque hasta hace poco ellos
tenían un lobby de presión importante hacia el Gobierno.
Lo que yo
pienso es que en un momento como este, difícil, de una coyuntura bestial, todos
tenemos que arrimar el hombro para salir adelante. Si una parte de la cultura
está pagando menos, pues habrá que recortar y los que de verdad valen seguirán
adelante, mientras muchos otros tendrán que cerrar, como pasa con una cadena de
supermercados.
En el
sector del arte, sin embargo, hemos experimentado un rebote. Yo este año he
facturado más que el año pasado, y el año pasado más que el anterior. Y esto se
debe a que estábamos mejor preparados, porque aunque pagábamos el máximo de
IVA, teníamos empresas mucho más competitivas. Claro, si tú tienes una subvención
de antemano, y ya ganas dinero sin tener siquiera que montar la película, ¿para
qué molestarte entonces en estrenarla? Es como mantener un perro. A mí me
parece absurdo, en cualquier circunstancia.
¿Cree que
la crítica condiciona demasiado qué artistas triunfan? ¿Limita el desarrollo de
los menos conocidos, y por consiguiente, del arte en general?
No creo. La
crítica ha ido perdiendo poder paulatinamente como agente del arte. Yo creo que
en este momento por ejemplo sectores como los directores de museos, o los
grandes coleccionistas tienen mucha mas influencia que la critica. Un buen
coleccionista compra 20 obras de un artista desconocido, y al año siguiente ese
artista ya no es desconocido. A un artista desconocido un buen crítico le hace
una crónica y la gente que lo lea dirá “la próxima vez que haga una exposición
voy a verla”. Pero al final es más importante que el coleccionista te compre la
obra, que el mejor periodista del país te haga una buena crítica.
Muchas
veces, la gente tiene una visión del arte contemporáneo como algo ajeno e
incomprensible, lo que puede conllevar un desinterés generalizado. ¿Cómo se
podría cambiar esta situación?
Con la
educación. Por definición, el arte contemporáneo es más fácil de entender que
el histórico. Es el arte que habla de los problemas de nuestro mundo, de la
sensibilidad de tu mundo, de la estética de tu mundo. Habla de las mismas cosas
que ves cada día en el telediario de tu casa.
Hombre, a
mí me cuesta mucho más entender a un artista barroco, que tenía una censura que
le implicaba una serie de problemas, que dependía de un mecenas que si no
planteaba una obra como el quería podía no cobrar la obra… Sin embargo, el arte
contemporáneo esta reflexionando sobre lo mismo que pensamos los demás. ¿De una
forma más creativa? Puede que si, pero los temas son los mismos.
Por último,
queríamos conocer su opinión acerca del ínfimo valor que se da al arte dentro
de nuestro sistema educativo, lo que acaba dando lugar a unas generaciones,
tanto presentes como venideras, que no aprecian el valor del arte. ¿Cómo se
podría inculcar el interés necesario para preservar algo tan importante?
El pensar
que el arte es una distracción en las aulas es un gran error. Para mí la
cultura es un derecho ciudadano, y por lo tanto no es un derecho de consumo
ciudadano, sino un derecho educativo de los ciudadanos. Y no es un asunto solo
de las bellas artes, sino de las artes en general. Creo que si se utilizaran en
la educación como una herramienta tendríamos personas más creativas. ¿Y la
creatividad como se consigue? Estimulándola. Y por todo ello me parece un
disparate en general que las artes se saquen de los procesos educativos.
¿Cuáles son
tus sueños?
Yo tengo la
suerte de poder decir que muchos de mis sueños, cosas que me parecían
imposibles, los he conseguido. Pero es cierto que cada cosa que consigues es un
sueño.
¿Qué cuál
es mi siguiente sueño? . Probablemente no sea de carácter profesional. Cada día
valoro más el tiempo con los míos, el ayudar a mi hijo en su carrera
profesional, el poder enseñar algunas de las pocas cosas que he aprendido en mi
vida. He tenido muchos encuentros con estudiantes de derecho, de empresariales,
de bellas artes... Creo que tengo la obligación moral de transmitir las cosas
que he aprendido. Es como una deuda que tengo con la sociedad. La sociedad se
ha portado muy bien conmigo, y yo tengo que devolvérselo. Pero no tengo grandes
sueños en lo profesional. Sé que esto sonará a cliché total de modelo
americana, pero si me preguntaran cual es mi mayor sueño ahora mismo, pues
diría que ser mejor persona.
Rubén Ceballos, Candela Marcos, Lucia Ruiz Vila
Estudiantes
de bachillerato, Colegio La Paz ,
Torrelavega (Cantabria)
Imagen
Ángel Alonso, Rocío García, eolapaz/enredados
EPE15/Enredados
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