El cambio de vehículos de combustibles fósiles a coches eléctricos ha marcado una nueva etapa en la industria del automovilismo, provocada por la necesidad de reducir las emisiones de dióxido de carbono a la atmosfera y así combatir al cambio climático. este es el motivo por el cual la competencia entre la Unión europea y china ha crecido tanto en tan poco tiempo, convirtiéndose en una guerra por lograr ser el mejor en el mercado de los coches eléctricos.
La Unión Europea está centrada en fomentar
este cambio creando regulaciones y políticas con la intención de conseguir que
los transportes sean más sostenibles. La UE se ha comprometido a reducir un 55%
las emisiones de gases de efecto invernadero para 2030 y así cumplir el
objetivo de alcanzar la neutralidad climática para el año 2050. La UE ha
invertido mucho en investigar y desarrollar tecnologías limpias para poder
cumplir estos objetivos. Favoreciendo a los fabricantes locales, busca
posicionarse líder global en el sector de los vehículos eléctricos.
Producir coches eléctricos se ha convertido
en una de las prioridades de China. Gracias a la gran cantidad de fabricantes
han aumentado la producción en muy poco tiempo, impulsados por políticas que
favorecen la innovación y el cambio a este tipo de tecnologías. Desde 2015
China es el mercado más importante de vehículos eléctricos del mundo. Algunas
empresas como BYD y NIO han conseguido más reconocimiento internacional,
llegando a desafiar a marcas tradicionales europeas y estadounidenses en
aspectos como la tecnología y el diseño.
La competencia no solo es en la producción,
sino que también en la investigación y el desarrollo de baterías, un componente
imprescindible para poder fabricar coches eléctricos. China es el líder en la suministración
de materiales para baterías, cómo el cobalto y el litio. La UE no ha tardado
nada en reaccionar a esta dependencia, creando iniciativas para desarrollar una
industria de baterías autosuficiente.
El choque entre estas dos potencias ha
provocado tensiones comerciales. La UE ha contado sus preocupaciones sobre el
comercio chino, acusando a los fabricantes de sacar beneficios de subsidios
estatales que distorsionan la competencia. Para poder competir contra esto, la
UE ha puesto aranceles y medidas antidumping para proteger a sus fabricantes.
En esta situación se puede ver la gran preocupación
que hay sobre la igualdad en el comercio global y el impacto que tienen las
políticas estatales en la competencia.
A
medida que la guerra por los coches eléctricos va creciendo, las implicaciones
son mayores. La competencia entre la UE y China en el futuro no solo afectara a
este tipo de mercado, sino que también afectara a la lucha contra el cambio
climático. Ser el líder del sector puede ser muy relevante, ya que puede
determinar quién puede cumplir sus objetivos de sostenibilidad y quien no, y a
su vez, en que posición están en el ranking mundial.
En
resumen, el conflicto por los coches eléctricos entre la UE y China es una
guerra muy importante en lo relacionado con la movilidad sostenible. La UE
quiere conseguir aumentar su independencia tecnológica en un futuro, mientras
que China es el líder en la producción y el uso de coches eléctricos. El sector
automovilístico no es lo único a lo que afectara, sino que también afectara a
la lucha contra el cambio climático y a las relaciones comerciales. la forma en
que se solucione definirá el porvenir de la movilidad mundial y la función de
cada región en el cambio hacia un modelo más sustentable.
BIBLIOGRAFIA
La UE impone aranceles a los coches eléctricos
chinos en respuesta a la competencia desleal La Vanguardia, Beatriz Navarro
Vehículos eléctricos: ¿sigue Europa a la cabeza?
| Coface Coface
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Queremos saber tu opinión. Se respetuoso y enriquece a la comunidad