En el mundo vivimos millones de niños que llevamos vidas completamente distintas entre sí. Hablamos idiomas diferentes, tenemos un aspecto diferente y cada día hacemos frente a una serie de tareas también diferentes. No obstante, aunque vivamos a miles de kilómetros de distancia compartimos en cierto modo unas mismas necesidades e ilusiones.
Es por ello por lo que la inmensa mayoría de los países del
mundo han aprobado los Derechos del Niño que garantizan los derechos esenciales
para todos y cada uno de los niños del planeta. Según estos, todos (niños y
niñas por igual) tenemos derecho a una EDUCACIÓN, atención médica, comida,
refugio, juegos y protección, entre otras muchas cosas más.
Es importante ir a la escuela porque aprendes a leer, a
escribir y a calcular. Además, te ayuda a desarrollar tu personalidad, tus
capacidades y tus aptitudes. Y, no menos importante, te enseña tus derechos y
tus deberes, y te ayuda a aprender a respetar a los demás, así como a vivir con
los que te rodean.
Necesitamos una educación porque si no sabes leer, escribir
o realizar las operaciones matemáticas básicas, es muy difícil que encuentres
un buen trabajo, y mucha gente se aprovechará de ti. Si no se va a la escuela,
es muy difícil escapar de la pobreza. Los niños que van a la escuela encuentran
mejores trabajos una vez ya mayores, viven más y están más sanos.
La escuela significa algo más, es también un lugar donde se
aprenden conceptos como el respeto la amistad, así como los derechos de cada
uno. Es, asimismo, un sitio donde se aprende a llevar una vida sana y a
prevenir las enfermedades
Sabiendo todo esto ¿te imaginas no tener que ir nunca más a
la escuela? Millones de niños en todo el mundo no podrán ir nunca, y más de la
mitad de ellos son niñas.
Además, la injusticia es sexista. En el mundo, una niña de
cada cuatro en edad de estudiar no va a la escuela, en el África subsahariana,
cerca del 40% no reciben educación alguna.
En algunos lugares se cree que estas no necesitan recibir
educación y se quedan en casa para ayudar en las labores domésticas o bien para
trabajar en el campo o la granja familiar. Las familias que no pueden
permitirse escolarizar a todos sus hijos suelen dar preferencia a los varones.
Además, se da por supuesto que la clave para mejorar la
calidad de vida es educar a las niñas y a las mujeres.
Una de cada siete personas en el mundo es incapaz de leer o
escribir esta frase.
La educación no está al alcance de todo el mundo, algunos
niños viven en lugares donde no hay escuelas o bien no se dispone de
suficientes profesores cualificados. A veces, sí hay escuelas, pero no son
adecuadas para niños con discapacidades o ciertas necesidades especiales.
Algunos trabajan para ayudar a sus familias. Muchas veces
los padres tan sólo pueden permitirse escolarizar a parte de sus hijos ya que
necesitan que el resto trabaje para traer dinero a casa. Por ello, en una misma
familia algunos niños van a la escuela mientras otros trabajan.
Muchas familias no pueden pagar una escuela. No todos los
países disponen de escolarización gratuita. Pero aun cuando la educación es
gratuita, muchos padres no pueden permitirse el coste de los libros, los
uniformes escolares o el resto del material.
Algunos niños no tienen una familia que les ayude. Los niños
que se han escapado de casa o que son huérfanos suelen acabar durmiendo en la
calle. Apenas tienen para sobrevivir, y muy pocos de ellos logran acceder a la
escuela.
Y por si los problemas fueran pocos, la crisis también
afecta a la educación en los países en desarrollo, millones de niños corren el
riesgo de quedarse sin educación a causa de la disminución de las ayudas por la
crisis económica, que ha frenado el avance logrado en la escolarización
primaria en los últimos años. Esto pone en duda que el mundo alcance en 2015 el
objetivo de garantizar la escolarización primaria universal afirma un informe
de la UNESCO.
La educación es la clave que garantiza un futuro mejor,
aunque hay millones de niños en todo el mundo que no tienen la oportunidad de
ir a la escuela. Los gobiernos, las organizaciones no gubernamentales (ONG),
los padres y los mismos niños buscan el modo de que todos los niños puedan
recibir las enseñanzas básicas que les permitan mejorar sus vidas.
Algunos disfrutamos de una vida privilegiada, mientras que
otros carecen de los derechos más elementales.
Todos los niños merecemos que se nos proteja y se nos ayude
mientras estamos creciendo y haciéndonos mayores. Todos deberíamos disponer de
las condiciones necesarias para vivir felices y sanos, y llevar una vida acorde
a nuestra edad.
Somos el presente, y, sin duda el futuro está en nuestras
manos.
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