Si analizamos las edades a las que los políticos más recientes ha llegado a altas responsabilidades nos encontramos a Pedro Sánchez con 53, Feijoo con 63 o Yolanda Diaz con 53. Resulta cuanto menos impactante, que, en nuestra sociedad de hoy en día, donde miles de personas acampan en las calles reclamando una democracia más justa y más renovada, la clase política esté formada al completo por personas, indudablemente, con veteranía.
Lo que nadie sabe es, si por las circunstancias en las que
nos encontramos, o porque no se fían dentro de los partidos de las nuevas
incorporaciones, se ha establecido en todos los partidos un pacto no escrito,
de que los candidatos, en lugar de nuevas ideas renovadas, como aportan los
jóvenes, reúnan una serie de características tales como veteranía y experiencia
en el gobierno.
La cuestión de fondo sigue siendo ¿por qué? Eso costará
saberlo, pero lo que más importa, es que haya una renovación, sobre todo
interna en los partidos, y que personas más jóvenes vayan adquiriendo cargos
más importantes dentro. Pero mientras los veteranos no se den por satisfechos
dentro de la política, y se puedan retirar con la máxima jubilación posible,
seguirán acaparando toda la atención, y mantendrán cierta rigidez democrática
en nuestra sociedad, salvo que salga un grupo político desde el movimiento 15-M
y vaya cambiando los puntos flacos de nuestro sistema.
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