Desde hace varios años asistimos a un constante goteo de pateras en nuestras costas, sobre todo esta tragedia es más palpable en la costa sur peninsular y Canarias. Aprovechando el buen tiempo Magrebíes y Subsaharianos intentan acceder al “sueño europeo” buscando un descuido de la vigilancia costera.
Las historias de estos emigrantes son espeluznantes. Antes
de salir de su país han pagado mucho dinero para tener plaza en la patera,
generalmente un bote inestable, saturado de gente, medio hundido por el peso y
en manos de un patrón que si la cosa se pone fea abandona la embarcación.
Muchas personas pierden la vida en el viaje, no se puede
saber cuántas están enterradas entre África y su destino. De ellos no se sabe,
ni sus edades, ni su procedencia, ni su nombre. Sus familias con la esperanza
de pensar que igual están en algún lugar mejor del que partieron. Algunos
cadáveres consiguen alcanzar tierra para ser sepultados con un número como
única identificación.
Cruz Roja y Media Luna calculan que el número de
desaparecidos oscila entre 2.000 y 3.000 en el período de 5 meses.
La mayoría de los inmigrantes que llegan a través del
Estrecho son marroquíes y estos pueden ser expulsados de inmediato, porque
Marruecos tienes un convenio que hace posible su repatriación sin más papeleos.
Para el resto el primer paso son los centros de acogida donde reciben una ayuda
básica. Las personas indocumentadas son dirigidas a los centros de
internamiento y en las primeras 72 horas un juez tiene que dictar la expulsión;
en estos centros pueden permanecer un máximo de 60 días y si no son identificados
por su embajada, por otro país o no se ha gestionado su billete de vuelta son
enviados a alguna ciudad de la península y allí los dejan en la calle con una
botella de agua y un bocadillo. Y aquí empieza otra odisea para ellos, otro
viaje igual de duro que su travesía en el océano. Deben de trabajar para
demostrar a extranjería que tienen ingresos. El trabajo esta sin contrato, sin
seguridad social, sin cotizar para el paro, sin poder acogerse a una baja
laboral, ni si quiera pueden denunciar a las empresas que se nieguen a pagarles
una vez han finalizado su mes de trabajo. Y cuando no tienes papeles, es
complicado que te alquilen una casa. Por otro lado, en algún informe se ha
visto que los inmigrantes que van a ser repatriados son engañados al montar al
avión. Se les cuenta que los llevan a una ciudad de la península y luego los
entregan a las autoridades africanas sin asegurar su integridad física; incluso
ha habido algún caso en el cual se los abandona en el desierto.
Una vez pasados los 40 días de internamiento, si los
inmigrantes no pueden ser repatriados a sus países de origen o a terceros que
los acepten, son enviados a alguna ciudad de la península y allí los dejan en
la calle con una botella de agua y un bocadillo. Y aquí empieza otra odisea
para ellos, otro viaje igual de duro que su travesía en el océano. Deben de
trabajar para demostrar a extranjería que tienen ingresos. El trabajo esta sin
contrato, sin seguridad social, sin cotizar para el paro, sin poder acogerse a
una baja laboral, sin si quiera poder denunciar a las empresas que se nieguen a
pagarles una vez han finalizado su mes de trabajo. Y cuando no tienes papeles,
es complicado que te alquilen una casa. Existen Comunidades Autónomas que
facilitan la tarjeta sanitaria independientemente de los papeles.
España y Europa tienen una necesidad de incrementar la
población activa. Se prevé un posible desplome del sistema de pensiones ante el
envejecimiento de la población. Sin embargo, las políticas migratorias se
centran en el control y la represión.
Desde enero de 2003, buques de España, Francia, Reino Unido,
Portugal e Italia vigilan el Mediterráneo para controlar la llegada ilegal de
pateras, lo que en muchas ocasiones provoca que estas deban de esquivar los
controles y dadas sus precarias condiciones se convierten en sitios mucho más
peligrosos haciendo que las travesías sean más largas e incluso que estas
pateras nunca lleguen a su destino. En junio de 2003, los 15 aprobaron un nuevo
paquete de medidas para reforzar el control de las fronteras, y recientemente
España cambio la ley de extranjería.
Imagen John Moore
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