El 4 de
febrero de 1997, el ingeniero de caminos, José Ignacio Pardo de Santayana y su
mujer adquirieron el Zoológico de Santillana del Mar. Desde pequeño, José
Ignacio tuvo claro que quería estudiar biológicas o veterinaria, pero la falta
de posibilidades laborales que existían en España en esa época, hicieron que el
dueño del zoológico siguiera los consejos de su padre y estudiara ingeniería.
Pasaron los años hasta que se le presentó la posibilidad de adquirir el zoo,
“me pongo un tope, y si llego en un año a 60000 visitantes dejo la escuela de
caminos” así fue y tras abandonar la escuela de caminos empezó con el proyecto
de lo que ahora es un gran zoo.
¿Quién es
José Ignacio Pardo de Santayana?
Soy un tío
raro básicamente, por lo menos distinto de la concepción que tiene la gente
sobre un director de zoo, hago cosas diferentes. Siempre he hecho lo que he
querido, y eso es algo que no todo el mundo puede hacer, aunque cuando estudie
Ingeniería de caminos me sentí obligado a hacerlo. Sufrí mucho, pero no me
quedó más remedio.
¿Qué hechos
le llevaron a crear un zoo, con el gasto que esto suponía?
Me gustaban
los animales y mi padre me dio todas las facilidades para tenerlos. Crear
el zoo ha supuesto
unos gastos muy grandes pero no me arrepiento de la inversión que tuve que
realizar en su día, para nada.
Cuando
tienes un hobby que te apasiona tanto como para llevarlo a otro ámbito, como
puede ser el laboral, solo necesitas que alguien te lo financie. Trabajar en
algo que te gusta es fácil, el problema viene si no tienes medios económicos.
¿Tiene
pensamientos de ampliar el zoo? ¿Alguna vez se ha sentido cansado y se ha
planteado dejar el zoo o, por el contrario, ha querido ampliarlo?
No, están los
tiempos para ampliaciones, aunque en el pasado sí me lo planteé, pero se creó
otro zoo en Cantabria. La competencia nunca es buena y cuando abrieron
Cabárceno, el número de visitantes descendió abruptamente. No fueron momentos
buenos, me sentía frustrado, y se me pasó por la cabeza cambiar el zoo de
localización, pero pensamientos de cerrar nunca, y, como dice el refrán: “no
hay mal que cien años dure, ni cuerpo que los resista”.
¿Quién se
ocupará del zoo en un futuro?
En ese
aspecto no tengo problemas, pues tengo varias personas en mi familia que
podrían ocuparse. Tengo una sobrina bióloga, que tiene dos hijas que podrían
ocuparse del futuro del zoo. Además, su marido
es veterinario. Mi hermana, mi mujer y su prima trabajan en
el zoo, así
que ellas también podrían quedarse su cargo.
Pardo de
Santayana con su colección de mariposas en el zoo de Santillana (Foto
M.Ingelmo)
¿Con
cuántas especies en peligro de extinción cuenta? ¿Cuál es la que más le atrae a
usted?
Hay muchos
animales que están en peligro de extinción. Participamos en programas
internacionales de conservación de 36 o 37 especies, como pueden ser todas las especies de los monos, los caballos
de Prevalski, los bisontes, los linces, los leopardos de las nieves…
La que más
me gusta a mí son los orangutanes de Sumatra. Son los únicos de Sumatra que han
nacido en España y todos los que hay en España han nacido aquí, en Santillana.
En poco tiempo esperamos la tercera generación. Nació la primera María, después
Juliana y Victoria, y cuando ellas tengan 9 y 10 años, es decir, en tres
años, tendrán la tercera generación de
orangutanes de Sumatra. El número de orangutanes aumenta muy despacio, ya que
la hembra solo tiene un hijo cada siete u ocho años. Las madres son solteras,
por lo que cuando están criando un hijo se dedican a ello por completo.
¿Cómo se le
ocurrió formar una familia de orangutanes de Sumatra?
Fue una
casualidad, más bien un milagro. Nosotros nos apuntamos a un programa de cría
del orangután en unas reuniones internacionales que hubo en Jersey. Nos dijeron
que como había tan pocos, nos les darían en el año 2014-2015 y en ese momento
era 1994.
Pero cuatro
meses después de aquella
reunión, nos llamaron y nos dijeron que había un zoo en Inglaterra que tenía
una pareja de orangutanes. La pareja era ya vieja, pero nos la daban para
aprender el cuidado de los orangutanes. A partir de ahí, fuimos adentrándonos
en el mundo de los orangutanes y hasta el día de hoy.
¿Le
gustaría que en un futuro alguien se ocupe de los animales como lo hace usted?
Sí, aunque
ahora es una tendencia general eso de la protección de animales.
Hace unos
años, por ejemplo, si matabas un águila te daban dinero. Nadie protegía
especies o pensaba sobre la extinción de ciertos animales. En cambio, en estos
tiempos, si matas algún animal te puedes esperar lo peor.
Patricia
del Val, Marta Ingelmo, Ana Causo
Estudiantes
de bachillerato, Colegio la Paz,
Torrelavega (Cantabria)