domingo, 15 de agosto de 2010

El feminismo a debate

El feminismo es un término que define la doctrina y movimiento social que defiende a la mujer y la reconoce capacidades y derechos antes sólo reservados a los hombres. No defiende la superioridad de la mujer frente al hombre, sino su igualdad.


La historia y la tradición ha considerado a la mujer como un ser en desventaja respecto al hombre, en la inmensa mayoría de las culturas conocidas.


Uno de los escasos trabajos sobre la mujer que se puede calificar como feminista, es anterior al siglo XIX. Fue obra de Mary Wollstonecraft, quien lo llamó ‘Vindicación de los derechos de la mujer’ y en él presentaba de un modo metafórico a la mujer como un ser noble, que se encontraba en la élite social, consentida, débil y perezosa al usar el intelecto y la moral. Wollstonecraft a través de esta definición de apariencia machista, culpaba a ambos sexos de la situación, y también afirmaba que la mujer contaba con un gran poder sobre el hombre.


Años más tarde, en 1791, Olympe de Gouges redactó la ‘Declaración de los Derechos de la Mujer y la Ciudadana’ como respuesta a los ‘Derechos del Hombre y el Ciudadano’ redactados después de la Revolución Francesa. Pero es a finales del siglo XVIII o principios del XIX cuando las mujeres occidentales comenzaron a tomar conciencia de la opresión a la que les sometía la sociedad machista.


La primera organización reivindicativa, tiene su origen en la primera convención por la lucha de los derechos de la mujer en el año 1848, celebrada en Nueva York. Se inicia así, un nuevo movimiento social y, posteriormente, político.


En el siglo XX las mujeres todavía siguieron sufriendo la misma falta de consideración social; es decir, su papel se ceñía, en general, a estar subordinada al padre o al esposo; a ser madre y cuidadora del hogar; carecía de vida pública; de actividad productiva y escasa participación cultural.



Este movimiento fue creciendo y tomando distintas perspectivas de la discriminación de la mujer. A los primero militantes se les denominó ‘Primera Ola’ y, más tarde, en los años ’60, ‘la Segunda Ola’.


A lo largo de la evolución y desarrollo del movimiento feminista, tal y como lo conocemos desde los años ’70, el concepto de feminismo se ha vuelto confuso, y ha originado distintas interpretaciones. En principio, supuso un movimiento de denuncia y, poco a poco, se fue acercando hacia el mundo de la política, apoyándose en la máxima de Martín Luther King ‘Una amenaza a la justicia en cualquier lugar es una amenaza a la justicia en todo lugar’. De este modo, el mundo feminista fue acercándose a otros movimientos civiles, pacifistas y homosexuales, pero algunas feministas negras, como Angela Davis, se quejan de que el feminismo está dominado por mujeres blancas.


Queda patente, el desacuerdo que existe entre los distintos grupos que se han ido formando, desde el momento en el que se han tratado de encontrar las causas que han llevado a la mujer a una situación de discriminación. Están aquellos que la consideran algo relacionado con la naturaleza femenina o masculina en esencia; otros dicen que las causas se iniciaron en el principio de los tiempos; o los que se lo achacan a la evolución psicológica del ser humano. Por añadidura, también debemos tener en cuenta las diferencias económicas, religiosas, hábitos y privilegios que se han concedido a los hombres en detrimento de las mujeres.


Estas posturas, se toman en un mundo hostil para el movimiento, pues está rodeado de normas heterosexuales jamás cuestionadas, que establecen los límites entre hombres y mujeres muy claramente.


Lo que a algunos feminismos radicales les preocupa, es el movimiento transexual, pues no distingue con claridad entre el hombre y la mujer. Consideran que el sentirse hombre o mujer es un atavismo socio-cultural que no tiene sentido y colabora con el sexismo. Otros, lo apoyan abiertamente.


Por otro lado, estos movimientos feministas gozan de fuertes relaciones con corrientes socialistas o anticapitalistas, lo que contribuye a la idea generalizada de que la ‘liberación femenina’ debe correr pareja a la liberación social en general. Se trata de encontrar un modelo de mujer que cuente con todos los derechos de los que disfrutan los hombres, pero sin olvidar que ambos se deben caracterizar como seres pacifistas, con amor por la naturaleza, cuidado de los hijos y que aporten sus valores al mundo de la cultura y a la historia.


Según el Ministerio de Igualdad, las últimas estadísticas muestran una notable desigualdad ya desde las aulas. Las mujeres docentes e investigadoras suponen un 36% y sólo el 15% son catedráticas, a pesar de que, el 54% de los alumnos matriculados en el curso 2009/10 son mujeres. Además, el curso anterior logró concluir sus estudios en la Universidad el 61% de las mujeres matriculadas. Todos estos datos resumen ‘un presente y un futuro más igualitario y más justo’ que supondrá la llegada de los ansiados cambios sociales y, por lo tanto, legislativos, también.


Lo que fue causa de polémica, fue la apuesta que hizo la ministra, Bibiana Aído, por que el feminismo tenga un ‘lugar en la formación troncal’ en la Universidad española, como ‘agente activo’ para la igualdad de géneros que es esta institución.



 Amaya Martinez Ponga


estudiante de secundaria, Colegio La Paz  Torrelavega (Cantabria)
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