domingo, 28 de marzo de 2010

Mª Eugenia Bouzas, presidenta de Cruz Roja Torrelavega

Crisis económica, catástrofes naturales, maldad en cada esquina..  entre este panorama que el mundo nos presenta cada día emergen figuras como las de Mª Eugenia Bouzas, personas dispuestas a ofrecer su tiempo y su energía por los demás. Mª Eugenia Bouzas es profesora de secundaria en Torrelavega, y presidenta del comité local de Cruz Roja de Torrelavega. Hoy vamos a saber como es la vida de una persona solidaria.


¿En qué consiste su trabajo?


Consiste en dirigir la asamblea local, es que a lo mejor es un poco complicado explicado así, Cruz Roja se compone de distintas asambleas locales que luego se engloba en una asamblea autonómica, y al final todas las autonómicas en una oficina central que centraliza todo el trabajo de España. Pues el trabajo mío concreto como presidenta de asamblea local pues es dirigir la actividad de la asamblea local, distintos proyectos, voluntariado...


¿Cuándo empezaste a trabajar en la Cruz Roja?


Pues empecé a trabajar en Cruz Roja en el año 2000 como voluntaria, fui colaborando en algunas actividades, luego me hice cargo del área de formación hasta acabar al final dirigiendo la asamblea local.


¿Tuviste siempre desde pequeña la idea de querer formar parte de esta organización benéfica?


Nunca, nunca. Lo que sí tuve siempre desde muy joven fue una conciencia social bastante fuerte, una preocupación por cómo viven los demás, por las personas que menos tienen, por las condiciones de vida de los que sufren... Esa conciencia la he tenido siempre, pero nunca pensé pertenecer a una organización no gubernamental, digamos que la vida me ha ido llevando hasta ahí.


¿Qué tipo de donaciones realiza la Cruz Roja?


Tenemos una actividad muy variada y variopinta, y muy diversificada, trabajamos distintas áreas. Trabajamos a lo mejor lo que más conocéis vosotros que es el tema de Cruz Roja Internacional, de todo nuestro presupuesto, de todos nuestros ingresos un 1% va para cooperación internacional. Que es bastante más de lo que destinan ayuntamientos, gobiernos y todo eso. Que de hecho el objetivo esta puesto en el 0,7% de la aportación del presupuesto global para cooperación internacional. Nosotros tenemos el 1% desde hace tiempo. Y luego tenemos una serie de proyectos ya a nivel local, como los preventivos con el tema de ambulancias todo esto que conoceréis, los preventivos acuáticos, el tema de socorrismo en playas que también conocéis, y a lo mejor una faceta que es menos conocida por la gente que es la intervención social; pues llevamos proyectos con personas mayores que son un segmento de la población que nos preocupa mucho, intentamos mantenerles activos, integrados en la sociedad, que no se aíslen, no se sientan solos, y para eso tenemos una escuela de mayores, en la que acogemos a 45 personas mayores que van allí todas las semanas, les preparamos unos talleres. Básicamente les mantenemos activos.


Tenemos también proyectos con menores, niños entre 6 y 12 años, niños y niñas, que a lo mejor sus padres no se pueden ocupar de ellos porque no tienen medios, les recogemos al acabar el colegio por las tardes, les damos de merendar, les preparamos actividades lúdico formativas, les ayudamos con las tareas escolares, los tenemos hasta que los padres se pueden hacer cargo de ellos otra vez. Y tenemos otros muchos proyectos, tenemos ayuda a domicilio complementaria, que es acompañar a las personas mayores que están solas, que no tienen a nadie que con quien hablar, que a lo mejor se pasan semanas solas, bueno pues hay un voluntario que va todas las semanas, un día o dos días les hace compañía, les saca a lo mejor a hacer un recado, a hacer cualquier cosa, en fin, les procura compañía. Que en este sentido pues lo que un poco desató toda esta actividad fue un caso que vosotros no recordareis, que ocurrió hace 3 o 4 años, que apareció en la inmobiliaria, nosotros estamos situados en la inmobiliaria, y apareció un señor muerto en su casa, que llevaba una semana muerto y no se había enterado nadie. Entonces eso desencadenó un poco el proyecto que nosotros llevamos, dijimos que bueno esto no puede pasar, y sobre todo en la inmobiliaria tan cerca de nosotros, pues vamos a intentar pues mantener un contacto con esta gente, con la gente que está sola de manera que se sienta unido a alguien que sepamos lo que ocurre con ellos, es decir todas estas cosas. Y llevamos otros proyectos como transporte adaptado para las personas que no pueden moverse, que no pueden deambular ellos por su propia iniciativa, que necesitan que se les transporte, ayudas técnicas que seguro que vosotros sabéis lo que es, préstamo de camas articuladas, de sillas de ruedas, de muletas, de andadores para la gente que en un momento determinado de su vida no puede moverse, no puede desplazarse, para que no tengan que hacer un desembolso, les prestamos esto para que ellos puedan desenvolverse durante un determinado tiempo. Luego tenemos proyectos de formación también en primeros auxilios, en geriatría, así que es una actividad muy variada, muy diversa y variopinta.


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¿En qué condiciones se encuentran las personas a las que atendéis?


Cruz Roja atiende siempre a las personas vulnerables, ese es su objetivo principal, personas vulnerables y que no tienen medios para atenderse por sí mismas o para procurarse una ayuda retribuida, ese es el objetivo básico. Y luego dentro de eso tenemos varios colectivos de personas que consideramos vulnerables, como inmigrantes, personas mayores, otras son menores en dificultad social a lo mejor por las especiales condiciones de su familia, presos, tenemos personas que hacen con nosotros un servicio a la comunidad que sustituye a ciertas penas que se desarrollan en cárceles. Así que siempre nuestro objetivo es atender a aquellas personas que no tienen medios para valerse por sí mismas e intentamos aliviar de alguna manera la penuria que puedan tener en su vida.


¿Tuviste alguna dificultad para acceder a ese puesto?


Es facilísimo. Ser presidenta de Cruz Roja es facilísimo, tienes que querer solo porque no quiere nadie.(Risas) Es un puesto voluntario no retribuido, implica muchas horas de dedicación entonces no quiere casi nadie. Total que yo llegué porque se le ofreció a no se cuantas personas, y no quisieron, entonces me lo ofrecieron a mí que de alguna manera estaba metida dentro y dije:"Bueno pues venga, vamos a tirar para adelante". Pero es mucho más fácil de lo que cualquiera puede pensar, basta con querer.


¿Qué ayudas ha mandado Cruz Roja a Haití?


Pues mira, ahora mismo tenemos 45 delegados, 45 personas destacadas en Haití y en la República Dominicana que ya sabéis que hace frontera con Haití y bueno pues está sufriendo también directamente la problemática de Haití, y se están encargando de cosas que a lo mejor nos chocan como puede ser el suministro de agua, el 75% de agua que tiene la población haitiana la está suministrando Cruz Roja a base de camiones cisterna y plantas potabilizadoras. Y es a veces cuando conoces una catástrofe de esta envergadura piensas que lo fundamental pues pueden ser los alimentos, la atención sanitaria etc, que es importante y sin embargo la prioridad es el agua, una cosa que a lo mejor la población no sabe. El suministro de agua potable, el acondicionamiento de letrinas, que mira que cosa que parece que no piensas, pero es fundamental, la gestión de basuras, que todo esto puede conducir a epidemias, a infecciones, a una serie de cosas importantes, el acondicionamiento de albergues temporales, suministro de toldos para que la gente se pueda refugiar y pueda pues de alguna manera vivir en albergues temporales, ya que la mayor parte de la población se ha quedado sin casas, una serie de suministros que desde aquí vemos muy lejanos y que sin embargo allí son perentorios, y a todo esto a lo que nos estamos dedicando, liberar carreteras, establecer una buena red de comunicaciones, y por su puesto algo que para Cruz Roja ha sido siempre que es la atención sanitaria, los hospitales de campaña, cirujanos en planta, enfermeros y toso este tema.


¿Cómo te sientes por lo ocurrido en el terremoto de Haití?


Pues me siento desbordada, como me imagino que nos sentimos todos, es algo que no podemos controlar, que les ha ocurrido a ellos pero que nos puede pasar a cualquiera, una catástrofe natural que puede surgir en cualquier momento, y lo que hay que tener es una buena infraestructura para abordarlo en la medida de lo posible, porque estas cosas llevan mucho tiempo y son muy difíciles de solucionar, no nos podemos hacer ilusiones pensando que por mandar una cantidad de dinero o unos alimentos lo vamos a resolver, esto va a llevar tiempo, va a llevar años, es una catástrofe de gran envergadura, pero Cruz Roja es una institución que tiene más de 140 años de experiencia en ayuda internacional, está muy bien organizada y pues bueno dentro de lo que cabe aprovecha el dinero que le puede llegar para encauzarlo adecuadamente hacia las necesidades más básicas. Entonces me siento desbordada respondiendo a la pregunta que decías, como se sentiría cualquiera pero bueno hay que seguir para adelante e intentar remediarlo.


¿Reciben algo a cambio esos delegados que van a Haití?


No, son voluntarios que no cobran nada, lo que hacen es que no gastan anda, lo que hace la institución es pagarle toda la manutención, el alojamiento, todo esto se lo costean, a ellos no les cuesta dinero ir, pero no reciben nada, son voluntarios.


¿A parte de Haití, a qué más sitios destina ayudas la Cruz Roja?


Nosotros concretamente en Cantabria, se está trabajando con Latinoamérica, en concreto con Ecuador se están haciendo distintos proyectos, y se está trabajando intensamente con ellos, pero hay ahora mismo focalizado el centro de atención en Latinoamérica, países del norte de América del sur.


¿Te parece que tu trabajo es duro?


No, no. Me parece trabajo duro el que se hace en el sitio, el trabajo pues que están haciendo ahora mismo los delegados que están en Haití, o los médicos y los enfermeros que están allí que tiene que cortar piernas y tienen que ver miseria y sufrimiento alrededor, ese me parece un trabajo duro. El mío es un trabajo de señorita, el mío es un trabajo muy sencillo que es dirigir una ONG encauzar los recursos que le llegan pues para procurar prevenir, aliviar el sufrimiento de las personas, pero realmente yo no veo grandes dramas, el drama mayor que puedo ver es el de este señor que os comentaba que apareció muerto al cabo de una semana que me pareció verdaderamente dramático pero que comparado con lo que está pasando en Haití con lo que tiene que ver esta gente está allí, no es nada.


¿Para entrar a trabajar en la Cruz Roja hace falta tener algún tipo de estudios?


Estamos hablando de un sentido muy amplio de trabajo ya que los que estamos allí somos todos voluntarios, o sea que no hay trabajadores remunerados, los hay que sí, pero yo no lo soy ni la mayoría de la gente que está allí. Entonces sí hay una formación específica, tú eliges en qué proyecto quieres trabajar, si te quieres dedicar a preventivos acuáticos, terrestres, a trabajar en intervención social, lo que quieras y luego la institución te da una formación para que tú puedas desempeñar tu labor, tu servicio.


¿A parte de ser presidenta de la Cruz Roja, a qué mas te dedicas?


Yo soy catedrática de secundaria, doy clases de francés en el instituto Marqués de Santillana, ese es mi trabajo, del que vivo, y la Cruz Roja es un trabajo puramente voluntario que hago porque me gusta, en mi tiempo libre.


¿Cómo compaginas ambos trabajos con el cuidado del hogar?


El hogar lo cuidamos todos en esta casa (Risas). El hogar lo cuidamos todos entonces pues lo compaginamos como podemos, participo yo, participa mi marido, participan mis hijos, se puede compaginar muy bien.


Hector Fernandez, Cristian Hidalgo, Isaac Castro
estudiantes de secundaria, La Paz, Torrelavega (Cantabria)


 

 

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sábado, 27 de marzo de 2010

Aroa Sánchez



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Aroa Sánchez, es una de las grandes jugadores de voley de nuestro país. Pese a su juventud, esta torrelaveguense atesora una gran experiencia tanto a nivel de club como de selección. Tras pasar los dos últimos años en el centro de alto rendimiento de la selección española en Soria, vive en la actualidad en Torrelavega, compartiendo con nosotros su experiencia.

domingo, 14 de marzo de 2010

Miguel Delibes


Quizá por encima de su obra, de una calidad e importancia innegable como custodia del castellano, ha destacado en Miguel Delibes su defensa, con su propio ejemplo, de una forma de vida y humanidad. Sencilla, serenamente reivindicativa, sensata y defensora del equilibrio entre el hombre y la naturaleza a la que pertenece. Miguel Delibes nació en Valladolid en 1920. Estudió Comercio y Derecho, siendo desde 1944 catedrático de Derecho Mercantil en la Escuela de Comercio de su Valladolid natal.
Ejerció desde joven su pasión por el periodismo a través de «El Norte de Castilla», diario vallisoletano de clara tendencia democrática del que llegaría a ser director, y siempre colaborador. Junto a ello, e impulsado por Ángeles, su mujer, ávida lectora y admiradora del maestro, Delibes fue novelista. Su fama le hizo admirado y recabado de forma continua como conferenciante.


La obra de Delibes presenta una marcada ideología, un humanismo cristiano abierto, exigente, comprometido con los problemas de su tiempo. En nombre de ese humanismo, ha reiterado sus críticas a la sociedad burguesa, con su progreso técnico hecho a espaldas del hombre, un progreso que -según él-, lejos de liberar, inventa nuevas formas de esclavitud. De ahí que vuelva sus ojos, con gran frecuencia, a la naturaleza, a la vida sencilla de las gentes del campo, entre los que encuentra (a pesar de tantas miserias) reductos vírgenes de dignidad humana. Esta dicotomía (vida burguesa y vida rural) es uno de los ejes sobre los que ha construido su obra novelística, junto a la niñez.
Su denuncia de egoísmos e injusticias, y su acercamiento simpático a las gentes pobres y humilladas, han sido explicadas por Delibes con estas palabras: «El hecho de que yo me incline por el hombre humilde y por el hombre víctima revela, imagino, mi espíritu democrático, pero no menos mi espíritu cristiano».

Han sido generalmente reconocidas las excepcionales dotes de narrador de Delibes y una sobresaliente capacidad para reflejar tipos y ambientes. No menos excepcional es su dominio del idioma, cosa que le permite acertar -con difícil facilidad- en los más variados registros (lo culto y lo popular, lo pedante y lo sencillo, el habla infantil o rural, etc.). Rasgo muy destacado de su prosa es la riqueza de vocabulario sobre la naturaleza y la vida del campo: la verdad con que hace hablar a los sencillos campesinos que abundan en sus obras es difícilmente igualable.

Las novelas La trayectoria de Delibes es uno de tantos ejemplos de la evolución de nuestra literatura en los últimos treinta años.
Se dio a conocer al ganar el Premio Nadal de 1947 con “La sombra del ciprés es alargada”, novela impregnada de una angustia muy propia de aquellos momentos: obsesión por la muerte y por la infelicidad (temas corrientes en la literatura existencialista). En la misma línea se sitúa su segunda novela, “Aún es de día” (1949). Su primera obra realmente importante es, sin duda, “El camino” (1950), con la que inaugura un limpio acercamiento a la realidad aldeana. En torno a tres niños, construye el mundillo inolvidable de un pueblo, con sus más variados tipos. La prosa de Delibes se ha depurado ascéticamente y ello contribuye, en gran parte, a la impresión de vida que deja la lectura de la novela.
Más tarde es la vida de la burguesía provinciana la que encuentra un implacable reflejo en “Mi idolatrado hijo Sisi” (1953) en la que convierte en protagonista a un rico comerciante, certero ejemplo del egoísmo, cuya primera víctima es su propio hijo.
Mayor acierto supuso “Diario de un cazador” (1955), en que Lorenzo, bedel de un Instituto, cuenta un trozo de su vida modesta, animada sólo por su afición a la caza. Delibes -que comparte la pasión del personaje- nos sumerge en la naturaleza y. a la vez, refleja con insuperable maestría el habla popular, con sus giros, sus muletillas, etc. Continuación de esta obra es el “Diario de un emigrante” (1958), en que el mismo Lorenzo vive por América sus nostalgias de España y su contacto con otras costumbres y otra habla.
Tras “La hoja roja” (1959), sobre la vida gris de un jubilado, Delibes ofreció la que es posiblemente su obra maestra: “Las ratas” (1962), impresionante cuadro de la vida de un pueblo castellano, con su dureza y sus miserias. Entre sus múltiples tipos, figuran el tío Ratero -que vive de cazar ratas, mísero alimento y el Nini, su sobrino, conmovedora figura de un chiquillo poseedor de una extraña sabiduría sobre la naturaleza y que, desde su inocencia, es testigo callado de lo que ve a su alrededor. Con esta novela lleva Delibes a su cumbre una línea que había iniciado con El camino, pero el testimonio se ha hecho ahora más acusador y el estilo ofrece una seguridad absoluta en la combinación de realismo crudo y tono poemático. Las ratas es, sin duda, una de las máximas novelas españolas contemporáneas.
En 1966, apareció “Cinco horas con Mario”, que, ante todo, supone cierta innovación técnica: es el largo monólogo interior de una mujer que vela a su marido muerto (monólogo en que Delibes confirma su capacidad de reproducir el habla coloquial). Pero, además, es una disección lúcida de la más estrecha mentalidad tradicional, condensada en las ideas, obsesiones y limitación de la protagonista, y un cuadro sangrante de las dos Españas nacidas en torno a la guerra civil.

Las innovaciones técnicas (correspondientes al experimentalismo vigente) son más audaces en “Parábola del náufrago” (1969), pero la distorsión de la anécdota y el lenguaje no ocultan la intención social -más clara que nunca-. La obra nos presenta a un hombre inserto en el engranaje de una alucinante empresa y victima, luego, de un monstruoso castigo por haberse atrevido a hacerse preguntas sobre el sentido de su trabajo. Tal «parábola» -con cierta influencia de Kafka- intenta reflejar los aspectos deformes del mundo actual y responde -según Delibes- a «una obsesión mía ante las dificultades del hombre para encontrar la libertad y la justicia».
En sus últimas novelas, Delibes ha vuelto a la línea de una aparente sencillez (solo aparente) que le es más propia. Y de nuevo nos encontramos frente al díptico del mundo burgués y el mundo rural. Al primero, visto también desde un niño, corresponde “El príncipe destronado” (1973), deliciosa novela que encierra, no obstante, una fuerte carga critica. Finalmente, el ambiente aldeano reaparece en “Las guerras de nuestros antepasados” (1975), cuyo tema dominante es la violencia; una violencia que rodea al protagonista sin lograr hacer mella en su elemental y singular bondad. Escrita en forma dialogada (se trata de una supuesta grabación magnetofónica), la novela es muestra eminente de ese inmenso talento de Delibes para reproducir el habla popular en toda su inagotable riqueza.
Otras obras Delibes es, además, autor de espléndidos relatos breves, como los incluidos en “Siestas con viento sur” (entre los que destaca La mortaja). Por otra parte, a su condición de viajero y periodista se vinculan múltiples crónicas entre las que citaremos “USA y yo”, “La primavera de Praga”, “Europa: parada y fonda” etc.
Mención particular merece, en fin, un librito magistral en el que se condensa su profundo conocimiento de su tierra: “Viejas historias de Castilla la Vieja”.


La obra coincide con la época de más reconocimiento de su obra. Premio Nacional de literatura, Premio Cervantes, académico de la Real Academia de la lengua, premio Príncipe de Asturias… premios que no significaban el reconocimiento a una vida, sino la constatación de un presente, que entonces era un torrente creativo, como demostraría ese gran retrato rural y ese dibujo de la injusticia y la sencillez redentora que fue “Los santos inocentes” (1981), drama que exponía la degradación de una familia rural explotada por los caciques de la Extremadurarural. En 1985 publicó “El tesoro” y en 1998 “El hereje”, una obra gigante y trascendental sobre la intolerancia. Ese año, ya preso de la enfermedad, recibía el Premio Nacional de Narrativa, donde manifestaría su deseo de abandonar su labor creativa, exhausto ante una dolencia que le arrebataba la claridad y la concentración. Así su obra se detenía, pero su magisterio seguía. Ahora que la vida nos le ha llevado, su espíritu seguirá vigente y enseñante, en sus libros.

Imagen elpais.es
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