El proceso de creación de una espada es un arte que requería habilidad paciencia y unos conocimientos especializados, los cuales fueron heredado de maestro a aprendiz a lo largo de las generaciones y así sucesibamente hasta llegar a nuestro tiempo, pero aun así muchos secretos de este arte se perdieron en el tiempo.
Todo herrero de la Edad Media
tenía en su taller el material necesario para fabricar las espadas u otros
objetos de la misma o menor complejidad, el equipo estaba compuesto por barios
martillos de diferentes tamaños y pesos, un yunque, tenazas, el fuelle, la
fragua y el buril.
Para empezar, lo primero que
hacía todo gran herrero era diseñar el arma que iba a crear para así después
seleccionar los materiales que emplearía en su fabricación, por lo general se
usaban diferentes tipos de acero cuidadosamente seleccionados por sus cualidades
especificas, pero igualmente el acero más utilizado era era el carbonatado, el
cual se obtenía cuando se funde el hierro y se le añade carbono y magnesio; el
siguiente paso era el forjado, el cual consistía en calentar el metal a altas
temperaturas (entre unos 1400ºc y 2000ºc) para luego martillearlo repetidamente
sobre el yunque y darle forma a la hoja de la espada, despúes se enfriaba en
agua, además este proceso contribuía a la eliminación se las impurezas y a la
mejora de la estructura del acero; acto seguido se pasaba al templado de la
hoja, un proceso en el que el acero se calentaba de nuevo y luego se enfriaba
rápidamente para aumentar su dureza (este paso era crucial para garantizar que
la espada fuese resistente y mantubiese un buen filo); y próximo al anterior
paso se encontraba el revenido el cual consistía en calentar el acero una vez
más, pero a una temperatura más baja, lo que reducía la fragilidad del metal y
aumentaba su tenacidad (este paso además equilibra la dureza con la flexibilidad);
el siguiente paso consistía en pulir y afilar la hoja meticulosamente para
eliminar las inperfecciones y lograr un acabado suabe y brillante y así de esta
forma resaltar la belleza de la espada, una vez pulida se procedía a afilar la hoja con piedras
especificas para este tipo de procesos (la espada jamás tenía que estar
sumamente afilada porque la hoja se dañaría destrullendo así la espada); y por
último se montaban el mago, que solía ser de madera, cuero o metal, y la guarda
que era siempre de metal (esta pieza serbían para proteger la o las manos del
que la persona que la empuña).
Al final de haber creado la
espada, aquellas que y iban a ser de personajes importantes así como condes,
duques y reyes eran siempre grabadas con motibos de diferentes estilos y
significados en la hoja de esta, este proceso se podría decir que era el más
laborioso, no debía de haber ningún herror en el grabado,y dependiendo de la
calidad de estos y su complejidad se podía medir la habilidad del herrero,
estos grabados se hacían mediante ligeros golpecitos con el martillo y un
cincel de punta realmente fina para trazar lineas sutiles pero permanentes.
Fuentes: Atalaya cultural y
Geniolandia.
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