Desde la legalización de los partidos políticos españoles durante la transición, éstos han tenido siempre una línea oficial de opinión sobre los acontecimientos y temas políticos, aunque también ha habido voces que diferían de dicha línea oficial del partido. Esto ha sido siempre más llamativo en el PSOE, que desde tiempos de Felipe González y Alfonso Guerra tuvo corrientes de pensamiento bastante diferentes… incluso ahora, se pueden distinguir varias líneas: la de Maragall, la de Ibarra, o la de Bono… que difieren bastante entre ellas.
El PP siempre ha estado más cohesionado, pero ahora se distinguen 2 tendencias: una, la representada por Gallardón o Núñez Feijóo, más centrista; la otra, bastante más conservadora y que es la dominante actualmente, en la que destacan Zaplana o Acebes.
Pues bien, cuando el PP eligió a Mariano Rajoy sucesor de Aznar al frente del partido (bueno, en realidad fue el propio Aznar el que lo eligió a dedo), todos pensamos que era lógico: Rajoy es un hombre moderado, que podría conectar las 2 corrientes antes nombradas. Pero el paso del tiempo y de las circunstancias han hecho ver cosas muy distintas: si bien el PP en su última legislatura había sido un partido bastante más cerrado y duro que en la primera (debido sin duda a su mayoría absoluta), tras perder las elecciones de 2004 se radicalizaron mucho más: el partido, lejos de moderarse, comenzó a ofrecer un discurso mucho más ofensivo, agresivo, y, sobre todo, destinado a dañar al gobierno continuamente, sin importar la forma ni el mensaje.
Todo comenzó con el atentado del 11 de Marzo. A partir de ahí, el PP comenzó a lanzar acusaciones de manipulaciones, mentiras policiales y judiciales, complots… en fin, la famosa teoría de la conspiración que sus dirigentes sostienen. Para la mayoría de la gente (y lo que es más importante, para la justicia), estas afirmaciones no tienen fundamento alguno. Sin embargo, para el PP lo que importa es investigar una supuesta verdad oculta (si está oculta, ¿¿cómo es posible que ellos conozcan dicha verdad??), haciendo caso omiso a la justicia, que es quien tiene la última palabra sobre aquéllos atentados.
Este ha sido el principal tema para desgastar al gobierno socialista; pero ha habido más.
Rajoy, ese hombre al que todos creíamos moderado, se ha visto empujado por la línea más dura de su partido, y ha seguido con su estrategia de confrontación total, llegando incluso a oponerse a medidas que su partido sí apoyo durante su estancia en el Gobierno.
Me refiero especialmente al proceso de paz. Cuando el PP dice que no se puede hablar nada con terroristas, les recuerdan: Ustedes hablaron con ETA en la época de Aznar. No, pero fue sólamente para ver si querían disolverse, responde Rajoy. Les replican que Aznar denominó a la banda “Movimiento de Liberación Vasco”, y les recuerdan los acercamientos de presos al País Vasco en aquélla época (cosa que ahora no se ha producido). Ellos vuelven a responder: no, es que era otra época… Sí, en eso tienen razón, era otra época: se acababa de producir una tregua; sin embargo, si bien aquéllas negociaciones iniciadas por Aznar tenían sentido y estaban justificadas, el momento actual es más propicio aún: ahora ETA lleva más de 3 años sin matar (evidentemente, esto no quiere decir que no lo vayan a volver a hacer, pero sí es un dato importante), además la banda está mucho más debilitada que antes, y el alto el fuego que han proclamado ha sido llamado “permanente”, en consonancia con lo que hizo el IRA en Irlanda del Norte al inicio del proceso de paz que ahora mismo está en su fase final. El PP también se empeña en decir que el gobierno está bajando la guardia contra los terroristas: además de que las cifras de detenidos desmienten este argumento, la justicia sigue actuando (porque la separación de poderes impide lo contrario); mientras tanto, el gobierno siempre ha mantenido que la justicia debe seguir trabajando normalmente, y ha acatado todas, absolutamente todas las resoluciones judiciales, tanto si éstas eran más o menos favorables para el desarrollo del proceso de paz. Sin embargo, Acebes acusa continuamente al ejecutivo de plegarse: creo que estas acusaciones no tienen fundamento ni sentido. Pero hay más: hace unos días, el Parlamento Europeo debatió y aprobó una resolución en apoyo al proceso de paz iniciado en nuestro país. El PP, lejos de apoyar una iniciativa que, para mí, ofrece el respaldo de la UE a España en el empeño de conseguir la paz, y, a la vez, hace ver al mundo de la izquierda abertzale que Europa está del lado de las instituciones democráticas españolas, se opuso frontalmente, cuando años atrás había apoyado una resolución similar con motivo del proceso de paz en Irlanda del Norte.
Todas estas razones me llevan a pensar que el PP sólo piensa en desgastar al gobierno, sin importarle la forma ni el por qué, simplemente porque sí, lo que me parece despreciable y muy injusto. El proceso de paz podrá salir mal o podrá salir bien, pero creo que es justo apoyar cualquier intento que haga el gobierno (como hizo el PP en su día, con el apoyo del resto de partidos), para tratar de resolver esto de forma pacífica, apoyando a los familiares de las víctimas, y sabiendo que cada minuto, cada hora, cada día que pasa sin asesinatos, es una victoria de los demócratas, y que cada vez estamos más cerca de la solución, más cerca de la paz.
Otro tema con el que el PP ataca al gobierno de forma continua es la balcanización, como dicen ellos, la ruptura de España, la división del Estado en múltiples territorios… Entiendo perfectamente que el PP tenga sus ideas sobre el modelo territorial, pero lo que no entiendo es cómo puede pensar que España se desintegra. Me explico, es muy simple: la Constitución española es la que regula, entre otras muchas cosas, el modelo territorial. El gobierno socialista nunca ha hablado de cambiar este tema en la Constitución. Conclusión: ¿¿cómo es posible que se desintegre España??
Por lo tanto, creo que el PP sabe perfectamente que España no se rompe, sino que lanza este mensaje para desgastar al gobierno, a pesar de que Rajoy y los suyos conocen perfectamente que las intenciones de Zapatero son simplemente renovar los estatutos de autonomía que así lo deseen, y, como no puede ser de otra forma, siempre dentro de la Constitución y el resto de las leyes. Como digo, no me parece mal que el PP esté en contra de las reformas de los estatutos; lo que sí me parece falso es que actúe contra el gobierno de forma manipulada, como creo que lo hace en este caso.
Evidentemente, el gobierno no ha hecho todo bien, ni mucho menos. Ha cometido errores. En mi opinión, el ministerio de la vivienda tiene una actividad nula; el precio de la vivienda sigue creciendo, aunque a un ritmo menor; hasta el momento no se ha incrementado apenas el gasto social ni el de investigación más desarrollo (I+D) como Zapatero prometió (se ha incrementado algo, y debido en gran parte a la presión de Izquierda Unida); se realizó en su momento un gobierno paritario (con lo que no estoy de acuerdo: si tiene que haber más hombres o más mujeres en el ejecutivo, deberá ser así; es decir, habrá que elegir a los miembros del gobierno según sus méritos para ello, y no en función del sexo)… pero los errores del gobierno son otro tema.
En fin, no me extiendo más. Lo que quiero decir fundamentalmente es que creo que el PP está llevando a cabo una política totalmente desmedida, especialmente en asuntos en los que debería apoyar al gobierno, y que Rajoy, por el bien suyo (si quiere ganar las elecciones), debería de poner un poco de moderación (si es que a estas alturas le queda alguna), de cara a frenar al sector más radical de su partido.
Ramón Fernández
La Paz, Torrelavega
Imagen RTVE.es
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