martes, 8 de julio de 2014

El Pleito de los Valles



A partir del siglo IX se producen las primeras adjudicaciones de  terrenos que no tenían dueño previamente. Este hecho es conocido como ‘Presuras’. Al mismo tiempo, la organización social está presidida por las ‘Behetrías’, que consisten en la dependencia de un campesino propietario y libre, de los señores feudales, encargados de su defensa.


Durante los siglo anteriores, los campesinos habían buscado la protección habitualmente en los monasterios, pero ahora la tendencia ha cambiado y la buscan en la nobleza. Y con ello, la situación del campesino se agrava, ya que su libertad y condiciones en la elección de un señor que les proteja pasa a ser hereditaria y los tributos que le han de pagar aumentan sustancialmente.
Se afianzan los linajes y las familias acaparan mayores dominios y  poder  por medio de la  presura, o por la concesión o donación que los reyes otorgan  en calidad de pago por los servicios prestados a la corona.

Las Asturias de Santillana se organizan siguiendo la franja costera, pero no tienen como núcleo  único a la aldea, sino que se establecen enlaces entre todos los pueblos de un mismo valle creando una especie de agrupación de concejos, que configura una junta y las ordenanzas por las cuales se rigen y que aplican a la hora de hacerle frente a la nobleza planteando el litigio que nos ocupa. Pero este no es un pleito aislado, pues otras regiones, como es el caso de Liébana, toman buena nota y se suman a la lucha para liberarse del dominio señorial.
El pleito de los Nueve Valles es un proceso que interponen los nueve valles de las Asturias de Santillana en 1544 a los duques del Infantado. Comenzó  y cuyo fallo, en 1581, resulta favorable  a los Nueve Valles.

En ocasiones se dice que el pleito duró desde 1438 hasta 1581 o incluso hasta 1589, fecha de  la creación de la provincia de los Nueve Valles; es decir, casi 150 años. Sin embargo,  se trata de un conjunto de pleitos consecutivos, de los cuales el primero es el pleito Viejo de los Valles, que fue fallado a favor del dominio señorial.

Los campesinos de la Merindad de las Asturias de Santillana, en el siglo XV, interpone varios  pleitos en contra de la casa De la Vega-Mendoza. El primero de ellos se fecha en 1438  y  pone en tela de juicio el señorío de Íñigo López de Mendoza, argumentando  que durante décadas habían aceptado estar bajo el dominio de la casa De la Vega solamente porque esperaban que el rey no atendería sus quejas porque el titular del terreno era amigo personal del monarca. Las quejas del campesinado fueron menores debido a la sensibilidad en el trato que mostraba la Leonor de la Vega durante su mandato. Sin embargo, Íñigo demostró su poder de forma violenta en los valles desde su llegada, ejerció su titularidad por las armas desde el principio, lo que desató la ira y la rebelión de los campesinos.
En 1444 fue fallado a favor de Íñigo López de Mendoza el primer pleito, ya que se apartó al corregidor que debía representar al pueblo. Poco tiempo después recibió los títulos de marqués de Santillana y conde del Real de Manzanares y con ellos, la consecución de Santillana del Mar, que se vio despojada su merindad y de sus juntas generales, puesto que las Asturias de Santillana pasó a ser un privilegio de De la Vega-Mendoza, confirmado por Juan II en 1448. Este marquesado poseía ahora los valles de Carriedo, Cayón, Penagos, Villaescusa, Piélagos, Camargo, Reocín, Cabezón, Cabuérniga, Alfoz de Lloredo, Anieva, Cieza y Lamasón.
Además de Santillana, bajo el nombre Tierra de La Vega y Pando, se encontraban agrupados los dominio de la actual Torrelavega. Posteriormente, en 1475 el marqués de Santillana llegó a ser titular también del ducado del Infantado.

Leonor de la Vega dejó el valle de Carriedo a Íñigo López de Mendoza. Sin embargo, en 1495 la población del valle pidió liberarse de ese dominio, y presentó una  solicitud a la monarquía, que hoy conocemos como el pleito de Carriedo. Por aquel entonces, Carriedo era propiedad de la familia Velasco, pero era deseado por los Mendoza; los campesinos se negaron a estar bajo cualquiera de los señores y emplearon la violencia contra ambos. La chancillería de Valladolid en 1499 resolvió a favor del valle, que consiguió la independencia jurisdiccional. Pero los señores recurrieron sucesivamente en 1504, 1505 y 1546, pero sin éxito.
El valle de Carriedo argumentó en el pleito que no había denunciado su situación durante los reinados de Juan II y Enrique IV de Castilla «porque siempre existió la privanza y el favor y las guerras y los miedos y temores». Después de Carriedo, los otros valles de las Asturias de Santillana que asistieron a juicio ratificaron que ellos tampoco habían reconocido nunca la  legitimidad la dominación señorial.

Después de cuatro años de resultar favorable al campesinado, la sentencia  del Pleito Viejo dio origen a otro presentado por los valles de Alfoz de Lloredo, Cabezón de la Sal, Cabuérniga, Camargo, Cayón, Penagos, Piélagos, Reocín y Villaescusa, conocido finalmente como : El Pleito de los Nueve Valles por el cual se consigue la emancipación por sentencia en 1568.
Los Nueve Valles es muy importante en la configuración de Cantabria, pues con él se alcanzó la independencia de los valles, que constituye la base de la provincia de Cantabria  y causa la desaparición de los dominios señoriales en la zona. Esta sentencia ocupa 178 folios.
Cantabria se constituyó el 28 de julio 1778, aunque al  principio no la formaban  todos los municipios sino que se fueron incorporando poco a poco.

En 1833 Cantabria se denominó oficialmente provincia de Santander hasta que 150 años después, en 1978, recuperó el nombre de Cantabria y el de Santander permaneció solo  para denominar a su capital.

Mario Pérez
Estudiante de secundaria, Colegio La Paz, Torrelavega (Cantabria)
Imagen nelisa.net



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