Hoy en día,
cuando la cosa pinta tan mal, nos da miedo pensar en arriesgarnos, en apostar y
en intentar. Pero queremos mandar un mensaje de optimismo y de espíritu de
superación a cada persona que se ha prometido no volver a intentarlo jamás. Los
ideales existen para ser cumplidos, y hoy tenemos la gran suerte de hablar con
gente que los ha conseguido, y son ellos quienes nos inspiran, quienes nos
impulsan hacia delante y cuyas historias nos han contado para que le digamos a
todo el mundo que es verdad que lo imposible, solo tarda un poco más.
Nos salimos
del coche y el edificio nos espera, guardando en su interior la moda hecha
persona, pero sobre todo, la emoción y la ilusión de crear arte día a día.
Estamos
nerviosas, y una vez que se acaba el acto de presentación nos acercamos a donde
están las personas que dan nombre a esas marcas de las que tanto hemos oído
hablar, desde que éramos pequeñas y nuestras madres miraban los escaparates de
sus tiendas, hasta que crecimos y sus nombres aparecían en cada página de
revista de moda que nos comprábamos.
Y ahí
están, sonrientes, con miles de micrófonos esperado a que digan algo para que
protagonice su próxima portada o sacándose fotos con chicas que no pueden
aguantar las ganas de contarles a sus amigas con quién han estado.
Nosotras
somos una especie de mezcla entre los que aguantan micrófonos, cámaras y una sonrisa
de, probablemente, embelesamiento.
Nos
acercamos a un chico alto, con un traje negro y discreto, dos hoyuelos a ambos
lados de su siempre sonriente boca. Estamos con Diego David Domínguez , más
conocido por su alter-ego según nos cuenta él mismo. Él es David Delfín y está
dispuesto a contarnos su historia.
Le
preguntamos cómo se definiría a lo que él se ríe admitiendo que nos mentiría,
que su definición podría ser no muy real y que son la gente más cercana a él
quien nos podría responder a esa pregunta, aunque al final nos confiesa que
David Delfín es su creatividad y su ambición.
Un
accidente fue el que le hizo entrar en el mundo de la moda, él trabajaba en el
mundo del arte haciendo exposiciones en galerías y buscando un nuevo soporte
para la pintura después de haber trabajado en madera, papel y cartón. Eligió la
ropa como soporte para la pintura y fue en las prendas militares de segunda
mano sobre las que empezó a crear, viendo en cada costura una huella, una
memoria y una historia que contar. A partir de ahí le pidieron que enseñara esos
nuevos diseños que él había devuelto a la vida, y ante el asombro inicial que
causó al futuro diseñador la idea de presentar lo que para él era pintura, lo
vio como una experiencia nueva que tenía que vivir al menos una vez en la vida.
Gracias a esos primeros desfiles sintió como ese mundo era el suyo, aquel era
su lugar y la moda era lo que siempre había deseado.
Aunque no
sepa muy bien decir qué es exactamente lo que le animó a seguir creando desde
aquel momento, nos confiesa que es algo que fluye y surge de manera natural;
son sus ganas de vivir y su creatividad, sin la que no le gustaría tanto la
vida, las que le impulsan día a día.
Le
preguntamos por su meta y nos sorprende al afirmar que su objetivo no es llegar
a ningún lado, si no mantenerse y seguir ahí haciendo lo que le gusta. Es
inevitable no ver el amor por el arte reflejado en sus ojos.
Hablamos de
la evolución de la moda, y nos cuenta que es un reflejo de lo que vivimos, y
que para apreciar cambios radicales hay que echar la mirada muy atrás, y es
entonces cuando ves el gran cambio que ha surgido. Un claro ejemplo que nos
propone es el cambio de la moda masculina que ha perdido sus prejuicios y con
sus cortes de pelo, tintes, piercings, tatuajes y demás ha conseguido “espabilar”
más a los chicos.
No podemos
evitar preguntar sobre cómo se ha visto su mundo alterado por esa palabra que
cada día nos pesa más: “crisis”. Nos responde que la moda española siempre
estuvo en crisis y que no les ha pillado desprevenidos ya que en España la
industria y el diseño llevan caminos paralelos. Sin embargo nos recuerda que el
pilar principal de su profesión es la imaginación que muchas veces se ve
potenciada por las limitaciones y cree que ello hará que se creen fórmulas
nuevas y que es un momento para estar mejor que nunca. Son momentos difíciles pero para la marca
David Delfín todo se basa en el esfuerzo, y en su interés en vivir su
tiempo en cuanto a redes sociales y
tiendas online en las que son pioneros,
eso es lo que les ayuda a continuar y es su secreto para seguir
creciendo.
Nos
despedimos de un hombre que encontró su lugar gracias al destino que le hizo
tropezar con esas prendas hace tanto tiempo y le concedió la oportunidad de
darles una segunda vida. Y ha sido esa ilusión de crear algo que le apasiona lo
que hoy hace de David Delfín un gran diseñador, y a partir de hoy si nos
preguntan, una maravillosa persona.
En un lado
de la sala dos hombres dispares en altura, ambos con gafas y acento andaluz.
Ellos son José Luís y José Víctor.
Les
preguntamos lo mismo que a su compañero de profesión Delfín, ¿Cómo son ellos?
¿Quiénes son Victorio & Lucchino?
Se definen
como auténticos, pasionales, divertidos y con ganas de vivir; nos cuentan
cuanto les gusta compartir con los demás, reír y comer.
Les
preguntamos sobre su marca, y nos hablan sobre cómo creas un mundo cuando nace
el nombre de un artista, un estilo de vida, y te conviertes en una esponja que
lo absorbes todo, haciéndolo a tu manera, desde el diseño de interiores (faceta
que no muchos conocen) hasta la moda, tienes que ser coherente y te tiene que
gustar lo que haces.
Sin lugar a dudas, la suya es una marca
consagrada y le preguntamos sobre su secreto, a lo que ellos responden que no
lo saben, y que si lo hicieran, podrían estar más relajados; aunque algo de lo
que sí están seguros es de que el trabajo, estar pendientes, y ser constante sí
que funcionan en cuanto a éxito, pero todo lo demás viene desde arriba. Aún así
nos confiesan que para ellos el negocio es lo último, y que la moda es cultura,
comunicación y cambio (siempre fiel a tu estilo), y nos hablan de lo maravilloso
que es para ellos transmitir su mundo y
trabajar en aquello que les apasiona y gusta.
Su
inspiración es la vida, las sensaciones, las cosas, lo que sienten
interiormente por ninguna razón aparente pero que “pululan por ahí”, y nos
hablan de cómo su profesión les exige ser un poco “brujos” que adivinan por
donde irán las tendencias y que coincidan con las cosas que se van a llevar en
la calle dentro de dos años.
Les
preguntamos por la proyección de la moda en el mundo y nos cuentan como los
medios tendrían que tratar con más justicia a su profesión, informándose antes
de contar para poder dar una imagen real de lo que están hablando.
Volvemos a
esa palabra que empieza por “c” y que tanto nos asusta.
Nos cuentan
que es un momento estupendo, siempre ha habido artistas (hacen referencia al
gran Balenciaga) y nos recuerdan lo jóvenes que son en esto, y es ese hambre
que se tiene fuera de algo nuevo del que tiene que aprovecharse la moda
española, ofreciendo una marca nueva y fresca; muchos ojos están puestos en
España, y nos cuentan de su experiencia de haber sido elegidos embajadores de
la marca España y de sus muchos viajes a Bruselas, en los que han recogido
información y ven como el mundo pide algo novedoso, y nuestro país tiene mucho
atractivo, “Si nos animamos y lo sabemos hacer bien sería estupendo”.
Después de
estas palabras de aliento nos despedimos de un mito en la moda de España, y
vuelve esa sonrisa de embelesamiento, pero esta vez, precedida por unas ganas
inaguantables de contar a nuestras amigas con quién hemos estado.
Nuestro
último encuentro es con el estilizado Jacob Varela, el hermano de Felipe
Varela, el hombre que, preferentemente, viste a la reina Leticia.
Felipe
Varela es un diseñador que se formó en Paris, a donde fue con 17 años. Se vino
a España después de trabajar con los grandes, a Madrid, con su máquina, y el
gen del diseño en su ADN.
“Zara ha
cambiado al funcionamiento de la moda, las grandes marcas de lujo no hacían
cuatro generaciones, ha revolucionado la forma de hacer moda. Para todos lo que
hemos ido detrás no hay comparación con Zara, nosotros somos muy pequeños
estamos empezando nos hemos posicionado en un sector muy difícil, el premiun en
complementos de lujo, pret-a porte, pero tenemos muy claro nuestro modelo de
negocio y nuestras ideas y nos dirigimos directos allí y cada día buscamos
nuestro objetivo”.
Quieren
seguir creciendo y consolidar la marca, quieren trascender en el tiempo, crear
una marca globalmente conocida. “Si no te identifiquen como una marca esto es
dificilísimo, estamos hablando de compañías que manejan un presupuesto mayor al
PIB de muchos países, pero el objetivo está ahí y luchamos cada día por
eso. Y en nuestro sector, no se consigue
nada sin trabajo, sin el respeto a la profesión, hay que seguir unas pautas y
unos pasos.
Cualquiera
aparición en los medios es buena para las marcas de moda, y es bueno que tu
nombre suene porque haces bien tu trabajo.
Queremos
seguir creciendo avanzando ocupar mas en el mercado internacional, traer mas
talento crear mas trabajo alimentar más familias, generar riqueza para el país
son objetivos muy grandilocuentes y dicho en palabras que puede que suenen
vanas pero realmente ese es nuestro objetivo, ir creciendo cada día más
consolidarnos, cuidar a nuestras clientas retos muchos”.
Nos
despedimos del hermano de una marca que cada día hace más eco en el mundo de la
moda española, y que nos van a dar mucho de lo que hablar.
Volvemos al
coche, nos miramos y reímos. Hoy creemos más en lo difícil, somos más
valientes, y después de conocer a estas maravillosas personas llenas de ideas y
energías, nos queremos comer el mundo.
Y nos
prometemos no dejar de intentarlo jamás.
Rocío García, Lucia Ruiz Vila, Maria Muniz
Estudiantes
de bachillerato, Colégio la Paz ,
Torrelavega (Cantabria)
EPE 2014,
Enredados
Imágenes Álvaro
Saez, eolapaz, en el centro universitario CESINE
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