La desgracia y el dolor han vuelto al País Vasco dos días antes de las Elecciones Generales. 48 horas antes de que los vascos y todos los españoles pudiésemos expresarnos en libertad, en las urnas, para elegir a un nuevo Presidente del Gobierno o renovar la confianza al actual.
De forma cobarde, por la espalda y a la puerta de su casa, un terrorista con sangre fría y sin sentimientos arrebató la vida de Isaías Carrasco. Delante de su mujer y de su hija mayor, el etarra disparó hasta 5 veces contra nuestro compatriota, llegándole a alcanzar 3 de esos disparos que le causaron, poco después, la muerte. Él pudo salir del coche hasta que cayó al suelo. Su mujer y su hija intentaron reanimarle y cuando llegó la Policía y la ambulancia, poco pudieron hacer ya que hasta el propio Isaías reconocía que de esa no “salía”.
El terrorista disparó y huyó en un coche que conducía otro asesino, dejando en el asfalto a Isaías. Era tarea fácil la que el “mal nacido” tenía que realizar: esperar a que el ex-concejal socialista saliese de su casa para ir a trabajar y cuando se metiese en el coche acribillarle a tiros hasta matarle. Y aun más cuando el suceso tenía lugar en Mondragón, donde ANV copa la alcaldía gracias al apoyo de Izquierda Unida. Este pueblo es suficientemente conocido en el entorno de ETA. Allí estuvo encerrado en un zulo Ortega Lara durante 532 días. En ese mismo pueblo se ha detenido a varios terroristas. Coincide hasta que el 2º apellido de Arnaldo Otegui es Mondragón. Un pueblo que, gracias a sus votos, hizo que los etarras pudiesen gobernar la población haciendo más fácil el trabajo a los asesinos. Algunos, a este pueblo, le denominan “la casa de ETA”.
Despreciable es la actitud de la alcaldesa, Inocencia Galpalsoro, que no ha tenido dignidad de condenar el atentado y que incluso junto con sus ediles de ANV, se toma los dos días de luto que se han impuesto en el pueblo, libres; dejan la alcaldía en mano de sus socios de gobierno, los de Izquierda Unida.
Somos cuarenta y cinco millones las personas que vivimos en España y, después de decenas de años, seguimos sintiéndonos impotentes ante las actuaciones de estos desgraciados. Cada vez que ocurre algo de esto, mi corazón se entumece y mi ánimo decae porque ni negociando con ellos hemos conseguido nada. Solo les hacemos daño cuando les perseguimos y les hacemos pudrirse en la cárcel. Cuando les juzgamos y les hacemos pagar con cárcel sus miserables actos. Aunque ni encerrados se arrepienten de haber asesinado e incluso algunos celebran los atentados de sus compañeros con champán.
Y como estamos en campaña electoral, todo son propuestas y buenas intenciones. Reuniones entre partidos que tienen representación en nuestro Parlamento para demostrar que están unidos contra el terrorismo. Manifiestos de condena que no sirven de nada porque el daño ya está hecho y no se ha luchado todo lo posible para que esto no ocurriese. Me repugna la actuación de nuestros representantes políticos, los cuales ayer en campaña electoral se echaban en cara lo que uno había hecho o había dejado de hacer en la lucha antiterrorista. Todo eran acusaciones entre unos y otros para que hoy se unan y nos quieran confundir a todos. Tiene que estar la muerte presente para que bajo una declaración conjunta olviden sus diferencias y nos muestren una imagen de unidad que no es real. Les puedo asegurar que en cuanto pase el 9 de marzo, el terrorismo volverá a ser un instrumento de discusión entre los políticos debido a la forma de cómo hay que concluir con las amenazas de los etarras. La agitación y la crispación volverá y no solo será el culpable un partido, lo serán todos por usar el dolor y las víctimas como una herramienta de captación de votos. Y para ayudarles allí estarán los grupos de comunicación con PRISA y El Mundo – COPE a la cabeza para confundirnos aún más a los españoles y para hacernos ver una realidad muy distinta a la verdadera. Esa es, desgraciadamente, la esencia de la Democracia.
El sábado viviremos una jornada de reflexión con el recuerdo de que, de nuevo, uno de los nuestros ha sido asesinado por el simple hecho de vivir. Por el hecho de que tenga una idea contraria a la de los terroristas, que sólo conocen la muerte como arma de defensa. Reflexionaré con dolor pensando qué partido merece mi confianza pero con la convicción de que no se pondrán de acuerdo con la fórmula idónea para que todos podamos disfrutar de la libertad que nos merecemos. Claro que, tampoco podemos esperar mucho de unos personajes que durante el debate que mantuvieron el lunes, jugaron con el número de personas que en la legislatura de cada uno habían perdido la vida a causa del terrorismo.
Poco más les puedo decir porque la última palabra la tienen ustedes. Compartimos juntos el sentimiento de dolor pero cada uno lo expresa de diferente forma. Una pena que en la jornada de reflexión no podamos expresar nuestro rechazo hacia el terrorismo porque quizás en nuestras concentraciones se escucharan gritos en contra de aquellos que han tenido el poder durante los últimos 4 años. Al igual que pasó después del 11 de marzo.
Añadan una víctimas más y piensen que hay una viuda y 3 niños que no entienden por qué a su marido y a su padre le han arrebatado la vida por el mero hecho de querer vivir en libertad. La más mínima muestra de cariño que les mostremos les va a servir para que vean que España está con ellos. Por la libertad y en contra del terrorismo, unámonos TODOS de una vez.
Pablo Arce
Imagen El país
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