miércoles, 13 de octubre de 2010

Santander 2016, el duro despertar


Imagen: El Diario Montañés
Pablo Arce 


Corrían tiempos de unidad. De lucha conjunta por un proyecto ilusionante que mantenía a la sociedad política cántabra cogidos de la mano a pesar de las asperezas. La capitalidad europea de Santander suponía mucho, tanto para la capital como para Cantabria. Mucho dinero invertido, mucha gente inmersa y personalidades conocidas que entraron a formar parte de ello como caballo ganador. Llegó el gran día. El momento en el que se conocería si Santander 2016 dejaba de ser proyecto para convertirse en algo más, en un futuro inmediato que iba a competir con 5 capitales más de España por dicho trofeo. Jueves, 30 de septiembre, no pasamos de ahí. La ilusión se desvaneció. Los brazos cayeron de lo alto. Y las manos dejaron de estar entrelazadas pocas horas después de la rotura del sueño.
Que era difícil que Santander se convirtiese en Capital Europea de la Cultura en 2016, vale. Que muchos nos daban como favoritos y para el Diario El País fue una auténtica sorpresa, estamos de acuerdo. Aunque lo que a mi me sorprendió de forma grata fue el compromiso y el concierto existente entre los dos partidos políticos implicados en la idea – PP y PRC – y el tercero – PSOE – que se mantenía en la sombra pero con cierta educación y margen de maniobra. Era demasiado bonito para ser verdad. La alianza se fue al garete, nacieron las críticas.

“El sueño de Europa” nos hizo despertar gracias a los de siempre, a los políticos. No tardaron ni dos días en salir a la palestra a criticar el Proyecto Santander 2016 enumerando carencias – esas que vieron cuando no pasamos el corte y no antes – y pidiendo la dimisión del responsable Rafael Doctor. Los concejales de Santander varados en la oposición desde hace años fueron los que rompieron el hielo y más tarde sus jefes de la cúpula. Y, cómo no, Revilla se desmarcó de ese sueño que calificaba del mejor de todos, de un proyecto con bases que veía ganador, para decir que si bueno era bueno pero tenía vacíos. Donde dije digo…
Lo que el proyecto contenía y cuáles eran sus fines los conocemos gracias a un reportaje que publicó El Diario Montañés el pasado fin de semana. A algunos les parecerá insuficiente. Otros deseamos que la cultura no se vuelva una quimera y se siga apostando por ella para hacernos diferentes y sentirnos orgullosos de aquello que nos rodea y no conocemos. Que se den a conocer personajes cántabros que viven por y para la Cultura. Que se relancen actividades que no se habían llevado a cabo nunca. Intentar situar a Santander en un puesto alto difícil de superar por el resto de capitales que quieran distinguirse del resto por algo más que el paisaje.
¿Quién sobra? ¿Quién es necesario en el relanzamiento? ¿A quién crucificamos y hacemos sangre de él? Es fácil. El que piense que su tiempo ha pasado, que su labor ha terminado y que su lucha llegó a su fin, puede dejar su cargo y será bien recibido como apoyo para que el sueño continúe. Lo que nadie debe hacer es acusar con el dedo, dar nombres e imputar de fracasado. Todo aquel que ha formado parte de Santander 2016 se ha sentido frustrado. Y todos ellos hubiesen sido ganadores como perdedores. Como de costumbre, ganamos todos y siempre pierde uno. Y da la casualidad de que el que siempre pierde no tiene nada que ver, en absoluto, con la función pública. Rafael Doctor es un crack, y cuando se le nombró como responsable muchos nos dimos cuenta de que esto realmente iba enserio.
Santander estaba preciosa durante todos estos meses y se respiraba esperanza, esencia. La ciudad brillaba por si sola y su animación era patente. Santander 2016 se ha caído contra pronóstico, nos hemos llevado una desilusión. Punto y final. No hagamos sangre, sigamos luchando. Lo sé, pido mucho, ¿verdad? Me encantan los imposibles aunque luego siempre me llevó más de un chasco. Una vez más, un duro despertar...

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