sábado, 23 de agosto de 2014

Altamira nos muestra el arte




La Cueva de Altamira se encuentra situada en Santillana del Mar, villa de la Comunidad Autónoma de Cantabria, situándose en la costa occidental de Cantabria.

El día 26 de febrero de 2014 se ha reabierto esta cueva, tras estar cerrada al público en general aproximadamente doce años, en esta primera visita se han elegido los visitantes al azar, mediante sorteo y cinco han sido los visitantes elegidos que han podido entrar con dos guías. Los movimientos de estas personas así como su respiración han sido seguidos por decenas de sensores y todo ello por observar los posibles cambios en la cavidad.


Esta reapertura forma parte de un programa de investigación que dirige Gaël de Gichen y que hasta el mes de agosto pasarán por esta cueva 192 personas, el programa de investigación está dirigido a las consecuencias que pueden tener estas visitas sobre las pinturas de las cuevas.

Se busca la manera perfecta de organizar visitas a las cuevas sin que ello afecte a las pinturas rupestres que se encuentran en esta cueva ya que estas pinturas son extremadamente delicadas y vulnerables a la presencia humana ya que simplemente la respiración de los visitantes aumenta la temperatura y la humedad del ambiente y esto facilita el desplazamiento y la condensación del agua del aire que contiene bacterias sobre las pinturas, este fenómeno natural combinado con la exposición de la luz ( para iluminar el paseo de los visitantes ) favorece la reproducción de comunidades bacterianas y algas sobre las pinturas y esto las  estropearían. También cualquier accidente que conlleve la introducción de materia orgánica extraña por parte de los visitantes podría dar lugar a un brote de hongos que podría llegar a cubrir las pinturas.

Por todo esto y para minimizar los riesgos se ha limitado a cinco los visitantes a la semana, la duración de la visita se limita a tan sólo 37 minutos y tan sólo 8 minutos se puede estar en la zona de los techos polícromos, por ser esta la zona más delicada ; los visitantes deben vestirse con un mono desechable, gorro, mascarilla y calzado especial, no se permite el contacto con la roca y tampoco se hacer fotos con flash; la iluminación de esta cueva es portátil para evitar una exposición continuada a la luz.
En estos doce años que ha permanecido la cueva cerrada al público tan sólo unos pocos investigadores  han podido entrar.

La Cueva de Altamira fue descubierta de una forma casual por Modesto Cubillas en 1868 quién se lo comunicó a Marcelino Sanz de Sautola pero fue la hija de Marcelino llamada María de tan sólo 8 años quien descubrió por primera vez las pinturas policromas, esta niña llamada María sería la abuela de Emilio Botín, presidente del Banco Santander.

Esta cueva de gran importancia y atracción turística se identificó por primera vez la existencia del Arte Rupestre del Paleolítico Superior, en el cual podemos encontrar bisontes, caballos, ciervos, manos y misteriosos signos que fueron pintados o grabados durante los milenios  en los que la Cueva de Altamira fue habitada ( entre 35.000 y 13.000 años antes del presente ). Estas pinturas están realizadas en ocre natural de color rojo sangre  y contorneados en negro, la cueva tiene 27 metros y trazados irregulares.
La cueva de Altamira ha sido declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y es considerada la “Capilla Sixtina del Arte Cuaternario”.

Hasta 1977 la cueva estuvo abierta al público sin ningún tipo de control, por ejemplo en 1973 pasaron por esta cueva 175.000 personas. En 1977 se cerró por el deterioro que estaba sufriendo debido a las visitas.

En 1982 se reabrió la cueva ya con un límite de personas por año, entre 8.500 y 11.000 visitas hasta que en 2002 tuvo que cerrarse por la presencia de microorganismos que crecían por la luz de los focos y estaban afectando a las pinturas.

Por todo ello su conservación en las mejores condiciones supone un reto científico y de gestión del Patrimonio y es el objetivo prioritario y la razón de ser del Museo de Altamira.

Para poder admirar esta cueva sin riesgo de dañarla tenemos una replica que es la Neocueva situada junto a esta cueva y que nos presenta la Cueva de Altamira tal y como era en la antigüedad, cuando la habitaron distintos grupos de cazadores y recolectores. Su recorrido permite al visitante conocer el hábitat de sus pobladores y la belleza de su arte rupestre. Es una reproducción tridimensional, rigurosa y exacta, basada en el conocimiento científico y realizada con la más moderna tecnología.


Carlos Piñeira
Estudiante de secundaria, Colegio La Paz, Torrelavega (Cantabria)
Imagen elpaisdealtamira.es



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