martes, 17 de noviembre de 2015

Un año de la aventura de Philae



La sonda espacial Philae es la primera sonda espacial que ha logrado aterrizar en un cometa. Esta sonda, tras diez largo años de viaje por el espacio exterior, se liberó del satélite Rosetta que la transportaba el 12 de noviembre de 2014, realizando con éxito la aproximación y el aterrizaje al cometa 67P/Churiúmov-Guerasimenko,  el cual tiene un periodo orbital de 6,6 años.


Tras estos diez largos años de viaje la sonda aterrizó en el cometa, pero rebotó dos veces por lo que los expertos comprobaron pronto que Philae no había aterrizado en la zona deseada. En traducción operativa, eso significaba la sonda recibiría energía, para trabajar y enviar datos, solo una hora y media, cuando estaban programadas siete horas de luz solar.
La distancia a la que se encuentra de la tierra es de 510 millones de kilómetros. Tras el primer aterrizaje con el suelo en el lugar elegido, bautizado Agilkia, el Philae rebotó, dio un salto, volvió a posarse y rebotó de nuevo dando un salto más pequeño, en total fueron dos horas las que tardo la sonda en quedarse parada en el suelo a más de un kilómetro del lugar previsto, todo esto se debe a que la sonda pesa 100 kilogramos en la tierra pero solo un gramo en el cometa, el primer rebote duró una hora y 50 minutos y el segundo siete minutos.
La noche del 15 de noviembre fue intensa en el centro de control de la Philae, la agencia espacial alemana que se encuentra en Colonia. Pasadas las 11 de la noche (hora peninsular española), llegó la señal de la sonda. Primero era de débil, pero luego se recuperó la comunicación continua y empezó la descarga de datos adquiridos con los instrumentos científicos de a bordo y de los sistemas de la sonda. Era la hora prevista, dado que el contacto con la sonda Philae se realiza a través de la nave Rosetta, en órbita del cometa, y hay horas en que no está en visibilidad desde la Tierra.
Pero cuando terminó la fase anterior de recepción de señales no se sabía si había cumplido los análisis científicos y ni siquiera si iban a durar las baterías suficiente tiempo para enviar los datos.
Pero esto solo era el comienzo ya que unos días después se descubrió que no le llegaba suficiente luz solar a la sonda y las baterías empezaban a agotarse, así que los ingenieros consiguieron reorientar la sonda para tener más posibilidades de recargar las baterías pero todos estos esfuerzos no sirvieron para nada ya que a día de hoy la sonda no tiene batería para enviar datos a la tierra.



La Agencia Espacial Europea (propietaria de la sonda) investigó sin descanso, y en vano, las opciones para recuperar el control. La más fiable era esperar a que el cometa cambiase de posición y que estuviese más cerca del sol, de esta manera conseguiría recargar las baterías.
Sin solución a corto plazo, el módulo Philae envió sus últimas señales a la Tierra el 15 de noviembre antes de entrar en modo de hibernación por falta de energía. Pese a ello la operación parecía un éxito para la ciencia, por la información obtenida y el mismo hecho de haber logrado posarse en el objeto. De hecho, la ESA se sintió emocionada, pues el módulo cumplió cerca del 80% de los objetivos científicos propuestos.
Pero el 13 de junio de este año, Philae despertó y la misión a comenzado a dar grandes frutos en el conocimientos de estos objetos.
La idea es que Philae logre extraer algún tipo de material que pueda ser analizado en los laboratorios portátiles que contiene en su interior, los resultados de estos análisis podrían revelar pistas sobre el origen de la vida en la Tierra.
El principal objetivo de esta sonda es tomar fotos de la superficie del planeta, analizar sus gases y su estructura interna y también podría documentar de los cambies del cometa pero es una cosa que no se sabe si lo podría hacer ya que nunca antes se había intentado, todo esto es porque los cometas son como la caja negra del universo ya que son los objetos más elemental o antiguo del Sistema solar, los astrónomos piensan que son una fuente con los registros de los procesos físicos y químicos que ocurrieron durante los principios del universo (hace 46 millones de años) cuando todavía se estaban formando los planetas y se sospecha que fueron los ladrillos de la vida.



Philae toma su nombre de la isla de la desembocadura del Nilo donde un obelisco permitió descifrar la piedra roseta, clave para desentrañar el egipcio antiguo y con él grandes secretos de la humanidad.



Lucas Criado, David Iglesias
Estudiantes de secundaria, Colegio La Paz, Torrelavega (Cantabria)

Imagen esa.es

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