domingo, 8 de noviembre de 2015

Robespierre, el jacobino



Su nombre completo era Maximilien François Marie Isidore de Robespierre. Nació en Arras, en el noroeste francés, el 6 de mayo de 1758 y falleció, guillotinado, el 28 de julio de 1794 (el día de las instituciones cántabras, curiosamente). Es conocido por su papel dentro de la política, ya que fue el líder de los jacobinos y dos veces presidente de la Convención Nacional, la institución principal durante la Revolución Francesa. Durante su presidencia, estableció el “Reino del Terror”, el cual se caracterizaba por un gran número de ejecuciones y otros crímenes. Tenía el mote de “El Incorruptible”.


Robespierre se presentó a las elecciones de los Estados Generales en 1789. El 26 de abril fue elegido como quinto diputado del Pueblo Llano. En mayo, al reunirse los Estados Generales en Versalles, Robespierre mostró sus ganas de llegar alto en la política, tanto que, Mirabeau, presidente de la Asamblea Nacional, le auguró un futuro próspero. Era defensor de las ideas de Rousseau. Desde su llegada a los Estados Generales, fue miembro de “Los amigos de la Constitución”. Con su mudanza al edificio de los monjes jacobinos, se les catalogó como jacobinos, y Robespierre fue el líder de este grupo que se movilizó en el verano de 1792.

Este período dio comienzo el 5 de septiembre de 1793 anunció que tomaría medidas que resultasen terroríficas para acabar contra los revolucionarios. Debía terminar en la primavera del año siguiente. La mayoría de estos castigos eran ejecuciones debido a traiciones o a conspiraciones. El Terror estalló completamente en el antepenúltimo mes, llegando a un número de 1300 ejecuciones, que acabaron con un gran número de jacobinos, debido a la pérdida de apoyo y las constantes revoluciones. Terminó con la victoria en la Batalla de Fleurus, en la que Francia venció a Austria, y en las que tan bruscas medidas dejaron de ser justificadas, ya que la invasión se antojaba imposible.

El 26 de julio de 1794, Robespierre pronunció un discurso que se catalogaba como extraño y dio el aviso de que denunciaría a todo aquel ante la Convención Nacional a todo el que se propusiera traicionar a la Revolución. A la mañana siguiente, Louis de Saint-Just, pronunció un discurso que buscaba la reconciliación, pero algunos diputados lo interpretaron de otra forma, de manera que pensaban que iba a reclamar la entrada en prisión, dando los nombres de quienes pasarían a la cárcel. De este modo, la gente comenzó a gritar, impidiendo a Saint-Just terminar con su discurso. Robespierre fue detenido acusado de dictadura junto a dos de sus colaboradores, Saint-Just y Le Bas. Su hermano Agustín pidió ser detenido. La misma noche, unas tropas leales a Robespierre, asaltaron el ayuntamiento parisino y hubo un tiroteo en el que Robespierre salió herido de un disparo en la cara. El edificio terminó en manos de los revolucionarios.  Al día siguiente mandaron a Robespierre a la Plaza de la Concordia, donde fue guillotinado junto a veintiún jacobinos.

Como curiosidad, Robespierre era el más listo e inteligente de su clase, lo que le llevó a pronunciar un discurso de bienvenida a Luís XVI. A su llegada, Luís XVI recibió las adoraciones de la gente y Robespierre se puso a leer su discurso, pero comenzó a llover y Luís XVI se dio la vuelta, dejando al niño Robespierre con la palabra en la boca.

Ignacio Gutiérrez
La Paz, Torrelavega (Cantabria)
Imagen www.biography.com


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