El centro
social e intercultural conocido como “LaCampa” comenzó a gestarse como idea en la Parroquia de la Asunción , en el barrio
torrelaveguense de la
Inmobiliaria hace aproximadamente cinco años.
Voluntarios
de Cáritas se dieron cuenta de que no existía un lugar donde además de prestar
primeras ayudas a inmigrantes con problemas como ya se venía haciendo, se
pudiesen compartir experiencias y vivencias así como cultivar la convivencia
entre diferentes culturas.
Djiby, de
Senegal. Foto/Nilo Merino.
El aumento
de la inmigración debido a diversas causas (como pueden ser el subdesarrollo o
las malas condiciones de vida en el país de origen, así como la falta de
seguridad o de un futuro digno) es una realidad; cada vez más personas se van
de su país natal y llegan al nuestro o a cualquier otro trayendo su cultura, su
historia personal, sus proyectos y sobre todo sus ilusiones de mejoría. Llegan
intentando hacerse un hueco en nuestra sociedad de “bienestar”, aunque se
encuentran con que ese mundo idílico imaginado en la realidad no es así.
Ralia, de
Benin. Foto/Nilo Merino.
La sociedad
debe concienciarse de esta nueva situación, adaptarse y dar una respuesta a
este fenómeno para que juntos podamos construir una sociedad más abierta y
solidaria.
Maribel e
Isabella, de Colombia. Foto/Nilo Merino.
LaCampa
nace de esta necesidad, ya que los inmigrantes en muchas ocasiones no son bien
recibidos, tanto por miedos y prejuicios como por el choque cultural que se
crea, relegándoles a la soledad o a la creación de guetos o barrios marginales.
Salanch,
del Congo. Foto/Nilo Merino.
Según los
miembros de Cáritas responsables del proyecto “LaCampa”, la comunidad que
recibe la inmigración puede asumir diferentes posturas:
-
Indiferencia, que suele equivaler a marginar por miedo a que destruyan su
identidad.
-
Asimilación, los inmigrantes tienen que olvidar sus raíces y adoptar nuestra
cultura.
-
Multiculturalidad, conviven en el mismo espacio pero no hay mezcla cultural,
manteniendo cada uno su idiosincrasia,
- o
interculturalidad, las culturas se melclan, comparten y se enriquecen,
reconstruyen su identidad en lugar de perderla.
Ésta última
resume el objetivo del proyecto.
Analili y
Jose, de Colombia. Foto/Nilo Merino.
Para ellos,
los pilares básicos son la necesidad de relacionarse que tienen todos los seres
humanos y la identidad cistiana del proyecto; al considerarnos a todos hijos de
Dios se sitúan en un plano de igualdad y fraternidad. De igual forma, cuentan,
nos exige plantearnos un compromiso en medio de la sociedad, colaborando en la
construcción de un mundo más humano y denunciando lo que menoscabe la dignidad
e integridad de la persona.
Intentando
dar respuesta a este reto aquí, en Torrelavega, surge “LaCampa”.
El nombre
hace referencia a un espacio físico en el barrio donde está situado, donde cada
día se hace realidad esta mezcla de culturas.
Shihong, de
China. Foto/Nilo Merino.
El proyecto
se apoya en la creación de un centro social de reunión en el que inmigrantes y
autóctonos comparten un lugar en común donde realizan deversas actividades con
el fin de fomentar la interculturalidad. Por supuesto, va más allá de los
límites de un espacio físico.
Sala de oratoria de LaCampa. Foto/Nilo Merino.
Tambien
favorece una mayor sensibilizción de los autóctonos hacia los inmigrantes al
conocer más de cerca sus problemas, cultura y costumbres y convivir con ellos.
El proyecto
está gestionado desde la parroquia de La Asunción y se enmarca dentro del programa de
inmigrantes que Cáritas lleva a cabo.
Recibidor
del local. Foto/Nilo Merino.
Tienen muy
claro su objetivo principal, la
INTEGRACIÓN.
Nilo Merino Recalde
estudiante de secundaria, Colegio La Paz, Torrelavega (Cantabria)
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