A las mujeres del siglo XXI cada vez nos gustan más los zapatos de tacón y no precisamente bajos. Los diez centímetros que antaño se antojaban la cima del refinamiento y el destino, solo, de las más sofisticadas, se ha convertido ya en el pan nuestro de cada día. ¿Una exageración? Puede, ya que antes 8 centímetros era un taconazo pero los tiempos cambian y para resaltar la feminidad, aparentar seguridad, y resaltar eso que nos hace tan envidiables hace falta comprarse unos Dior de más de 10 centímetros.
Hasta hace poco, la fruta de la pasión la representaban los zapatos de tacón Armadillo de Alexander Mcqueen. Unos zapatos imposibles para caminar, de 30 centímetros de altura, más propios de. Lady Gaga que de una mujer que a diario quiera arriesgar su vida. Para los demás mortales, la sofisticación tiene por nombre Manolo Blahnik, Christian Louboutin o Jimmy Choo. Un nombre muy caro eso si.
Puestos a soñar desde las alturas, el ideal son los frisonis. Una obra de arte cultivada con mimo desde hace años por el genio de Bruno Frisoni, el director creativo de la celebrada Roger Vivier. Un artesano que trata el zapato como una pieza más del vestuario, más parecido a un guante, que al sufrido peso de nuestro angelical cuerpo. Frisoni a partir de un talón, desde el que describe no un sufrido zapato, una desvaída sandalia o un fino tacón de aguja. Diseña una silueta y desde ella, una actitud.
Frisoni es el maestro de esculpir el cuerpo, con sus telas oscuras, sus cintas envolventes en los tobillos delicados, como una planta trepadora que crece hasta definir el estilo de todo nuestros cuerpos, como una pieza de joyería alrededor del cuello.
Y para ejemplo ese delicado caminar de Kate Moss, Charlotte Gainsbourg u Olivia Palermo, desfilando como diosas con sus frisonis.
¿Pero por qué los tacones nos gustan tanto?. Una razón, aunque no de las más frecuentes, es según Desmond Morris, ponérselos para que el pie aparente ser más pequeño de lo que es. Los zapateros han ido ideando estratagemas para hacer parecer nuestros pies como los de una geisha. Trucos tales estrechar los zapatos, acabarlos en una punta imposible que estruja nuestros dedos i elevarlo hasta el infinito, para acortar su visión.
Según el diseñador español Manolo Blahnik, los tacones hacen más sexy, femenina y estilizada a la mujer que los lleva, la dan más confianza.
Un culo respingón, un pecho encajado en su sitio y unos hombros disparados no son tampoco mal argumento para subirse a esos anhelados promontorios. Pero, la explicación más obvia, y más certera es hacernos más altas, más finas, como una columna de humo que se eleva por encima de los hombres. Claro ejemplo de esto es la Princesa Leticia, que no hay acto público al que no se presente con tacones altos, claro que también es cierto que resulta difícil estar a la altura de un hombre como Felipe, y sus 25 centímetros sobre ella.
Pero los zapatos de tacón no solo tienen ventajas, tienen también inconvenientes y si no que se lo digan a las celebritys cuyos pies veraniegos, expandido en cómodas sandalias, suelen revelar colecciones de juanetes causados por llevar durante tanto tiempo tacones imposibles.
Una de las desventajas de estos zapatos es que cuando son muy altos, el peso se va cargando sobre el antepié, lo que puede producir lesiones como esos juanetes, las metatalsargias y los dedos en garra o en martillo.
Pero no solo eso, con los tacones altos las rodillas también se ven afectadas porque esa altura que tiene el tacón obliga a “un mecanismo de compensación” para que la mujer no se vaya hacia delante. Por este motivo algunas mujeres andan con las rodillas flexionadas y eso hace que la pierna se sobrecargue y origina también un desgaste de meniscos y cartílagos. También los tacones pueden producir lesiones en el pie como esguinces.
Los que tienen un tacón fino no tienen más desventajas que los de tacón ancho, ya que a Harvard Medical School ha hecho un estudio en el que expone que ambos producen los mismos problemas.
Pero, como es lógico, no a todas las mujeres les gustan los tacones, por ejemplo la diseñadora María Cornejo afirma que: “Me da rabia que los diseñadores que proponen esos malditos zapatos no tengan luego que llevarlos ellos .Es completamente abusivo porque nosotras debemos movernos, andar, y no tenemos a un chofer esperándonos a la puerta. Me molesta mucho, me pone furiosa, porque, en el fondo, es el tema del hombre convirtiendo a la mujer en un ser débil, indefenso”.
Yo no estoy de acuerdo con esta opinión porque el zapato de tacón es algo que ha querido llevar desde siempre la mujer para estar bella y casi nunca obligada por nadie.
Además los tacones, en mi opinión, no hacen ni débil ni indefensa a la mujer, sino todo lo contrario: más segura, con más fuerza…
Dejan en nuestro cuerpo algunas secuelas, y son muy caros, pero que quien no ha querido alguna vez subirse al olimpo y ver desde ahí arriba el mundo.
¿Que mas nos puedes explicar?, ha sido fantastico encontrar mas informacion sobre este tema.
ResponderEliminarSaludos
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