martes, 5 de julio de 2011

Steve Jobs


José Luis García


¿Por qué será que todo aquel que compra algo de Apple repite? Steve Jobs, fundador de Apple, no tiene clientes, tiene fanáticos que están locos por todo aquello que lleve el conocido símbolo de la manzanita. Es raro que alguien no haya oído hablar de Apple. Con más de trescientas tiendas repartidas por el mundo, además de la tienda electrónica Apple Store, es una de las mayores empresas que se dedican a diseñar y producir equipos electrónicos y software. Además, entre los productos de hardware más conocidos de la empresa, se encuentran el Macintosh, más conocido como Mac, el iPod, el iPhone y el iPad, este último sacado a la luz hará un año.
Hace algo más de 10 años Apple era un fabricante de ordenadores al borde de la bancarrota. Su producto principal, el Mac, tenía un mercado muy pequeño, los diseñadores y algún grupo de fieles. No parecía suficiente para competir en la industria tecnológica de su tiempo.
Ahora diez años más tarde Apple se ha convertido en un icono de modernidad y ha alcanzado su mayor éxito con el iPhone. La llegada del iPhone en 2007, fue la pieza clave de la revolución de Apple. El mayor éxito de Apple es mucho más que una obra de innovación. Con un diseño elegante y distintivo, es un artilugio con una planificación meticulosa y decenas de patentes con el fin de proteger el producto del resto de los competidores, pero siempre tratando de encontrar lo que es más beneficioso para el consumidor. Otro punto del asombroso éxito de la empresa norteamericana es que su objetivo principal es el cliente. Ellos saben que si no tienen clientes la empresa es un fracaso, por lo que su primera, segunda y tercera prioridad son los clientes. Apple consigue detectar las tendencias y desarrollar productos capaces de satisfacer a sus seguidores. En el 2001, la empresa decidió emprender una nueva “aventura” con un simple objetivo: una atención más personal de sus compradores. Apple se convirtió en minorista y muchas personas pusieron el grito en el cielo, pensando que era una decisión equivocada. Hoy en día con más de 300 tiendas repartidas por todo el mundo, nadie duda de la gran apuesta que hizo Apple en su día. Más de 20 millones de euros pasaron por las Apple Centers.

Otra de las claves es su diseño, muchas veces sus nuevos aparatos podrían estar expuestos en algún museo de arte contemporáneo. Apple no tiene la necesidad de inventar buenos productos, su éxito está en convertir algo normal en algo brillante. ¿No había más reproductores autónomos antes del iPod? Si los había, pero Apple consiguió crear un producto atractivo y simple, lo cual le permitió colocarse en cabeza y haber vendido más de 100 millones de unidades. En los últimos tiempos, Apple se ha blindado contra la competencia creando más de 200 patentes para proteger su teléfono móvil de posibles competidores, obligándoles a partir desde cero, y ganando así una importante ventaja. Pero sin duda el gran revolucionario de Apple en los últimos quince años ha sido Steve Jobs, hasta hace unas semanas presidente de Apple, cargo que tuvo que dejar por motivos de salud. Es un personaje sacado de un guión de película. Abandonado por su madre en un orfanato, acogido por una familia de estudiante rebelde, pero brillante, fundador de una empresa con 21 y expulsado de la misma diez años más tarde. Volvería a ella a los 40 para salvarla y con 50 se convertiría en “Midas”. Jobs probablemente no es una persona que sea un gran creador de productos, simplemente tiene un sentido especial para ver lo que puede conducir al éxito. “Él es esencial para el éxito de Apple. Solo, confiere a la empresa al menos otros 20 mil millones de dólares en valor gracias a su ojo clínico para estilo y a su insistencia en llegar a la perfección”, dice Bajarin, de Creative Strategies. El 17 de enero de este año, Steve Jobs dejó su puesto por motivos de salud. Tal es la importancia de este hombre en la empresa, que el día que anunció su cese temporal las acciones de Apple cayeron un 8,8% en Europa, en solo 17 minutos. Muchas personas dudan de, si Apple sin Steve Jobs mantendrá el mismo nivel de innovación. El tiempo lo dirá.

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