miércoles, 14 de marzo de 2018

El olor de la vida



Tres miembros de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, guías caninos, que durante diez años han trabajado en la detección de explosivos, drogas, búsqueda de personas… tenían una inquietud, dar a los perros un valor social alejado de la policía. Tras analizar varios estudios de detección de enfermedades, se decantaron por el diagnóstico del cáncer.


Según los estudios, todo objeto, organismo o célula deja una huella, un olor. En el caso del cáncer, esto se produce porque sueltan partículas, que generan un olor anormal al de células sanas que se transfiere por todo el cuerpo y se intenta eliminar. Cualquier enfermedad puede ser descubierta a través de un perro, por lo tanto, esta técnica se aplica en la diabetes, en el cáncer y otras muchas enfermedades. Gracias al desarrollado olfato de los perros, se puede captar ese olor que dejan las células cancerígenas.

Esta iniciativa de detección del cáncer a través del olfato de los perros es pionera en España, aunque está en fase de desarrollo en otros países. El adiestramiento canino consiste en asignar un olor a una enfermedad y que los propios perros, con el tiempo, acaben perfeccionando su capacidad de detectar estos olores. Una parte importante del proceso de aprendizaje es el llamado doble ciego, que consiste en hacer pasar pruebas, tanto a los perros como a los técnicos, en las que analizan ciertas muestras sin saber cual corresponde a gente sana o enferma.

Las ventajas que esta técnica tiene sobre las demás, es que a diferencia de las tradicionales biopsias o colonoscopias, no es invasiva, evita las radiaciones de los TAC, causando un mínimo impacto en el paciente, es rápida, ya que el perro es capaz de oler muchas muestras en poco tiempo, además sus reacciones son fáciles de interpretar. Aunque sea el oncólogo el que finalmente decida el diagnóstico, la prueba con los perros es una herramienta viable, que puede agilizar la detección sensiblemente, ya que si los síntomas aparecen tardíos, y la detección no es rápida, la enfermedad puede avanzar hasta el tercer o cuarto estadio, es decir, que aparezca la metástasis. Por otro lado, este sistema de detección abarata los costes, ya que un escáner o TAC, puede rondar lo seiscientos euros. Eso en una comunidad como Cantabria, en la que un tercio de la población es fumadora, hace que no se puedan realizar las suficientes pruebas a cada paciente, en cambio, la detección canina, sin contar el adiestramiento, costaría en torno a cinco euros cada prueba, además de que en un mismo día tres perros pueden realizar cien pruebas por los apenas tres TAC que se realizan actualmente.

A día de hoy, se desarrolla este proyecto en el hospital Marqués de Valdecilla en el que, junto a numerosos oncólogos y veterinarios, se está llevando a cabo la labor de adiestramiento de los perros y pruebas eficaces sobre pacientes con cáncer. Son diez perros, cinco se adiestran para la detección del cáncer de pulmón y otros cinco para cáncer de colon, para ello se realiza un proceso de selección sobre cien perros, de los cuales, finalmente, solo se adiestrarán quince, quedando así cinco perros en reserva. Estos perros vivirán con familias, y estarán en el hospital, ya sea en adiestramiento o realizando pruebas, durante siete horas al día.

Tras desvincularse de una farmacéutica, esta iniciativa buscó financiación estatal y fondos privados. De momento, han conseguido el compromiso de la Consejería de sanidad de Cantabria para ayudarles, la aportación de quinientos euros del Ayuntamiento de Santander y la fundación “Luchamos por la vida”, que ha donado seis mil euros a la causa, sin olvidar el apoyo desinteresado de los médicos de Valdecilla. Todo este apoyo hace que esta iniciativa tan peculiar pueda seguir adelante.



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