viernes, 9 de marzo de 2018

La ola invisible



Si pides a algún conocido de Aitor Francesena que te describa su mayor cualidad, todos van a coincidir en la misma, es un cabezón. Y es que, durante toda su vida, ha sufrido numerosos impedimentos que le han condicionado la práctica del deporte que realmente le llena, el surf. Aún así, ha hecho todo lo posible para practicarlo y este afán por perseguir su sueño le ha llevado a conseguir tanto grandes triunfos como serios contratiempos.


Nació en Zarautz, con una enfermedad llamada glaucoma congénito que le ha llevado a ser ciego de un ojo desde los 3 años. Empleó toda su adolescencia para formarse en el surf, construía tablas y entraba al mar a escondidas de sus padres y médicos que estaban verdaderamente preocupados por el riesgo que esto podía suponer para su enfermedad.

Toda esta pasión por el surf le llevó a crear la primera escuela con clases de perfeccionamiento de España, de la que han emergido grandes promesas del surf nacional entre las que destaca Aritz Aramburu, el único español que ha conseguido llegar a la WCT.
Hasta que hace 4 años, llegó el día. Nos cuenta que tras dos trasplantes de córnea y aún con puntos en el ojo, decidió entrar al agua con tan mala suerte de caer de una ola y hacer realidad todos sus temores. Había llegado el día que nunca deseó que llegase, se había quedado ciego.

Sin embargo, esto no le frenó. Quería seguir practicando este deporte y así lo hizo. “Al principio no creía que fuera a ser posible, un día se me ocurrió probar a entrar y ver qué me transmitía el mar”. Fue en ese instante cuando descubrió que, aun estando ciego, el mar le decía mucho, en función del lugar hacia donde fuese la línea de olas, podía ver hacia donde remar, por ejemplo. “Miedo no siento, pero sí mucho respeto hacia la mar que es lo que, verdaderamente, hay que tener” nos cuenta cuando le preguntamos por sus sensaciones al surfear sin vista.

También ha evolucionado a nivel profesional. Ha pasado de ser entrenador con un gran renombre nacional a ser el campeón del mundo de surf invidente, solo en el último año. No tiene proyectos hacia el futuro, solo mejorar sus habilidades sobre la tabla y tratar de mantener el título que actualmente ostenta.

Las tablas son una parte muy importante en su trayectoria. Agradece enormemente tener un sponsor de gran calidad como es Pukas, que escucha todos sus comentarios para mejorar poco a poco y crear la tabla perfecta para él. Pero, no solo ha sido Pukas quien le ha apoyado, muchos otros se han involucrado en su trayectoria y le han ayudado desarrollando, por ejemplo, una tabla que sonaba en función de la orientación.

A pesar de todo, Gallo nos responde con una sonrisa incansable sobre sus añoranzas del pasado. “¿Echo de menos ver? Sí, lógicamente. Pero la vida está para disfrutar, voy a exprimirla al máximo y, aunque no vea, sigo siendo igual de feliz”.


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