Álvaro
Saenz, Francisco Sánchez Becerril
Los vecinos
del pueblo torrelaveguense de Tanos mantienen una movilización permanente desde
el pasado octubre a través de la llamada Plataforma Vecinal contra las
Mercancias Peligrosos, que pretende, según su portavoz, Beni Cobo, garantizar
la seguridad de la Terminal
de Productos químicos de Adif en esa localidad, o cerrarla.
El
conflicto, se inició en 1991 con las denuncias del concejal Pedro Lobeto, por
el deficiente mantenimiento de la zona de pajeros (destartalada y sin
servicios), y por la falta de seguridad en una estación que, a 200 metros de zonas
habitadas y con servicios escolares, se encuentra junto a una terminal de carga
de productos tóxicos, en la que se trasvasan estos a camiones, para su traslado
a diversas plantas químicas, especialmente la de Gajano. Además, los vecinos
sospechan, según informaciones filtradas por algunos trabajadores, que en
algunas ocasiones los vagones no han sido descargados en el día, permaneciendo
en Tanos por la noche cargados. Esta situación se produce cuando los vagones
llegan a Tanos con alguna fuga o desperfecto, lo que impide que sigan en
tránsito. De hecho, y ante las protestas, a comienzos de este año, Adif ha
intentando derivar esos vagones a la estación de Mataporquera, negándose ese
ayuntamiento a cogerlos. Durante su supuesta pernoctación, la estación solo
cuenta con un guarda, que no cuenta con formación específica, no produciéndose
la preceptiva presencia de una patrulla de la policía municipal, para custodiar
los convoyes.
Las administraciones,
además de muchas promesas, han realizado estudios, desde 2006, para remodelar
toda la red ferroviaria regional, separando la línea de pasajeros de la de
mercancías. Ello implicaría un nuevo arco ferroviario en la zona de la bahía de
Santander y la reordenación de los espacios en Torrelavega y Santander,
soterrando vías y liberando suelo. Pero los planes no solo han chocado con
problemas financieros, sino de entendimiento entre administraciones y claridad
de los planteamientos. Así, a principios de 2010, se comenzó el estudio
trasladar la estación de pasajeros desde Tanos al barrio de “los Ochos”, donde
el reordenamiento urbano había creado miles de metros cuadrados para grandes
superficies comerciales. Fue un tiempo perdido. Desechada la idea, en la
primavera del 2011, Adif comenzó unas obras de adecentamiento de la estación de
Tanos, que no afectaban a la seguridad de las mercancías peligrosas. Como
ejemplo, los depósitos de agua no sirven para atacar fuegos químicos. Cinco
días antes de las elecciones generales de noviembre, y tras una reunión
bilateral en Madrid entre Juan José Sota, consejero de industria, y José
Blanco, Ministro de Fomento, el ministerio anunciaban la firma de un protocolo
para el estudio de 17 centrales logísticas en toda España, con un presupuesto
de 400.000 € que reordenaran y potenciaran el tráfico ferroviario español. El
estudio incluía a Tanos, pero tras las elecciones el proyecto quedó en suspenso
y los vecinos decidieron crear su plataforma. Ante la movilización ciudadana,
el nuevo alcalde de Torrelavega, el popular Ildefonso Calderón, solicitaba una
reunión con Fomento y con Adif , que no ha encontrado respuesta.
Ante ello,
la alcaldía procedió a solicitar al Servicio Municipal de Protección Civil (2
de octubre) y al servicio contra incendios y salvamento (10 de noviembre), un
informe para averiguar la seguridad de las instalaciones y la situación del
Plan de Emergencias, homologado por el Gobierno autónomo en 2010. Los informes,
a los que ha tenido acceso “Enredados”, han mostrado deficiencias, dando
crédito a las quejas ciudadanas. El plan de Adif no está actualizado. Los
teléfonos que allí aparecen no son correctos, con lo que los responsables de la
estación difícilmente podrían ponerse en contacto, en caso de emergencia, con
los servicios de protección. Tampoco hay un director del plan, ni responsable
coordinador nombrado. Los informes reconocen que la iluminación de la zona es
insuficiente y que el vallado que aísla a los contenedores de mercancías
peligrosas no evitan el acceso de personas ajenas a la instalación, tanto por
su altura, como por su mal mantenimiento, como porque no cubre todo el
perímetro. Otro grave defecto se encuentra en el acceso de los equipos de
emergencias. Uno de los dos puntos de acceso (el PR2, bajo la autovia A67) que
permitiría el acceso a las vías no tiene comunicación rodada desde el exterior
, por lo que los equipos deberían acceder a pie, por un tramo de tierra que se
encuentra frecuentemente anegado de agua y ocupado por un vertedero ilegal. En
el otro acceso, los equipos podrían llegar hasta la playa de carga, pero la
zona de viajeros, en caso de evacuación, tiene acceso solo peatonal. La vía
para llegar a ambos tiene una anchura de 2,62 metros ,
insuficiente para permitir el paso de vehículos de bomberos y ambulancias, al
tiempo que el firme, de grava e inadecuado mantenimiento, se hunde al paso de
transportes pesados. Llegado el caso, nos han expuesto los bomberos, de tener
que descontaminar la zona afectada por un accidente, no está claro a donde
deberían trasladarse los materiales contaminados retirados. Este aspecto está
relacionado, según el informe, con el hecho de que se no percibe en el Plan de
Protección civil regional ((PLOTERCANT), ni en el “Plan de Emergencia Exterior”
que todas las entidades y administraciones implicadas en una emergencia en
Tanos sigan los mismos protocolos, lo que reduciría la efectividad de sus
actuaciones, que aparecen coordinadas mediante el CPS de Irún. Tampoco existe
un registro de las cantidades estacionadas de los productos tóxicos (Butadieno,
Ciclohexano, Estireno o Hidróxido de sodio), lo que hace difícil determinar los
medios a emplear. Los bomberos también han manifestado que el plan de Adif
establece una cadena decisión comprometida por el escaso personal presente en
la estación. Seis personas trabajan en Tanos de lunes a viernes, de 8,30 a 13,30, y tan solo una
sábados y domingos. El informe destaca, también, que los puntos de encuentro
con ayuda externa (PR1 Y PR2).
Hoy la
situación aparece cada vez más crispada. A ello se une la preocupación vecinal
por desconocer como deberían actuar en caso de un escape. El ayuntamiento ha
mostrado su desagrado por las filtraciones de los informes de seguridad, lo que
ha provocado una agria polémica entre los servicios se emergencia y Adif. Por
su parte la ciudadanía aparece cada vez más dividida, entre un vecindario
deseoso de vivir de manera segura y una parte de la población que denuncia que
las quejas “exageradas” de los vecinos van a provocar, finalmente, el cierre de
la central de carga, su traslado a otro lugar y el agravamiento del desempleo
en la comarca, ya muy alto. Es otro efecto de la crisis, replantearnos nuestros
valores y prioridades.
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