Natalia Gutiérrez de la Peña
La danza forma parte de la historia de la humanidad, siendo una manera de expresión y de comunicación que existe mucho antes que el lenguaje hablado, y que nos aporta importantes beneficios psicológicos.
Desde que comencé el ballet clásico en el colegio como extraescolar, a los cuatro años, hasta hoy, que estoy realizando la enseñanza profesional, no he dejado de bailar y espero seguir haciéndolo. Todo el mundo puede bailar y expresarse a través del movimiento. La danza puede utilizar movimientos ya establecidos, como en el ballet o la danza folclórica; o puede utilizar mímica, como en las de China o Japón. Según las culturas se baila de distinta forma, existiendo diferentes tipos de danzas. Algunas se transmiten por tradición, de padres a hijos, y otras se imparten en las escuelas de danza.
Creo que es interesante conocer la historia de la danza, que se ha utilizado para muchas funciones: adorar a los dioses, honrar a los antepasados, crear magia, galanteo, como forma de arte... Las pinturas rupestres europeas, con
10.000 años de antigüedad, ya mostraban dibujos de figuras danzantes, asociadas a rituales religiosos y a escenas de caza, que expresaban sentimientos. La danza ya era importante en la sociedad humana primitiva, en la que los primeros ritmos eran hacer ruido con los pies: alguien empezaba y los demás le seguían. Después se comenzaron a tocar las palmas y más tarde el ritmo se empieza a hacer con las piedras, comenzando los rituales: la danza del fuego, de la fecundidad, de la caza..., que eran dirigidos por el hechicero.
En las antiguas civilizaciones egipcia, griega y romana, aparecen las primeras bailarinas representadas en sus mosaicos y escritos. Los faraones egipcios instituyeron danzas ceremoniales, representadas por profesionales. De esta época provienen las danzas orientales árabes, en la que las mujeres bailaban delante de los dioses. En la Grecia antigua, influyen las danzas egipcias, siendo los rituales de la danza de los dioses griegos el origen del teatro contemporáneo occidental. En la antigua Roma la danza decayó aunque surgió, con la cristianización, una forma de danza que comunicaba sin palabras y con gestos, que es la actual pantomima o mímica.
Durante la Edad Media , a partir del siglo IV, la actitud de la Iglesia cristiana hacia la danza fue contradictoria ya que la prohíben, pero al mismo tiempo se incorporan en los cultos cristianos danzas de las tribus del norte celtas, anglosajones, galos... A pesar de las prohibiciones, se sigue bailando de forma camuflada.
El Renacimiento es una época de esplendor del arte y florece con fuerza la danza. En las cortes de Italia y Francia hubo nuevos desarrollos de la danza por los mecenas. Se estudió de forma seria y se recuperó el teatro griego, combinando música y danza. Nacieron las primeras formas de ballet en el XVI, desarrollándose en Francia los ballets cortesanos. En el XVII se utilizó por primera vez el escenario con bailarines profesionales y no cortesanos. En el XVII se estableció la 1ª Real Academia de Danza de Francia.
En los siglos siguientes, el ballet se convirtió en una disciplina artística profesional, y se fue adaptando a los distintos cambios de cada época. El XIX es la época del ballet romántico, donde empiezan a destacar más las bailarinas que los bailarines. El ballet o danza clásica es la madre de la mayoría de las danzas, es la interpretación teatral.
Después de la 1ª Guerra Mundial hay un cambio importante, la danza fue rompiendo reglas y se crean escuelas de danza contemporánea, que incorporan movimientos de la danza india, española, bailes africanos, e incluso de las artes marciales como el tai chi. En danza contemporánea la expresión emocional es fundamental. El cuerpo puede estirarse, doblarse, rotar, saltar y girar. Se pueden crear un número ilimitado de movimientos corporales y hay que realizar mucho entrenamiento especializado.
Os voy a comentar algunas características del ballet clásico, que requiere mucha técnica y esfuerzo, ¡os lo puedo asegurar!. Hay variaciones según su origen sea ruso, francés o italiano. La base técnica del ballet es la rotación externa de piernas y pies, en ángulo de 180 grados. Hay 5 posiciones específicas y numeradas de los pies, que son la base de casi todos los pasos posibles. También existen posiciones para los brazos, que suelen mantenerse con los codos suavemente curvados. La técnica del ballet acentúa la verticalidad, que es muy importante para realizar los saltos. El empeño por eliminar la gravedad para saltar mejor hizo que se inventara la danza sobre las puntas en el siglo XIX, que suelen hacerlo las mujeres.
La mejor edad para comenzar el estudio del ballet es de 8 a 10 años para las niñas. Los chicos pueden empezar algo más tarde. Antes de esas edades puede ser perjudicial para el desarrollo, pero si son mayores se pierde flexibilidad. Las niñas suelen comenzar el trabajo de puntas después de 3 años de estudio. Las clases suelen ser diarias, con ejercicios de barra y de centro, es decir, sin apoyo de la barra y cada vez se van complicando más. En las clases se trabaja alineación, rotación, distribución del peso, postura, transferencia del peso, colocación, elongación y equilibrio. Además se dan clases de expresión corporal, música, repertorio y coreografía. Requiere un gran esfuerzo físico y personal para compaginarlo con los estudios y exige muchos años de preparación en forma física y técnica. Los principios técnicos adquiridos con la práctica del ballet pueden ser aplicados a cualquier otra forma o estilo de danza. Pero hay que tener en cuenta que, aunque no sea profesionalmente, todas las personas se pueden expresar a través de la danza, que se utiliza como terapia en muchas ocasiones. Animaos y ¡a bailar!
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