Quién no ha
escuchado la típica frase: “la sociedad esta corrompida” o “es culpa de la
sociedad”. Pero, ¿qué es la sociedad?
Cada
individuo como habitante se relaciona con otros, con los que comparte una
organización jurídica y consuetudinaria, es decir, una cultura (en la que se
incluyen las tradiciones) en un espacio y tiempo determinado. A rasgos
generales se podría decir que es una definición de la sociedad, y que como bien
dice está supeditada al lugar en el que vives y, el tiempo en el que lo haces;
ya que hay grandes variaciones de una época a otra.
Bien, en
este artículo intentaré analizar de forma amena y clara la sociedad actual
europea. Uno de sus rasgos fundamentales es el dinamismo; las costumbres y las
creencias fluyen rigiendo nuestra conducta en ciertas circunstancias. ¿Pero
cómo pueden fluir con total libertad? ¿Cómo es posible?
Se podría
decir que la emigración y la inmigración tienen mucho que ver, pero sin
embargo, a mi modo de ver hay algo más. Internet es la clave.
Desde que
nacemos tenemos acceso a esta fuente ilimitada de información, lo cual,
obviamente a marcado nuestra forma de ver el mundo. Pero... ¿esto es bueno o
malo?. Se podría decir que tiene su parte positiva ya que el conocimiento de
distintas formas de ver el mundo, con distintas costumbres, celebraciones,
creencias nos hace ser más “abiertos” y comprensivos.
Sin
embargo, como todo tiene sus contras, los niños, pueden llegar a tener acceso a
una información errónea y no apta para ellos y que, sin el control paterno
puede provocar xenofobia, machismo, discriminación racial...
Por ello,
porque Internet es un lugar en cierta medida peligroso, en la actualidad se
plantean programas para restringir el acceso de los pequeños.
Pero, ¿y la
parte más rebelde y problemática de la sociedad? ¿Y los adolescentes que ya
controlan los dispositivos electrónicos mejor que sus propios padres y son
capaces de encontrar todo lo que desean sin discernir lo fidedigno?
Lo ideal
sería poder decir que los adolescentes que ya han casi terminado su etapa
formativa obligatoria, son capaces de esto y de usar correctamente las redes
sociales que han nacido en los últimos tiempos. Pero sin embargo, no es así. La
adolescencia es una etapa en la que se necesita probar tu verdadera identidad e
independencia de las figuras que antes idolatrabas, es decir, tus padres.
Esto da
como resultado, que en muchas ocasiones lleven la contraria para simplemente
salir del control paterno. Por esto, cuando llega información como por ejemplo
racista, que debería ser erradicada de la red, muchas veces los adolescentes
simplemente por demostrar que hacen lo que quieren, la difunden más.
Apartado
este tema, me gustaría centrarme en otro de los rasgos más característicos de
nuestra sociedad, el cual me hizo interesarme por el tema. El materialismo. El
objetivo de nuestras vidas es acumular bienes materiales. ¿Por qué? Porque es
lo que marca la sociedad. Y es que aunque parezca mentira desde pequeños somos
egoístas y codiciosos y solo una buena educación basada en la empatía y
solidaridad puede cambiar nuestra forma de ver el mundo.
Esto se
puede observar en el hecho de que en la actualidad (que nos encontramos en una
etapa de crisis económica) resurgen ideologías dañinas para la propia población
que ya he nombrado como es la xenofobia o extremismos políticos por el propio
miedo a perder o a no recuperar un estatus social que anteponen a un buen
común.
Jana Martín
Imagen
zoomnews.com
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