Los mundos de la economía y la moda pueden hacer parecer que no tienen tanto en común, pero si, y este ha sido un factor desde hace mucho tiempo y desde sus comienzos.
¡La moda no es solo algo que llevamos puesto; realmente mueve un montón de cosas!
Cuando surge una nueva tendencia, parece que todos sentimos
la necesidad de tenerla. No se trata solo de querer vernos bien; hay un aspecto
social en juego que parece que nos juzga. Todos queremos encajar, y las
tiendas, ya sean físicas o en línea, lo saben. Cuando una marca lanza algo
nuevo, las ventas suelen dispararse, porque todos queremos lo "último a la
moda" o lo que sea que este en tendencia ya que mucha gente refleja su personalidad
y sus gustos en como viste y su estilo.
Pero como siempre en todo, siempre hay una dependencia, la
moda varía mucho según la situación económica de las personas, por eso hay
tiendas de ropa más accesibles y otras (como las tiendas de lujo) que son menos
habituales en el día a día de las personas con una economía “normal”. “Por la
presión social” siempre se nos ha inculcado que cuanto más caro sea la prenda
de ropa o el accesorio, más destacables seriamos, por eso, las personas tienden
a comprar objetos más allá de su capacidad de su bolsillo económico y de su presupuesto
para "aparentar" o simplemente porque les gusta, igualmente, este
"capricho" no se lo pueden permitir habitualmente ya que es un
desembolso importante.
La industria de la moda también genera un montón de empleos
o trabajo. Desde diseñadores super creativos creando diseños nuevos hasta
trabajadores en fábricas en puestos más bajos, millones de personas dependen de
esta industria. Pero hay un gran problema; muchas de estas personas enfrentan
malas condiciones de trabajo y, a menudo, se utilizan materiales que dañan el
medio ambiente. Además, muchos diseñadores talentosos no logran el
reconocimiento que merecen. Entonces, surge una gran pregunta: ¿es posible
tener moda sostenible en un mundo que siempre quiere más?
En los últimos años, muchos de nosotros hemos comenzado a
preocuparnos más por el medio ambiente. Por eso, la moda sostenible está
ganando impulso. Hay marcas que crean ropa de manera responsable, usando
materiales reciclados o ecológicos. Esto no solo es bueno para el planeta, sino
que también abre nuevas oportunidades de negocio. ¡Es una victoria para todos!
La globalización también ha cambiado las reglas del juego.
Ahora, las tendencias pueden saltar de un país a otro en un abrir y cerrar de
ojos. Lo que se lleva en París puede estar en las calles de Tokio en cuestión
de días. ¡La "fast fashion" ha revolucionado la industria, pero también
ha sido objeto de críticas! Su impacto en el medio ambiente es preocupante, y
este modelo de consumo rápido a menudo resulta en un gran desperdicio.
Las redes sociales han transformado completamente cómo vemos
la moda. Influencers y celebridades (a menudo) marcan las tendencias y generan
una urgencia para que compremos. Esto hace que las marcas se sientan
presionadas a innovar constantemente, alimentando aún más la economía.
En resumen, la relación entre la moda y la economía es
compleja. Ambas se influyen mutuamente, lo que puede ser tanto positivo como
negativo. La moda puede ser un motor de crecimiento económico, pero también
plantea importantes preguntas sobre ética y sostenibilidad. Entonces, ¿cómo
podemos disfrutar de la moda sin perjudicar al planeta?
A medida que miramos hacia el futuro, una pregunta clave
surge: ¿puede la moda hacerse más sostenible y, al mismo tiempo, beneficiar a
la economía? ¡Este es un desafío que necesitamos enfrentar juntos! Solo así
podremos imaginar un futuro donde la moda no sea solo una forma de expresarnos,
sino también una fuerza para el cambio positivo.
Para realizar este trabajo, he recopilado ideas e
información de algunas fuentes como:
Universidad Privada Franz Tamayo, Repositorio Institucional
Universal EAFIT, Modaes, Generamás y entre otras. La información que he sacado
de estas webs ha sido transformada ligeramente a mi gusto hasta dar con el
trabajo que quería.
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