La hípica en España

Victoria Pérez-Rubín, Sara González, Marta Barquín / EPE 2013. La Clave

Borja Villalón y Jaime Suárez, se iniciaron en la hípica a los 8 años. Borja empezó porque lo tenía muy cerca de casa y le gustaba ver pasar a los caballos, de esta manera se aficionó montando en el Centro hípico Los Robles. Jaime, por su parte, lo hizo porque su padre tenía

una yegua e iba todos los días a montarla y, un día, lo probó. A ambos les ha costado llegar hasta donde están, es decir, llegar a ser campeones de España o concursantes en campeonatos internacionales, ya que se han encontrado muchos obstáculos. Si no llega a ser por la ayuda de otras personas que estuvieron apoyándoles en todo momento, habría sido imposible que entrasen en el mundo de la hípica. Jaime no dudó en quedarse en el mundo de la hípica cuando tuvo la ocasión, y gracias a su decisión, ha creado una escuela en Liencres (Cantabria). En cambio, a Borja le costó más decidirse, ya que estudió una carrera, pero su pasión por los caballos le hizo volver para competir en concursos internacionales y obtener una buena posición en ellos.

Jaime comentó: “Ahora mismo no concibo mi vida sin la hípica Por su parte, Borja Villalón nos dijo: “Nos han puesto un caché de pijos pero la gente debe darse cuenta de que eso no es así; no somos unos pijos” Los dos jinetes quieren animarnos a conocer este mundo, que no es cómo la gente piensa. Nos dicen que todo el mundo puede hacerlo si se lo propone y le gusta, pero siempre sabiendo que conlleva mucho esfuerzo. “Montar a caballo es una forma de divertirse y sentirse libre; por decirlo de alguna manera, para mí es el mejor momento del día – nos decía Borja cuando le preguntábamos lo que sentía estando encima de un caballo. De la misma manera, Jaime nos comentó lo siguiente cuando le preguntamos que si siempre supo a qué se quería dedicar: “Yo siempre quise que mi vida girase en torno a los caballos.”

Hablando con ambos jinetes, nos dejaron claro que viven por y para el mundo de los caballos. Borja nos dejó caer que los galopes (los diferentes “exámenes” para conocer el nivel de los alumnos), son solo una forma de “sacar” el dinero.