lunes, 23 de febrero de 2015

КРЫМ : ¿РУССКОЙ КpОВЪ? (Crimea: ¿sangre rusa? )



Ucrania centra el interés de la comunidad  internacional desde febrero de este mismo año. Los sucesos que están teniendo lugar en el sur mantienen en vilo a los principales líderes políticos mundiales. La península de Crimea se debate entre tres opciones: seguir perteneciendo a Ucrania, como venía siendo hasta el mencionado mes de febrero; independizarse y constituirse en República independiente; y finalmente, anexionarse a Rusia.


El origen de los hechos es la suspensión del por entonces líder ucranio Viktor Yanukóvich del Acuerdo de Asociación y Libre Comercio entre Ucrania y la Unión Europea. Yanukóvich de tendencias prorrusas provocó una reacción de la población de la zona noroccidental del país. Se sucedieron manifestaciones a favor del acercamiento a la Unión Europea. El lugar elegido para  escenificar el desacuerdo fue la Plaza de Maidán en Kiev. Pero esta reacción de la población fue rechazada por la zona suroriental compuesta en su mayoría por rusos étnicos y ucranios rusófonos.
Ucrania presentaba todos los síntomas de una guerra civil.
Yanukóvich es derrocado el 22 de febrero y se proclamó un nuevo gobierno liderado por Arseny Yatsenyuk no reconocido por las autoridades rusas y rechazado con protestas que se concentraron en la Península de Crimea.
Pero, normalmente, los sucesos tienen una explicación que va más allá del tiempo en el que suceden. La Península de Crimea ha sido lugar donde históricamente se han librado batallas entre distintos imperios: ruso, turco, británico… En 1921 se funda la República Autónoma Socialista Soviética de Crimea perteneciente a la recién creada Unión Soviética tras la Revolución Bolchevique de 1917. Así se llega a la Segunda Guerra Mundial. Al finalizar la misma Stalin deroga la autonomía a Crimea y deporta a los tártaros a Asia Central acusados de colaboracionismo con los nazis. Crimea es poblada entonces por rusos étnicos. En 1954 el presidente ruso Jrushchov transfiere la Península de Crimea a la República Socialista Soviética de Ucrania, manteniendo Sebastópol bajo administración rusa ya que allí reside la flota del Mar Negro. Tras la desaparición de la Unión Soviética, Ucrania se independiza manteniendo a Crimea dentro de su territorio.




El censo de la población después de todos estos acontecimientos arroja la siguiente composición: 64% rusos, 24% ucranios y 10% tártaros. Estos porcentajes pueden haber variado sensiblemente por el regreso de miles de tártaros. No obstante, el dato más significativo es la gran presencia de rusos étnicos y por tanto prorrusos lo cual nos puede dar una idea de por dónde empieza a originarse el conflicto que nos ocupa.
Los acontecimientos se precipitan con enfrentamientos armados entre civiles, toma de edificios emblemáticos, declaración de independencia de Crimea y Sebatópol y unión de ambas a Rusia.
Pero este conflicto es visto por la Comunidad Internacional como una violación del derecho internacional.
Vladimir Putin, líder ruso, pidió la autorización del Senado para intervenir militarmente si fuera necesario. Esto lo justificó porque entendía que los rusos que habitaban la Península de Crimea debían de ser defendidos. En ningún momento desautorizó las auto anexiones a su país y permitió que banderas rusas fueran ondeadas en edificios públicos crimeos. Su ejército traspasó las fronteras e incluso invadió el espacio aéreo ucranio.  Armó a la población prorrusa y a la hora de la verdad da a entender que la mejor manera de defender las fronteras es expandir las fronteras. Con su actitud parece que quisiera volver a la gran Unión Soviética de tiempos pasados. La Península de Crimea podría ser el primer paso.
Tanto Estados Unidos como la UE han condenado los sucesos que están teniendo lugar en Ucrania. Pero sobre todo han censurado la actitud del líder ruso. Consideran que cuanto ha acontecido y la reacción de Putin están fuera de la legalidad. Han mantenido conversaciones bilaterales y multilaterales donde se ha llegado a amenazar con sanciones a Rusia, algo que parece no haber asustado a Vladimir Putin.
El líder ruso se siente fuerte por la dependencia energética que tiene Europa del gas ruso. Esto ha hecho que Alemania haya tenido una postura ambigua consciente de la importancia que tendría en su economía una negativa rusa al suministrarles gas. En este caso parece que tiene más importancia la cuenta de resultados que la legalidad internacional.
La administración estadounidense  ha liderado las conversaciones con Vladimir Putin con Barack Obama a la cabeza. La situación que se vive en estos momentos recuerda a la vivida en tiempos de la ya superada Guerra Fría.
Las consecuencias de una guerra tanto desde el punto de vista humano como económico hacen pensar que el desenlace será pacífico y negociado porque a ninguna de las potencias implicadas en el conflicto les interesa otra vía que no sea esa.

Inés García Manuz
Estudiante de secundaria, Colegio La Paz, Torrelavega (Cantabria)
Imagen NBC News



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