Patricia Saiz
¿Cómo es esa enfermedad
de la que tanto nos advierten todos los medios de comunicación? ¿Es tan grave
como afirman? ¿Realmente merece la pena gastar tanto dinero en farmacéuticos? O
¿Es sólo un intento de los gobiernos para quitar importancia a la crisis?
¿Ayudarán las vacunas recién aprobadas? O ¿Es un negocio para salir del
pozo?
El virus AH1N1, más conocido como la gripe A, está sembrando el pánico
en todo el mundo. Durante el otoño y el invierno las temperaturas comienzan a
bajar y el riesgo de contagio es mayor. Todos los años durante esta época
comienzan las campañas de vacunación contra la gripe estacional, pero este año,
las vacunaciones aumentarán increíblemente gracias a esta nueva enfermedad ya
catalogada como pandemia.
Es irónico defender la gravedad de la, en
origen, gripe porcina, cuando su mortalidad es bastante mas baja que la gripe
común, a lo que se añade el que, a día de hoy, aún no está del todo claro qué es
cierto y qué no lo es sobre esta enfermedad.
El 29 de abril, la OMS
(Organización Mundial de la Salud) afirmó que nos encontrábamos en el nivel
cinco de alerta (el siguiente nivel era un contagio masivo en distintas partes
del planeta) pero de repente, contra todo pronóstico, los países con el mayor
número de afectados dejaron de contabilizar sus casos y el ambiente se relajo.
Ello no ha disipado las dudas sobre la realidad científica de esta enfermedad.
Su gravedad sigue a día de hoy en el aire, y entre la gente sigue existiendo la
duda y el miedo.
Los denominados grupos de riesgo (a los cuales se ha
comenzado a vacunar el 16 de noviembre) están compuestos por embarazadas,
enfermos crónicos, personal médico, cuerpos de seguridad y funcionarios de
prisiones. Asimismo las personas entre 18 años y 60 sólo recibirán una dosis,
aunque es probable que también ocurra esto con los menores de 18 y mayores de
60. Ya de entrada la confusión en este terreno ha sido motivo de dudas y
recelos. No es raro que a una persona mayor de 65 años se la vacuna por
considerarla de riesgo, debido a cualquier patología asociada. Como tampoco lo
es que se la vacune, aunque tenga patologías serias, porque se aduce que esta
inmunizada, dado que ya vivió la gran epidemia de gripe del siglo
pasado.
Con todo esto y la vuelta al colegio el número de contagios en
niños aumenta. Las familias no quieren que sus hijos e hijas sean un blanco
fácil, y no les importa gastarse el poco dinero que tienen en antibióticos y
medidas sanitarias para prevenir la enfermedad.
He aquí cuando entran en
juego los antivirales (único medicamento apto para frenar la gripe A).
Estos
medicamentos habían sido retirados el pasado abril tras la detección de los
primeros casos del virus, aparentemente, para evitar que se abusara de estos
medicamentos y que su uso indebido creara resistencia al virus.
A día de
hoy, Sanidad ha recomendado que estos medicamentos vuelvan a las farmacias y
sean distribuidos únicamente con receta médica a aquel que padezca los síntomas,
con lo que están al alcance de nuestra mano, y por supuesto, de nuestros
bolsillos. En algunas comunidades sin más control, en otras con receta y en
otras con receta enviada por Internet, tras ser diagnosticado por teléfono o
rellenado un cuestionario web en algún site de cualquier consejería de sanidad o
del ministerio.
Esto es sin duda, una gran noticia para los
distribuidores de estos antivirales contra la gripe A y B ya que únicamente los
fabrican dos laboratorios Hoffman-La Roche bajo el nombre de Tamiflu y PROCAPS
bajo el nombre de Tazamir.
Estos medicamentos son vendidos en las farmacias
europeas a unos 30 o 40 euros la caja de diez dosis, pero también son vendidos
mediante vía on-line a unos precios que alcanzan los 150 euros por la caja de
diez, y unos 667 euros por una de cincuenta.
Aprovechando la red y el
actual estado nervioso de la población hay pruebas de que existen
falsificaciones de estos medicamentos, que son vendidas por Internet como
“antivirales potencialmente eficaces”
Partiendo de aquí es normal que se
plantee la pregunta de que es realmente la gripe A, y que hay detrás de
ella.
Con numerosos programas de detección, vacunas y publicidad han
creado una nueva preocupación, y ya que la salud está por delante del dinero, se
ha dejado un poco apartado el tema de la crisis y a la población no le ha
importado ayudar a su recuperación mediante los altos precios de los
antivirales, los jabones desinfectantes y otras numerosas tonterías creadas por
y para la prevención de la supuesta gravísima enfermedad.
De esta manera,
aprovechan también para apartar de la mente de la población cuestiones
importantes que tendrán lugar el año próximo. Tales como la subida de dos puntos
del IVA con lo que pretenden sacar 1.000 millones de euros, el encarecimiento de
la gasolina en 15 céntimos y la subida impuestos del alcohol y el tabaco de
donde se pretende conseguir la cantidad aproximada de 3.000 millones de euros
entre otros.
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