Dimisión de Gallardón, de Echenique ¿algo está cambiando en España?, retirada del Proyecto de la Reforma de Ley del Aborto… son tantas de las cosas que podría hablar, y que han ocurrido, durante estos días que he estado ausente de este, nuestro rincón, pero no serán ninguno de esas, sino sobre Rouco Varela, y la iglesia católica, con una opinión ya más tranquila, más sosegada, mas madurada.
Desde hace muchos años, década, quizás siglos, nos encontramos con dos tipos de Iglesia. Por un lado, tenemos una iglesia trabajadora, y que mira las injusticias, mira a los pobres a la cara, y les intenta ayudar. Una Iglesia, que a través de acciones individuales o colectivas –como puede ser Caritas- lucha por ayudar a los más desfavorecidos. Y por otro lado nos encontramos con una iglesia, opulenta, rodeada de riqueza, y olvidando el mensaje que tanto proclaman. Sin duda tenemos dos personas que ejemplarizan perfectamente estas dos iglesias. La primera bien podría decir el papa Francisco, pero no, prefiero decir a los sacerdotes, a todos los sacerdotes que trabajan día a día en su parroquia, y la segunda el ejemplo perfecto es Rouco Varela.
Si, ese señor que venía dando lecciones de moralidad, ejemplaridad cristiana, y orden político, a todo el que quería –y no- escucharle. Ese señor, que llevo durante años, el con peso duro el control de la iglesia en nuestro país. Pero paradojas de la vida, en verano de 2012, Rouco pedía la intervención de la UIP –el cuerpo antidisturbios de la policía- para desalojar de la Almudena, una protesta “antideshaucios”. Ahora el “ocupa” es el.
Cierto, es que ya nada, nos debería sorprender del expresidente de la Conferencia Episcopal Española, y es que las ha tenido y dicho “de todos los colores”, que se suele decir, pero ya esto, creo que roza lo inadmisible. Ocupar, o bueno mejor dicho Okupar, el Palacio Arzobispal de Madrid, y dejar al nuevo obispo, el Cardenal cántabro Carlos Osoro, una planta baja sin ventanas, y sin chofer, ya que también se le queda el.
Claro, esto choca frontalmente, con los nuevos aires que el papa Francisco pretende dar a la iglesia. Y es que recordemos, que el huye de los lujos, y no vive en la residencia vaticana, sino en la Casa Santa Marta. Como era lógico, esto no ha sentado bien, y según explica José Manuel Vidal autor de “Rouco” –biografía autorizada- “En el Vaticano están escandalizados y me consta que hay presiones de alto nivel para que dé marcha atrás”.
Las presiones, tienen que dar paso a los hechos, y es que si realmente las altas esferas eclesiásticas, quieren cambiar la imagen de su iglesia, y asemejarse a una iglesia, social, cercana a los problemas de la gente, han de cortar este tema de inmediato. Rouco no puede seguir ni un segundo más de “Okupa”, y el papa Francisco ha de intervenir ya.
No creo que Carlos Osoro, sea la mejor persona, para este momento, en este puesto. Pero lo que está claro es que desde el Vaticano, a Rouco se lo dejaron claro, hicieron caso omiso, a su propuesta de sustitución para su cargo, la del obispo auxiliar de Madrid, Fidel Herráez, su mano derecha. Y según dicen un persona ideal, para seguir de arzobispo en la sombra.
También hicieron caso omiso a sus peticiones de “prorrogas” en su cargo, para tratas de seguir hasta San Isidro 2015. Pero ahora ya no es caso omiso, es actuar, rápido y con eficacia, y es que este asunto está tardando demasiado en resolverse.
Si de verdad, quieren parecerse a la iglesia de base, a esa iglesia cercana a los pobres, no solo valen con el mensaje, sino también con los hechos, y es ahora el momento, de dar publicidad, a la nueva imagen de la curia. ¡Ay! Vicente Enrique y Tarancon, cuando falta le hace a la Iglesia en España, de nuevo, un hombre como tú.
La iglesia cambia ya, o la veo un futuro muy incierto.
Álvaro Saenz
Imagen Huffingtonpost
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