jueves, 4 de septiembre de 2014

Abstracto y concreto



Lo abstracto que puede a llegar a ser el tiempo y a la vez lo concreto que supone. Abstracto y concreto unidos en un proceso de metamorfosis que evoluciona rápido. El PSOE es el fiel reflejo de ello.
El pasado forma parte de ese bucle olvidado convertido en un mero recuerdo abstracto. El recuerdo de una apariencia externa de la realidad pero que ahora se aleja de ella. En lo abstracto del pasado, el partido era el motor de los cambios ergo de la sociedad, pero se acomodó en ese elitismo que tanto había criticado, se sentó en la misma mesa de la que renegó durante todo su historia. Un oxímoron de ideas.


Abstracto es ese viejo recuerdo de los años en que cimentó el progreso.
El presente forma parte de ese mismo bucle prescrito; secuencia de instrucciones para no volver a repetir lo que no debió haber pasado. Concreto es la realidad de un partido que ha dejado en manos de un hombre de 42 años, economista, aprendiz de Cristina Narbona en cuestiones medioambientales y de José Blanco en el funcionamiento del aparato del PSOE, y vencedor arrollador de unas primarias que dejaron en el camino a un filósofo y a un historiador.
Concreto sigue siendo la manera casi apoteósica en la que fue elegido secretario general. El nuevo fontanero del partido decían algunos militantes. El Socialismo ha cambiado de imagen, Pedro Sánchez, joven elegante con ausencia de carisma es ahora lo concreto, Rubalcaba, el cascarrabias trabajador sin seguidismo dentro del partido es ya lo abstracto del partido. Adhiriéndose a Zapatero, Joaquín Almunia y Felipe González.
Elegido democráticamente, pasó de ser “la cinquième roue du carrosse” a auparse como el líder con mayor legitimidad en los 135 años de historia con la necesidad de renovar al partido, convertirlo en la casa segura y necesaria de los votantes socialdemócratas, hacer frente a los fenómenos extremistas que la crisis ha logrado perpetuar y negar la similitud de ideas y de formas con el Partido Popular.
La metamorfosis de tiempos, lo abstracto; un pasado glorioso, lleno de gestas y progresos que supusieron el cambio de una arcaica a una moderna sociedad pero también de oscuros como las últimas legislaturas de Felipe González o Rodríguez Zapatero, y lo concreto; el mayor hito democrático de la historia de un partido en España, un secretario general ungido por la totalidad de los militantes, el ascenso de la quinta rueda a la cúspide de poder, de un inexperto en política pero especialista en economía y con fluidez de idiomas.
El capitán de una metamorfosis que corre el riesgo de convertirse en efímera si el frente de izquierdas avanza más rápido que la languidecida socialdemocracia. El PSOE no debe olvidar el alrededor “epi” ni tampoco los días “hemera” que provoquen que un partido de gobierno se transforme en un grupo residual como pasó en Grecia con PASOK. Evitar ante toda costa que su historia sea efímera (epi et hemera).
El pasado y el presente les une la metamorfosis socialista que afronte el mañana, y lo que traerá como escribió Murakami lo sabremos cuando se disipe el todavía. Y todavía quedan días para que Pedro Sánchez y el socialismo puedan volver a intentar ser lo que fueron, un partido ganador.


Imagen flickr

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