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martes, 5 de febrero de 2013
Taller de videociencia, el agua
Y terminamos este repaso por el taller de videociencia con un gran trabajo sobre el agua
viernes, 7 de diciembre de 2012
El enigma del mar
Los devastadores fenómenos naturales que la tierra padece desde hace unas décadas, en mayor intensidad que en el resto de su historia humana y geológica, mantienen dividida a la comunidad científica, entre los que defienden que solo estamos observando un ciclo natural o los que constatan una dinámica destructiva, de raíz humana en el planeta.
La evidencia del efecto que sobre el planeta produce la combustión fósil (el denominado efecto invernadero), causante sin paliativos de la degradación del planeta, como sostienen los ecologistas y buena parte de la sociedad, choca con la prudencia de la comunidad científica, cuando no con su desacato a esta doctrina.
En un reciente informe, Christopher Landsea, miembro de la Agencia Nacional de Oceanografía y Atmósfera de Estados Unidos (NOAA), advertía de los peligros de un catastrofismo sin base científica, en el análisis de fenómenos atmosféricos como los huracanes o los tifones. Según Landsea, la extendida creencia de que estos efectos atmosféricos han cobrado gran virulencia en los últimos tiempos, carece todavía de base real. Durante el ultimo decenio solo se observado un incremento de rango 1 en la aparición de este tipo de meteoros, si bien es cierto que su intensidad es mayor que en épocas anteriores. Sin embargo, según el NOAA, la tierra sufre ciclos de entre 25 a 40 años, en los que calor acumulado en el mar sufre oscilaciones, derivando ello en ciclos en los que el numero e intensidad de ciclones y huracanes, se agrava o suaviza. El NOAA, ha desarrollado un extenso e intenso programa de seguimiento y control que emplea satélites polares, que permiten un estudio detallado de ojos y paredes de los huracanes, jets de aproximación y seguimiento y turbo hélices dotados de sensores desplegables que pueden introducirse en el interior de los huracanes para comprender su dinámica y los hechos climáticos a los que están asociados. Todo ello ha permitido al NOAA aumentar su capacidad de predicción, pero no revelar la gran duda, la relación entre los huracanes y el cambio climático. En cualquier caso, como recuerda Landsea, el secreto esta en que estudiemos el mar, pues estos hechos están vinculados a turbulencias generadas sobre masas húmedas y calidas, dos circunstancias que quizá se están modificando en la superficie y bajo los océanos.
A tal fin, varios gobiernos están impulsando proyectos científicos tendentes a descubrir los cambios del medio marino y su relación con la contaminación humana. Uno de ellos es español. El Instituto de Ciencias del Mar de Barcelona, en colaboración con las agencias espaciales francesa y europea, y con la empresa EADS/CASA aeroespacial están a punto de poner en órbita el satélite SMOS. Este satélite español estará dotado del sistema radiometrito Miras. El responsable del proyecto Andrés Borges, explica que la intención es estudiar las condiciones de salinidad y temperatura del océano, causante de su densidad, y por ende de las corrientes, su origen y los efectos climáticos de ello. Antes de crear alarmismo, comenta Jordi Font, Presidente del Instituto Catalán, debemos saber si los cambios marinos son cíclicos o forzados por la actividad humana, si estas corrientes tiene relación con la contaminación fluvial, si están asociados a modificaciones de la composición atmosférica, o si sus oscilaciones están provocadas por fenómenos nacidos en los continentes, como parece que ocurre con los ciclones americanos, nacidos de perturbaciones africanas. El proyecto se ha completado en 2008 con una segunda sonda espacial Aquarius, y una tercera Hydra que desde 2011, permite un control exhaustivo de la atmósfera, del mar y de la tierra. Quizá eso nos desvele el enigma.
miércoles, 5 de diciembre de 2012
Libertades, derechos y constituciones
“El miedo hace milagros”, le espeto George Mandel a su interlocutor, en un debate en el parlamento francés de 1933, a vueltas sobre la pasividad europea ante los nazis. Ese miedo nos ha hecho esclavos de nuestras miserias y deudores de nuestros vástagos en muchos jalones de la historia. Y nos ha hecho grandes cuando, olvidándolo, hemos afrontado el reto que supone romper con los moldes rígidos que constriñen el avance humano.
Como cuando rompimos el candado que cerraba la puerta del mundo a la mujer, o rasgamos el velo que impedía ver las acciones miserables que en nombre de no se sabe que, socavaban la dignidad de millones de niños. Han pasado los años, y uno más celebramos el aniversario de la declaración universal de los derechos del niño, del hombre, y de quienes nos sentimos españoles, y unidos en un proyecto común plasmado en la constitución de 1978 han pasado los años y , uno más, conmemoramos uno de tantos avances olvidados, en el camino de la humanidad hacia convertirse en merecedora de tal nombre.
Alguien probablemente se vera asaltado en estos días de celebración por la duda de su utilidad. ¿Para que estos actos?. Ya esta todo conseguido, ¿No?. No. Aun sigue habiendo niños soldado, heridos de un tiro en el alma, y niños envejecidos, y futuros que viven su última hoja de calendario, y jóvenes en nuestras casas, en nuestros barrios, en nuestra vida, sumidos en la ignorancia, en el desprecio a su propia dignidad, en el olvido de la gente, en la segregación, en la violencia vil entre iguales, en la falta de futuro y formación, en la ausencia de una oportunidad que nuestros errores del pasado y nuestra falta de agallas para solucionar nuestros problemas nos llevan a actitudes solo basadas en cuadrar balances y sanear cuentas, olvidando a las personas. ¿Nadie ha visto la triste escenificación que nuestras calles sostienen cada fin de semana?. ¿Nadie más se atreve a levantar sus manos y su voz para apoyar a quienes en las calles denuncian como se difuminan nuestras conquistas, sobre todo aquellas que evitaron que quedaran a tras los más débiles?. ¿Alguien cree realmente que ya hemos conseguido todo para nuestros jóvenes y nuestros niños?. Yo creo que no, y ellos deben saber que tampoco, a tenor de cómo llaman nuestra atención. Pues sigamos recordando, lo que hicimos, y lo que nos falta.
Entre esas tareas pendientes, una destaca en nuestro horizonte más inmediato, el desarrollo y cumplimiento integro de nuestro texto constitucional.
Dicen que nuestra constitución es solo un papel y nada más que un papel. Pero representa nuestra voluntad, nuestros deseos, nuestros impulsos, nuestros valores, nuestras querencias.
Hemos nacido a su amparo, y ha entrado en nuestras vidas sin pedir permiso, pero hemos conocido el esfuerzo y la ilusión de aquellos que lucharon en nuestro nombre y el suyo, para cubrir con su manto la esperanza de un país que ansiaba descansar de tanto enfrentamiento y tanta exclusión.
Ha representado el sentir único de un pueblo deseoso de construir una convivencia que le ha sido arrebatada en muchos momentos de nuestra historia, envuelta en falsos patriotismos, muchos egoísmos y demasiados olvidos hacia aquellos que comparten suelo y cielo con nosotros. Ahora, tras treinta y cuatro años de progreso y libertad, sin iras y sin rencores, nos sentimos herederos de aquello que no elegimos, pero que compartimos y asentimos, que hacemos nuestro y recibimos con agradecimiento y voluntad de perfeccionar.
Nada es inmutable y nada es incontestable, pero nada de aquello que sirve para sostener la vida y la paz debe ser arrinconado, de igual forma que debemos ser conscientes de que vacuas son las leyes que proclaman valores e ideales, que en nada defendemos con nuestro comportamiento y nuestra actitud diaria, por muchos sacrificios que la defensa de esos ideales nos exija.
Sus letras, sus palabras y sus frases son la única garantía del impulso necesario para que nuestras vidas sean libres, no construidas al albur de otros deseos, sino de nuestras convicciones. Sin imposiciones, sin tiranías ni caprichos. Sus letras, sus palabras y sus frases nos salvaguardan de aquellos que preconizan la muerte. Y nosotros solo amamos la vida, la nuestra y la de todos, la que Dios nos da, la única que es digna, aquella en la que todos somos libres e iguales, y las leyes y las acciones de quienes gobiernan así deben defenderlo, porque esa es nuestra voluntad.
domingo, 2 de diciembre de 2012
Gonway, para emprender entre estudiantes
EMPRENDEDORES
Un grupo de estudiantes, apoyados por importantes empresas, han puesto en marcha gonway, una herramienta a medio camino entre una red social y una start-up que busca poner en contacto a estudiantes con estudiantes y a estos con empresas, mostrando sus ideas e iniciativas y apoyándoles en el camino hacia su profesionalización.
La clave de este proyecto es Victor Ogbechie, jugador exitoso de rugby, experto en contabilidad, miembro de la ONG Best Buddyes, estudiante de 24 años y, sobre todo, espíritu inquieto. Su idea de emprendimiento está basada en ayudar a otros a ser emprendedores, abriéndoles el camino hacia el mercado. Pero su espacio web no es una página de empleo más tipo Infojobs o Jobandtalent, la idea de Víctor ha sido desde el principio que los estudiantes puedan generar una relación con las empresas y que éstas les conozcan no solo por su expediente. Otro objetivo es que los estudiantes descubran sus posibles salidas laborales y existe una relación universitario-empresa durante los años de carrera. Te invito a que los descubras en su red y en su blog, aquí tienes el enlace
sábado, 1 de diciembre de 2012
SIDA, la guerra continua
Cuando acabes de leer este articulo, mil personas habrán muerto en África victimas del SIDA. Si mañana te acuerdas de mí y me relees, en ese intervalo de tiempo, cinco millones y medio de indios habrán descubierto que son seropositivos. De todos ellos, solo un doce por ciento podrán acceder a un tratamiento adecuado, y durante el tiempo necesario.
Si te estremecen estos sencillos datos, el próximo día uno de diciembre, es un buen momento, uno mas, uno tan bueno como otros, para presionar a los gobiernos, y a las compañías farmacéuticas, para que impulsen medidas que permitan la fabricación en el tercer mundo de medicamentos genéricos capaces de ayudar a los afectados, para que ayuden a la extensión de medidas profilácticas y educativas que cerquen la enfermedad y la aíslen, para que acaben con la corrupción que permite, impunemente, que los gobiernos sátrapas del tercer mundo se apropien de los fondos internacionales destinados a esta lucha, u hostiguen a las organizaciones no gubernamentales que luchan contra la enfermedad en primera línea de fuego. Un buen día para romper el silencio que rodea al virus.
Tres son a mi juicio las mas inmediatas batallas que debemos librar, y sin contemplaciones. El desarrollo de la capacidad tecnológica y farmacéutica de las sociedades menos desarrolladas para defender a sus ciudadanos contaminados; el desarrollo de políticas educativas que acaben con las vías de extensión y la indefensión de países enteros ante la pandemia, y la mejora de la calidad de vida de los afectados, tanto en el tercer mundo como en el cuarto, en las ciudades africanas, y en los pozos de miseria que crecen en nuestras ciudades ricas. Y es esto último una de las preocupaciones que pueden hacer despertar a nuestros gobiernos y obligarles a afrontar el problema con mayor conciencia y decisión ante el apremio de una opinión pública a alarmada por la extensión del virus de la mano de una inmigración incontrolada que traslada la enfermedad de ciudad en ciudad, sin mirar fronteras ni colores.
En 2001, la Asamblea General de la ONU adoptó una Declaración de Compromiso especial en la que proponía actuaciones concretas para combatir la pandemia durante la siguiente década .Todos los Gobiernos y organismos internacionales que la firmaron se comprometieron a destinar más fondos y a implicarse hasta las patas en el freno de la epidemia. Cinco años después se ha recaudado mas dinero, no el suficiente, pero se ha hecho muy poco con él. La promesa no se ha cumplido. Y es la hora, por tanto de que la sociedad civil afronte su obligación moral de sacar a la calle, a las urnas y a la cara de los políticos su exigencia de una actuación humana en el tema. No es una cuestión de logística, de tecnología, de sanidad o de política. Es una cuestión de humanidad. Si cualquiera de estos políticos y empresarios pasaran tardes con enfermos, como hacemos muchos voluntarios, en parroquias, pisos de proyecto hombre, o centros de atención de decenas de ONG´s, su alma se descompondría, avergonzada de haber permitido durante años, tanto sufrimiento, tanta indignidad, tanta soledad, tanto dolor.
Imagen tomada de jovenesits.blogspot.com
lunes, 8 de octubre de 2012
El crowdfunding y la economía social
No voy a hablaros del Sahara, que no estaría demás, sino de una nueva forma de economía de la cual, el Festival de Cine de Sahara es un buen ejemplo.
La dramática situación del mercado de trabajo está potenciando alternativas de empleo. La economía social, el empleo por cuenta propia de toda la vida, es una de las más valoradas. Una forma de empleo en que trabajador, emprendedor y capitalista se funden.
Alentados por directivas europeas, los gobiernos autonómicos han desarrollado estrategias para impulsar estas iniciativas, reflejadas en Cantabria en Cantabria en el decreto de ayudas y avales al emprendimiento de 3 de enero de este año, que mantiene la continuidad de los programas iniciados en 2005.
En el ámbito privado, organizaciones como Asepyme o La Asociación de Jóvenes Empresarios están ofreciendo asesoramiento y ayuda para ponerse en marcha a las nuevas empresas, como nos aseguran sus responsables en Cantabria Jesús Pereda y Carlos Carrasco, respectivamente.
Gracias a unos y otros, en España se han creado en el último año 35.946 sociedades de economía social, 197 de ellas en Cantabria. Pero la pasión por la economía social no debe cegarnos en sus problemas. No son necesariamente sociedades laboralmente más flexibles y adaptadas. La forma de responsabilidad con que se constituyen obliga a sus miembros a una dedicación extrema, que es lo que en España se llama flexibilidad. Pero los problemas de los emprendedores no desaparecen al cambiar su nombre. Los problemas de financiación, cobro y formación persisten como en todo el tejido productivo.
Si el proyecto es on line los recursos tecnológicos son esenciales. Muchos emprendedores los desconocen, como la existencia de los tech angels un partner tecnológico que te puede dar las herramientas para arrancar o crear valor, a cambio de una participación o de un pago, generalmente más bajo que en el mercado.
“Apoyos como ese o el de los bussines angels no son parte de una cultura emprendedora que se transmita en la escuela, por más que haya una asignatura con ese nombre”, nos explica Ángeles Llera, responsable de apoyo a proyectos de turismo rural de la Escuela de Turismo de la Universidad de Cantabria. Hay regiones como Asturias donde proyectos de educación para emprendedores, como Valnalon, o bioincubadoras como la del CEEI funcionan, pero son la excepción.
Pero con todo, el reto es conseguir dinero. Algunos gobiernos dan avales y algunas fundaciones, como Attac, ideas alternativas. Pero los bancos no dan nada. Ante ello, la palabra mágica se llama Crowdfunding. Conseguir que una multitud, anónima o no, te de pequeñas cantidades, ante la promesa de una devolución futura, un ejemplar de tu libro, un vale de compra, la aparición en los créditos de una película, una pequeña participación, o el placer de ser generoso.
Aunque el fenómeno es reciente en España, no solo ya hay plataformas para ello, sino que algunas están muy especializadas, caso de “Lanzános”, dedicada al emprendimiento cultural.
Claro que todo disco tiene su cara B. A más de un emprendedor recaudar donaciones altruistas, sin consulta previa, le ha traído un buen disgusto con Hacienda. A otros, el trueque dinero-participación le han llevado a un laberinto de notarios, papeles y juntas ingobernables. Por muy positivo que sea el concepto, es preciso darle su dimensión real. Sabemos de los éxitos del sistema, pero no de los fracasos, que son muchos. En parte porque los medios han permitido ver un sistema que en su novedad ha ayudado a muchos emprendedores. Pero la perdida de novedad y la inseguridad jurídica del sistema están dejando huérfanos a los que en una segunda oleada habían puesto en él su esperanza. Y un ejemplo es la película “El cosmonauta”, pocos han podido repetir su éxito.
Pese a todo, muchos emprendedores ven en este sistema la única salida para iniciar su aventura. Bien sea creando una pasarela en su web (lo que implica una comisión bancaria del 5%) o buscando la ayuda de portales como Verkami, una idea del biólogo catalán Joan Sala y sus hijos Jonás y Adrián que estudian proyectos de emprendimiento y si los aprueban difunden tu idea por blogs y redes para buscar micro mecenas. Pero Joan viene del paro, y su militancia es sincera. Para la mayoría de las plataformas de crowfounding, solo un negocio en el que el emprendedor es un cliente más de la rueda del mercado, no el sujeto de una nueva forma de economía. Eso si es lo que busca la 'discográfica social' catalana “Apadrina Un Artista”, que capta inversores, pero garantizando que el artista mantendrá sus derechos y sus beneficios. Una nueva forma de empresas, que requiere una forma de sociedad.
Y no os olvidéis del Sahara.
viernes, 18 de noviembre de 2011
Josep Benet
El historiador, político y editor Josep Benet i Morell, leridano de origen, está considerado uno de los intelectuales catalanes más comprometidos con la recuperación de las libertades en nuestro país a lo largo del siglo XX, hecho que tuvo, entre otros reconocimientos, el de ser el senador más votado de España en las primeras elecciones de nuestra actual democracia.
Muy vinculado desde niño al monasterio de Montserrat, en el que primero perteneció a su escolanía, y luego como editor e impulsor de actos culturales, como la comisión Abat Oliva, se formo política e intelectualmente en la Federación de Jóvenes Cristianos de Cataluña.
Combatió durante la Guerra Civil Española en el ejército republicano, siendo, al finalizar la contienda incorporado forzosamente al ejército de Franco. Será precisamente en esos años, en los que, en sus diversos destinos, Benet entraría en contacto con la oposición al régimen franquista. Ello le llevaría a participar en diversas iniciativas anti franquistas, fundando el Front Universitari de Catalunya y los Grups Nacionals de Resistencia, lo que le valdría varias detenciones.
En 1945 se licencio en derecho en Barcelona, participando como defensor en diversos juicios contra presos políticos, y fundando en 1957 Germinabit, publicación de la Abadía de Montserrat, que dirigiría hasta 1962, en que dicha publicación se fusionaría con Serra d'Or, otra revista de la abadía.
Su inquietud editora no quedaría aquí satisfecha, por lo que en 1969, junto a Jordi Pujol y Albert Manent, fundaría Edicions Catalanes de París, cuyo destinatario eran lectores del interior de Cataluña. Era una contribución más a la lucha política, en la que participaría también mediante actos clandestinos, campañas de agitación, huelgas y las campañas que en esos años pretendían forzar e nombramiento de obispos catalanes para Cataluña.
Toda su vida y su actuación política estuvieron marcadas por lo que le definió un intento de mantener a flote Cataluña, pese al genocidio político y cultural del franquismo. Esa es una de las causas que contaba Benet le había hecho traspasar el límite entre lector y escritor de historia. “Si querías leer un libro sobre la gran mayoría de los acontecimientos de la historia de nuestro país, lo tenías que escribir tú mismo. Un ejemplo hacía cincuenta años del fusilamiento del presidente Companys y no había en el mercado ningún libro que explicase detalladamente su detención en Francia, su traslado a la España franquista, el consejo de guerra y el fusilamiento. Tuve que escribirlo pese a que yo no era, profesionalmente, historiador."
Contaba Benet que sus inicios como historiador habían estado vinculados a la organización de un ciclo de conferencias clandestino, en el Casal de Montserrat, sobre historia contemporánea de Cataluña. La falta de ponentes sobre el discurrir de la Semana Trágica le obligo a hacerse cargo de ella. Fueron los años en los que la persecución de líderes catalanistas se consumo en los llamados hechos del Palau de la Música , en mayo de 1960. Cientos de detenciones y torturas llevaron a Benet a buscar refugio, junto a otros prófugos, en el santuario de Queralt, custodiado por el padre Josep María Ballarín. Durante aquellos meses escondido, se concentraría en su primer libro, el primero de una larga serie.
Llegada la democracia, se presento a las elecciones en las listas de la izquierdista Entesa dels Catalans por Barcelona, ganando claramente el puesto, al igual que en las elecciones al parlamento de Cataluña de 1980, en que se presento como independiente en las listas del PSUC, que entonces unía a un amplio abanico de grupos de izquierda en torno al PCE.
Retirado de la política, fue nombrado director del Centro de Historia Contemporánea de Cataluña, cargo que dejaría en 2000.
Su trayectoria como historiador estuvo marcada por el estudio de la llamada historia social, política y religiosa de los siglos XIX y XX, mediante obras como 'Maragall i la Setmana Tràgica', 'Catalunya sota el règim franquista', 'Exili i mort del president Companys' y 'El president Tarradellas en els seus textos'. Obra
Precisamente esta semana salía al mercado el primer volumen de las memorias de Benet, que bajo el titulo “De l'esperança a la desfeta 1920-1939” , abarca su infancia y juventud, incluyendo sus recuerdos y reflexiones sobre la Guerra Civil española. Esta obra gano el año pasado la XI edición del premio de ensayo de la Fundación Ramon Trias Fargas, por, a juicio del jurado, ejecutar un estilo "preciso, meditada pasión y una sinceridad cruda" del historiador, que realizó un "ejercicio de introspección poco frecuente en la tradición autobiográfica catalana".
martes, 12 de octubre de 2010
Mario Vargas Llosa
La concesión del premio Nobel de literatura al peruano Mario Vargas Llosa, ha permitido reabrir su figura y presentarla de nuevo ante el gran publico, y, por ende, la obra de una lengua, la castellana, en pleno vigor, y plena de méritos para ser considerada una de las grandes fuentes de la creación humana.
La concesión no ha estado exenta de nubarrones, dada la polémica trayectoria política del escritor. Un hombre de una importancia prosística incuestionada, pero que ha defendido y protagonizado valores algo alejados de los que se supone, políticamente hablando, posee y expande un literato, un intelectual.
Con todo, hoy hablamos de uno de los más grandes escritores, en cualquier idioma. Desde su primera novela “La ciudad y los perros”, allá por 1962, se percibe en Vargas Llosa una gran complejidad técnica, con superposiciones de acciones, personajes y tiempos, cono monólogos interiores y un gran repertorio de técnicas narrativas. Pero nada de eso se convierten, en manos del creador de “Pantaleón y las visitadoras”, en un artificio, sino que potencia una intensa impresión de realidad. Un doble camino, el de realidades brutales y experimentación formal, que ahora ha sido recompensado, como lo viene siendo desde hace años.
Nacido en Arequipa, Perú, en 1936, el comité del Nóbel ha visto en su obra, y de ahí el premio, “una cartografía de las estructuras del poder y sus imágenes mordaces de la resistencia del individuo, su rebelión y su derrota”. Cualidades que, junto a otras, han sido reconocidas con premios como el Cervantes (1994) o el Príncipe de Asturias de las Letras (1986).
Su trabajo no se ha visto reducido a la narrativa. Por contra su producción es notable en el campo del periodismo, el ensayo, el teatro o la critica literaria. Campos todos en los que son visibles tanto la profunda influencia de la sociedad peruana, de la que se siente intensamente deudo, como de las experiencias vividas en Europa, en sus estancias prolongadas en España, Gran Bretaña, Suiza o Francia, lo que le convierte en un miembro diferenciado de los autores hispanoamericanos, causantes del resurgir mundial de nuestra lengua en la segunda mitad del siglo XX.
Hijo único, en una familia acomodada de origen mestizo. Vivió pronto la ruptura del hogar familiar, por causa de las relaciones extramatrimoniales de su padre con una mujer alemana, causa de los dos hermanastros del Nóbel. Parte de su infancia transcurriría en Bolivia, junto a su abuelo, cónsul en ese país, y su madre, lo que iniciaría el periplo internacional del escritor y su larga lista de influencias, sociales, políticas y literarias, al tiempo que iniciaba la tortuosa relación con sus raíces. Una relación contradictoria, en la ha llegado a sentir amor, temor y resentimiento, hacia un padre que nunca comprendió, al tiempo que rechazó la vocación literaria de Vargas Llosa.
Con 14 años comenzaba su independencia, tras abandonar la escuela militar en la que su familia había depositado sus anhelos de futuro, iniciando su aprendizaje en periódicos locales. Poco después, presenciaría el estreno de su primera obra teatral, “La huida del Inca”.
Su llegada al mundo universitario, con 19 años, le permitiría entrar en contacto con el afamado historiador Raúl Porras Barrenechea, junto al que iniciaría su inacabada y monumental historia del Perú. Pero aun más importante, estos serian los años de su decantación política. Tras entrar en contacto y actuar junto a los miembros del Cahuide, la organización comunista clandestina, el joven Vargas Llosa va a experimentar una profunda decepción por el movimiento de izquierdas, lo que le llevara a las filas del Partido Demócrata Cristiano de Héctor Cornejo Chávez. Años después, en 1990, sería candidato de un frente de centro derecha a la presidencia del país.
Casado y preso de una actividad febril que le hacia trabajar, para mantener su hogar, en periódicos, librerías e incluso en catálogos de lapidas, Vargas se licencia de manera brillante en 1958, lo que le permite obtener la beca que le traerá a España. Su estancia en Europa significará el inicio de un segundo matrimonio y de una larga carrera de creación literaria, en la que se forjará su estilo.
Desde 1963, la obra de Vargas Llosa se hace incesante, con grandes piezas como “La ciudad y los perros” (basada en sus experiencias en la academia militar de Lima y que expone de manera brutal, en el mundo cerrado de ese recinto,, toda la violencia y la corrupción de las sociedades actuales), “La casa verde” (la disección de la transformación de una novicia en la más famosa prostituta de ese lupanar) o “Conversación en La Catedral ” ( la historia de un deicidio). La unanimidad de los especialistas en literatura se vio acompañada de los premios, como el español de la critica, y sus triunfos personales, la consecución del doctorado por la Universidad de Londres”. Esas tres grandes obras marcan, a su vez, el final de un ciclo, el de una parte de la vida del autor, entregada a afrontar las grandes cuestiones de la vida (la religión, la política o los temas sociales) para descubrir para su obra el gran arma del humor y la sátira, como ha defendido Raymond L. Williams. Se inicia un nuevo rumbo en su obra, que marcan obras como “Pantaleón y las visitadoras” y, más tarde “La tía Julia y el escribidor”.
En 1981, la llegada a las librerías de “La guerra del fin del mundo” desencadenara el tercer gran ciclo del autor, uno marcado por una mayor trascendencia en sus reflexiones, marcadas por el mesianismo y la conducta irracional humana, que en esta novela quedan expuestos en la descripción de la guerra brasileña mantenida por los antirrepublicanos milenaristas de Antonio Conselheiro en el pueblo de Canudos.
La década de los ochenta seria un paréntesis en su obra, producido por su actividad política en Perú y su trabajo periodístico, que se cerraría en 1993 con “El pez en el agua”, de carácter autobiográfico. Libro tras el que llegarían “Los cuadernos de don Rigoberto” (1997), “El paraíso en la otra esquina” (2003), “La Fiesta del Chivo” (2000), “Travesuras de la niña mala” y “El sueño del celta”, que vera la luz en estos días”, y que denuncia las atrocidades de la colonización belga del Congo, en los infames tiempos del rey Leopoldo.
Dejamos para el final de este sucinto repaso a la trayectoria literaria del Nóbel una obra de especial importancia para la comprensión de la trayectoria del autor, “Lituma en los Andes”.
Es cierto que el indigenismo, presente en esta obra, no es uno de los temas principales en la narrativa de Vargas Llosa, pero aun así, es un tema recurrente en varias de sus obras (“La casa verde”, “La guerra del fin del mundo”, “El Hablador” o “Lituma ..”). En todos los casos, el recurso al indigenismo aparece como muestra de las desigualdades sociales y los prejuicios raciales e impregnado de un amplio desapego a la literatura de su país, a la que acusa de una encomiable vocación social e histórica, pero que aparece ante sus ojos con una gran falta de calidad, salvo en la obra historia de José María Arguedas.
No solo Vargas Llosa afronto estos problemas en su obra narrativa, sino también en poco conocido ensayo sobre el indigenismo y la obra de Arguedes, en la que critica el tradicional, por simplificador, enfrentamiento entre dos posturas antagónicas en Perú, un país con más de cinco millones de indígenas, especialmente quechuas. De un lado la visión progresista que defiende la incorporación del indígena a la sociedad y economía occidental con todos sus derechos. De otro una visión conservadora, que prefiere a un indio aislado y explotado antes que a un indio sin identidad, que ha perdido su cultura. Es la dicotomía entre liberar al indio de la esclavitud de sus costumbres o destruir su cultura en nombre del progreso.
Para ello Vargas emplea su obra en desmontar falsas ideas heredadas del indigenismo, que lastran ese debate, una labor que se vera incrementada tras su fracaso en su intento de acceder a la presidencia de su país.
Como explica Clara Isabel Martínez Cantón, en su ensayo para la UCM , “El análisis de Vargas Llosa sobre el indigenismo marca también su ideología, en desacuerdo con los que intentan resolver el problema indio basándose en la demagogia y los falsos argumentos. El autor se muestra intransigente ante los que defienden la utopía arcaica del antiguo imperio inca. Para Vargas Llosa la versión socialista de la civilización quechua como solución no es una posibilidad, después de los fracasos del comunismo en la URSS y de los intentos de recrear los ayllus durante gobiernos anteriores. Además de ello, quienes lo defienden olvidan a veces, según su pensamiento, que esto presupone la occidentalización y aculturación del indio y la pérdida de sus características esenciales, ya que el progreso y la entrada del pensamiento lógico desterrarían la civilización tradicional quechua.
La otra opción es la conservación mediante el aislamiento de las culturas indígenas, manteniéndolas así en la marginalidad, y expuestas a la explotación, y dejando sin aprovechar los recursos de la zona.
Toda esta discusión, y su vigencia en su obra, esta determinada no solo por convicciones, sino que la hemos de interpretar a la luz de la realidad política de Perú, que determina, y mucho, la obra de Vargas. Tengamos en cuenta, que cuando Vargas lucha por la presidencia de su país, este se encuentra envuelto en una sangrienta guerra contra el grupo terrorista “Sendero Luminoso”, que en base a estas ideas indigenistas, lucha por una sociedad a medio camino entre la defensa de las tradiciones quechuas y el maoísmo más extremo. Lucha contra esta cruel realidad implica, para el autor, una lucha también ideológica.
Vargas, aunque poco comprendido, afronta en su obra la contradicción del momento histórico en que vive, en el, de un lado, avanza un movimiento revolucionario que dice basarse en reivindicación étnica quechua, antioccidental, expresión contemporánea del viejo mesianismo andino, pero que por otro destruye ese indigenismo, pues el maoísmo-comunismo es irreconciliable con la tradición andina, a la par que la destruye, desintegrándola en la lógica de la lucha revolucionaria contemporánea, y expulsándola, en un movimiento de éxodo hacia la costa, que destruyo sus raíces.
El prologo a un libro de Juan M. Ossio muestra claramente la opinión del autor, presente en “El hablador” y en “Lituma”. La idea de grupo étnico, cultural, social y religioso es de por sí una ficción, ya que el mestizaje es una realidad para casi todas las sociedades. El paso de la tribu al individuo puede hacer perder las características comunes que aúnan a un grupo humano, pero dotará de individualidad y libertad a cada persona. Un mestizaje que se alcanzo en muchas parte de Hispanoamérica, pero no en Perú.
Todo este proceso intelectual tendría su plasmación real cuando en 1983 Vargas Llosa es nombrado por el Presidente del Perú, Fernando Belaúnde Terry, presidente de la Comisión Investigadora del Caso Uchuraccay. Una comisión encargada de investigar el asesinato de ocho periodistas que habían viajado a esa aldea, por parte de indígenas, hartos de la presión de Sendero Luminoso y de las Fuerzas Armadas. Su trabajo le conciencio del problema, aunque su dictamen fue ex culpatorio para los militares, cuando pronto se demostraría su implicación en aquella matanza, y en las represalias posteriores. Fruto de ello, el general Clemente Noel Morán, y otros oficiales, fueron procesados y condenados a varios años de cárcel.
Cuando cuatro años después disputo la presidencia de su país a Alberto Fujimori, su actuación en ese caso y sus ideas sobre el tema, consideradas por algunos blandas ante los terroristas e insensibles ante los indígenas, le costaría, aunque por poco, la derrota. Tras ella, el autor hubo de volver a España, donde conseguiría la doble nacionalidad. Desde entonces, su actitud política ha sido cada vez más conservadora y enfrentada a los gobiernos progresistas. Sus criticas al dominio político del PRI en Méjico, le valieron la expulsión de ese país, y su apoyo a gobiernos conservadores como los de José María Aznar en España, Francisco Flores (presidente de la República del Salvador) o Václav Havel (presidente de la República Checa ), el rechazo de muchos escritores e intelectuales.
Pero, ¿donde esta la grandeza de Vargas Llosa?. Sin duda su entrega. Vargas cumple con ese criterio defendido por autores como Faulkner, de que el escritor debe ser capaz de acumular una ambición tan desmedida como virtuosa por su obra, que le lleve a acumular deseo irrefrenable de cumplir su objetivo y de acumular recursos y técnicas capaces de alcanzar su objetivo. Esa pasión por alcanzar su meta es uno de los grandes activos de Vargas. Tan grande como su afán de reflejar, diseccionar y alertar sobre su tiempo, algo que ha caracterizado desde siempre a los grandes genios de las letras desde Lope a Tolstoi, y hacerlo, además, de una forma totalizadora, en todos los planos y niveles. Y hacerlo , además, de manera que se combine con maestría la acción con la historia, la realidad que envuelve al creador, con los elementos personales que hacen de su obra algo vivo, creíble y vivido, en la tradición que defendieron Garcilaso Dumas o Víctor Hugo.
Pero hay un elemento más que describe a un gran autor, a un escritor de Nóbel. Su pasión y su dominio del lenguaje. Ese que hace no solo vivir, sino aprender leyendo. Ese dominio que enriquece la lengua que emplea, trascendiendo del vehiculo que te sirve de soporte y entregando al lector a través de él, múltiples puntos de vista, generados por personajes, situaciones y grupos corales sólidos, veraces e imaginables, envueltos en marcos sigilosa y pormenorizadamente descritos.
Todo eso es lo que hace a un escritor forma parte del olimpo de la creación, lo que le hace un constructor del alma colectiva de la humanidad.
Y eso es lo que debe primar en estas horas en que la comunidad española de la lengua se enorgullece que el detentador de la “l” minúscula de la real Academia haya alcanzado la relevancia que la academia sueca le ha reconocido. Independientemente de sus flirteos con la política, independientemente de que, como el mismo describió en “El pez en el agua”, haya mirado al poder desde dentro o desde sus orillas.
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lunes, 3 de mayo de 2010
Francisco Ayala, la memoria de España
De nada valen grandes logros de la humanidad si no hay quien mire en su interior para verificar que son humanos. Lo otro son fuegos de artificio. Ese fue el papel de Francisco Ayala, y el de los que como él dedican su vida a escribir y reflexionar.
Francisco Ayala había nacido en Granada en 1906. Con 16 años se trasladó a Madrid donde se licenciaría en derecho en 1929, alcanzando la cátedra de esa universidad en 1933. La guerra Civil, como para tantos otros intelectuales solo sirvió para señalar el camino del exilio, ante las persecuciones constantes contra la intelectualidad, durante y después del conflicto. En 1939 iniciaría en Argentina un periplo por Latinoamérica que le llevaría a trabajar en la Universidad de Puerto Rico y en diversas y prestigiosas universidades norteamericanas.
La amargura del exilio marcó su obra y su forma de ver el mundo, impulsando una carrera literaria que ya había comenzado antes, cuando en 1925 publico “Tragicomedia de un hombre sin espíritu”, obra a la que seguirían “Historia de un amanecer” (1926), “El boxeador y un ángel” (1929) y “Cazador en el alba” (1930). Su afán por conocer el mundo que le rodeaba y hacer participes a sus conciudadanos de esa mirada le había llevado al campo de la narración y del ensayo, e incluso de la narrativa breve, en la que es más apreciable el tema del exilio y el desarraigo forzoso del hombre, caso de “El hechizado” (1944), “La cabeza del cordero” (1949, donde aborda el tema morisco), “los usurpadores” (1949), “Historia de macacos (1955), “De raptos, violaciones y otras inconveniencias (1966) o “El jardín de las delicias” (1971). Su obra se completaría con sus novelas “Muertes de perro” (1958) o “El fondo del vaso” (1962). Y los ensayos, como “La estructura narrativa” (1970) y “Novela española actual” (1977). En todas esas obras, al margen de su estilo, carácter y temática, siempre se mantiene viva una misma raíz, la exaltación del intelectualismo, el escepticismo, la ironía, y el problema de la deshumanización, dentro de una profunda reflexión sobre la condición humana, en línea con lo aportado por otros intelectualistas y narradores de realismo crítico como Thomas Mann, Aldous Huxley y Ramón Pérez de Ayala. Y como fiel heredero del espíritu cervantino y el Siglo de Oro.
Pero si algo marcó la vida y obra de este testigo de la historia española fue a lo largo de sus 103 años, su vitalidad, su amor a la vida y su inquebrantable compromiso ético con el mundo y con su tiempo, tarea a la que dedico su vida, su prestigio y su obra.
Ha sido, por otra parte, de los pocos talentos reconocidos en vida, por su calidad y sus valores morales, como parte de una reducida humanidad empeñada en despertar el alma dormida del hombre. Fruto de ello, los reconocimientos ocupan una larga lista. El éxito de su revista literaria “La Torre ”, fundada en Puerto Rico en 1950, los doctorados, como el concedido por la Universidad Northwestern de Illinois en 1977, el nombramiento como académico de la Lengua para el sillón “Z” (1983), la importancia cultural de su fundación, los homenajes del Ministerio de Cultura, del Círculo de Bellas Artes de Madrid , de la Asociación de Prensa de Madrid, de la Real Academia Española de la Lengua , del Instituto Cervantes de Nueva York, el Hay de la Alhambra o los premios Nacional de las Letras, Príncipe de Asturias, Cervantes o el de las Letras Andaluzas.
Su obra esta marcada por un siglo convulso, que marco trágicamente a su familia y a toda la sociedad mundial, en una época donde la naturaleza del hombre quedo herida a través de guerras, genocidios y visiones políticas totalitarias, que hasta bien entrado el siglo han marcado la vida de miles de personas. Comprometido con la época que le tocó vivir y dotado de una inmensa lucidez y de una curiosidad inagotable, Ayala observó, analizó y reflexionó para el futuro sin quebrarse su espíritu ni su determinación por las adversidades que le tocó vivir, aportando a la humanidad importantes lecciones. Vivió el hundimiento de la monarquía de Alfonso XIII, el totalitarismo de Primo de Rivera, la proclamación de la II República , la Guerra Civil , el prolongado exilio y los cambios que experimentó el mundo tras la Segunda Guerra Mundial. Ayala viajó en 1929 a Berlín con una beca de ampliación de estudios, y en los dos años que estuvo en la capital alemana asistió a la afloración del nazismo. En Alemania se encontró con "la descomposición del Estado liberal y con la extensión de una sociedad de masas que, bien manipulada por los nuevos medios de control ideológico, estaba derivando en el totalitarismo nazi.
Con su inmensa lucidez, Ayala vio venir la catástrofe que se avecinaba en Europa y lo reflejó, entre otras obras en el prólogo de la traducción que hizo en 1934 del libro Teoría de la Constitución , de Carl Schmitt.
En 1997, el autor inauguraba la "Caja de las Letras" en la antigua cámara acorazada de la sede central del Instituto Cervantes, lugar donde depositaria un legado secreto y una carta manuscrita, que podrá conocerse dentro de 50. En 2047 conoceremos su penúltima lección.
Imagen diariodenavarra.es
domingo, 14 de marzo de 2010
Miguel Delibes
Quizá por encima de su obra, de una calidad e importancia innegable como custodia del castellano, ha destacado en Miguel Delibes su defensa, con su propio ejemplo, de una forma de vida y humanidad. Sencilla, serenamente reivindicativa, sensata y defensora del equilibrio entre el hombre y la naturaleza a la que pertenece. Miguel Delibes nació en Valladolid en 1920. Estudió Comercio y Derecho, siendo desde 1944 catedrático de Derecho Mercantil en la Escuela de Comercio de su Valladolid natal.
Ejerció desde joven su pasión por el periodismo a través de «El Norte de Castilla», diario vallisoletano de clara tendencia democrática del que llegaría a ser director, y siempre colaborador. Junto a ello, e impulsado por Ángeles, su mujer, ávida lectora y admiradora del maestro, Delibes fue novelista. Su fama le hizo admirado y recabado de forma continua como conferenciante.
La obra de Delibes presenta una marcada ideología, un humanismo cristiano abierto, exigente, comprometido con los problemas de su tiempo. En nombre de ese humanismo, ha reiterado sus críticas a la sociedad burguesa, con su progreso técnico hecho a espaldas del hombre, un progreso que -según él-, lejos de liberar, inventa nuevas formas de esclavitud. De ahí que vuelva sus ojos, con gran frecuencia, a la naturaleza, a la vida sencilla de las gentes del campo, entre los que encuentra (a pesar de tantas miserias) reductos vírgenes de dignidad humana. Esta dicotomía (vida burguesa y vida rural) es uno de los ejes sobre los que ha construido su obra novelística, junto a la niñez.
Su denuncia de egoísmos e injusticias, y su acercamiento simpático a las gentes pobres y humilladas, han sido explicadas por Delibes con estas palabras: «El hecho de que yo me incline por el hombre humilde y por el hombre víctima revela, imagino, mi espíritu democrático, pero no menos mi espíritu cristiano».
Han sido generalmente reconocidas las excepcionales dotes de narrador de Delibes y una sobresaliente capacidad para reflejar tipos y ambientes. No menos excepcional es su dominio del idioma, cosa que le permite acertar -con difícil facilidad- en los más variados registros (lo culto y lo popular, lo pedante y lo sencillo, el habla infantil o rural, etc.). Rasgo muy destacado de su prosa es la riqueza de vocabulario sobre la naturaleza y la vida del campo: la verdad con que hace hablar a los sencillos campesinos que abundan en sus obras es difícilmente igualable.
Las novelas La trayectoria de Delibes es uno de tantos ejemplos de la evolución de nuestra literatura en los últimos treinta años.
Se dio a conocer al ganar el Premio Nadal de 1947 con “La sombra del ciprés es alargada”, novela impregnada de una angustia muy propia de aquellos momentos: obsesión por la muerte y por la infelicidad (temas corrientes en la literatura existencialista). En la misma línea se sitúa su segunda novela, “Aún es de día” (1949). Su primera obra realmente importante es, sin duda, “El camino” (1950), con la que inaugura un limpio acercamiento a la realidad aldeana. En torno a tres niños, construye el mundillo inolvidable de un pueblo, con sus más variados tipos. La prosa de Delibes se ha depurado ascéticamente y ello contribuye, en gran parte, a la impresión de vida que deja la lectura de la novela.
Más tarde es la vida de la burguesía provinciana la que encuentra un implacable reflejo en “Mi idolatrado hijo Sisi” (1953) en la que convierte en protagonista a un rico comerciante, certero ejemplo del egoísmo, cuya primera víctima es su propio hijo.
Mayor acierto supuso “Diario de un cazador” (1955), en que Lorenzo, bedel de un Instituto, cuenta un trozo de su vida modesta, animada sólo por su afición a la caza. Delibes -que comparte la pasión del personaje- nos sumerge en la naturaleza y. a la vez, refleja con insuperable maestría el habla popular, con sus giros, sus muletillas, etc. Continuación de esta obra es el “Diario de un emigrante” (1958), en que el mismo Lorenzo vive por América sus nostalgias de España y su contacto con otras costumbres y otra habla.
Tras “La hoja roja” (1959), sobre la vida gris de un jubilado, Delibes ofreció la que es posiblemente su obra maestra: “Las ratas” (1962), impresionante cuadro de la vida de un pueblo castellano, con su dureza y sus miserias. Entre sus múltiples tipos, figuran el tío Ratero -que vive de cazar ratas, mísero alimento y el Nini, su sobrino, conmovedora figura de un chiquillo poseedor de una extraña sabiduría sobre la naturaleza y que, desde su inocencia, es testigo callado de lo que ve a su alrededor. Con esta novela lleva Delibes a su cumbre una línea que había iniciado con El camino, pero el testimonio se ha hecho ahora más acusador y el estilo ofrece una seguridad absoluta en la combinación de realismo crudo y tono poemático. Las ratas es, sin duda, una de las máximas novelas españolas contemporáneas.
En 1966, apareció “Cinco horas con Mario”, que, ante todo, supone cierta innovación técnica: es el largo monólogo interior de una mujer que vela a su marido muerto (monólogo en que Delibes confirma su capacidad de reproducir el habla coloquial). Pero, además, es una disección lúcida de la más estrecha mentalidad tradicional, condensada en las ideas, obsesiones y limitación de la protagonista, y un cuadro sangrante de las dos Españas nacidas en torno a la guerra civil.
Las innovaciones técnicas (correspondientes al experimentalismo vigente) son más audaces en “Parábola del náufrago” (1969), pero la distorsión de la anécdota y el lenguaje no ocultan la intención social -más clara que nunca-. La obra nos presenta a un hombre inserto en el engranaje de una alucinante empresa y victima, luego, de un monstruoso castigo por haberse atrevido a hacerse preguntas sobre el sentido de su trabajo. Tal «parábola» -con cierta influencia de Kafka- intenta reflejar los aspectos deformes del mundo actual y responde -según Delibes- a «una obsesión mía ante las dificultades del hombre para encontrar la libertad y la justicia».
En sus últimas novelas, Delibes ha vuelto a la línea de una aparente sencillez (solo aparente) que le es más propia. Y de nuevo nos encontramos frente al díptico del mundo burgués y el mundo rural. Al primero, visto también desde un niño, corresponde “El príncipe destronado” (1973), deliciosa novela que encierra, no obstante, una fuerte carga critica. Finalmente, el ambiente aldeano reaparece en “Las guerras de nuestros antepasados” (1975), cuyo tema dominante es la violencia; una violencia que rodea al protagonista sin lograr hacer mella en su elemental y singular bondad. Escrita en forma dialogada (se trata de una supuesta grabación magnetofónica), la novela es muestra eminente de ese inmenso talento de Delibes para reproducir el habla popular en toda su inagotable riqueza.
Otras obras Delibes es, además, autor de espléndidos relatos breves, como los incluidos en “Siestas con viento sur” (entre los que destaca La mortaja). Por otra parte, a su condición de viajero y periodista se vinculan múltiples crónicas entre las que citaremos “USA y yo”, “La primavera de Praga”, “Europa: parada y fonda” etc.
Mención particular merece, en fin, un librito magistral en el que se condensa su profundo conocimiento de su tierra: “Viejas historias de Castilla la Vieja ”.
La obra coincide con la época de más reconocimiento de su obra. Premio Nacional de literatura, Premio Cervantes, académico de la Real Academia de la lengua, premio Príncipe de Asturias… premios que no significaban el reconocimiento a una vida, sino la constatación de un presente, que entonces era un torrente creativo, como demostraría ese gran retrato rural y ese dibujo de la injusticia y la sencillez redentora que fue “Los santos inocentes” (1981), drama que exponía la degradación de una familia rural explotada por los caciques de la Extremadura rural. En 1985 publicó “El tesoro” y en 1998 “El hereje”, una obra gigante y trascendental sobre la intolerancia. Ese año, ya preso de la enfermedad, recibía el Premio Nacional de Narrativa, donde manifestaría su deseo de abandonar su labor creativa, exhausto ante una dolencia que le arrebataba la claridad y la concentración. Así su obra se detenía, pero su magisterio seguía. Ahora que la vida nos le ha llevado, su espíritu seguirá vigente y enseñante, en sus libros.
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