“¿Vas a quedarte ahí tendido para que te maten, o te vas a levantar y hacer algo para arreglarlo?”
Teniente anónimo, sector Easy Red.
6 de julio de 1944.
6.05 de la mañana.
Amanece sobre la costa normanda. En los búnkeres alemanes, en la playa de Omaha, se juega a las cartas. La sosegada calma queda interrumpida por el fuego de artillería.
La playa de Omaha se sitúa entre dos promontorios rocosos. Más allá de la altura máxima de la marea (unos 275 metros) se encuentra un banco de rocas, zona en la cual cabe destacar un rompeolas de hormigón de unos dos-cuatro metros de altura. Las zonas no cubiertas por el rompeolas estaban ocupadas por grandes acumulaciones de arena, al pie de los acantilados, que sólo presentaban ramblas en cinco puntos.
Todas las defensas alemanas se situaban en las playas: su plan era contener a los asaltantes allí. Se construyeron cuatro líneas de trampas en el agua, en el siguiente orden: una línea discontinua de doscientas puertas belgas con minas terrestres acopladas a los palos, una línea continua de troncos clavados en la arena apuntando hacia el mar (uno de cada tres de ellos coronado por una mina antitanque), una línea continua de los conocido como “espárragos de Rommel”, diseñados para hacer volcar las lanchas de desembarco y una línea continua de erizos. El área entre el banco de rocas y los acantilados estaba plagada de alambre y minas, al igual que sobre las paredes de los acantilados.
La defensa fue realizada por cinco compañías de infantería, concentradas en puestos fortificados, alrededor de las entradas a las ramblas y protegidos por campos de minas y alambre. Las posiciones entre los puestos estaban conectadas por trincheras y túneles. Ninguna zona de la playa quedó sin cubrir, y la disposición de las armas aseguraba que se podía arrojar fuego flanqueado a cualquier lugar de la playa.
Aunque se esperaba que la 716ª División defendiera las playas, el día del desembarco éstas estaban protegidas por la experimentada 352ª División de Infantería.
En cuanto al plan de ataque americano, Omaha fue dividida en diez sectores: Able, Baker, Charlie, Dog Green, Dog White, Dog Red, Easy Green, Easy Red, Fox Green, y Fox Red-
El asalto inicial debían llevarlo a cabo dos Equipos de Combate, apoyados por dos batallones de tanques y dos de Rangers. El comienzo de los desembarcos estaban planeado para las 6:30 (Hora H), durante la subida de la marea, precedido por un bombardeo naval y aéreo sobre las defensas de la playa, y por la llegada de los tanques cinco minutos antes de la Hora H.
El objetivo era tener despejadas las defensas de la playa para H+2 horas, tras lo cual las ramblas tendrían que estar abiertas y permitir el tráfico de salida de la playa a H+3 horas. Al final del día tendrían que haber quedado establecida una cabeza de puente conectada con el Cuerpo XXX Británico, que había desembarcado en la playa de Gold.
La fuerza del ataque contaba con más de treinta y cuatro mil hombres y tres mil trescientos vehículos, con apoyo naval proporcionado por dos acorazados, tres cruceros, doce destructores y ciento cinco naves más.
A pesar de los minuciosos preparativos, muy poco transcurrió según lo planeado. Diez lanchas de desembarco se perdieron antes de alcanzar la playa, debido a la mar agitada. La mayor parte de los tanques se hundieron por el camino, todo ello aderezado con el humo procedente de la playa y la niebla matinal, que ocultaba los puntos de referencia que debían emplear para guiarse.
Al acercarse las embarcaciones a la orilla, recibían un fuego intenso de ametralladoras y artillería. Parte del problema provenia del escaso apoyo artillero de los acorazados, limitados por el estado del tiempo y por tratar de evitar disparar sobre los vehículos propios, por ello los acorazados descargaron su artillería tierra adentro. El mar estaba demasiado agitado, así que se tomó la decisión de transportar a los tanques durante la totalidad del trayecto hacia la playa, con lo que muchos de ellos fueron rápidamente neutralizados.
De esta forma solo dos de las nueve compañías de la primera oleada desembarcaron en su zona, la Compañía A, en Dog Green, y los Rangers a su derecha.
Las lanchas de desembarco dejó a la infantería sobre bancos de arena a cuarenta y cinco o cien metros de la orilla, por lo que los soldados tuvieron que hacer frente a todo el peso de las armas ligeras, morteros, artillería y las zonas intercaladas de fuego de ametralladora. En los lugares donde el bombardeo naval había dejado la hierba ardiendo, como en Dog Red, el humo resultante dificultó la visión de las tropas que desembarcaban e impidió a los defensores disparar con efectividad.
Un problema similar sufrieron los zapadores, muy alejados de sus objetivos y sometidos a un fuego intenso. En esas condiciones tuvieron que ponerse a la tarea de despejar huecos a través de los obstáculos de la playa, y ello con poco equipo, pues la mayoría se había perdido en el desembarco, o era incapaz de llegar o estaba siendo usado por la infantería como parapeto. Sufrieron grandes bajas cuando el fuego enemigo detonó los explosivos con los que estaban trabajando. No obstante, consiguieron despejar seis huecos, a costa de haber sufrido unas bajas superiores al cuarenta por ciento.
Al no obtener el éxito deseado durante las misiones iniciales de asalto, se ordenó una segunda oleada de desembarcos, de mayor tamaño, destinada a la aportación de refuerzos de las tropas asentadas en la playa y al reabastecimiento de armamento y cargos de mando dentro del ejército. El fuego alemán se repartió por la playa, ya que con la llegada de las nuevas tropas había mayores riesgos de que las fuerzas Aliadas llegasen hasta sus líneas, lo cual facilitó un poco esta segunda oleada (aunque en algunos sectores de la playa el número de bajas fue similar al de la primera oleada) Cabe destacar que a partir de esta oleada no hubo presencia blindada.
Los ingenieros, con la tarea de despejar las salidas, no pudieron cumplir su cometido al perderse el equipo en los desembarcos. Sobrevivieron pequeños focos de resistencia a lo largo de la playa, parapetándose tras los bancos de rocas, que ofrecían cobertura contra armas ligeras.
Alrededor de las 9.30, en Easy Red, observadores alemanes informaron de la pérdida de uno de los búnkeres que defendían la rambla E-1 y de que sólo había una ametralladora disparando. Se trataba de Heinrich Severloh, la Bestia de Omaha, que estuvo disparando su MG.42 hasta las 3.30 de la tarde, causando alrededor de dos mil bajas.
A las 13.35, el puesto de mando alemán informaba de que el ataque había sido repelido, aunque había pequeñas fisuras en la línea de defensa. A pesar de todo, el cuartel de campo alemán solicitó refuerzos, que le fueron denegados por la superioridad aérea Aliada.
Los desembarcos tratan de aproximarse cada vez más a las ramblas, los objetivos originales, pero al ser allí más fuertes las defensas, son repelidos en todas las ocasiones. Sólo consigue avanzarse en los sectores de acantilados, donde las defensas eran más débiles. Los restos del segundo batallón de Rangers escalaron los barrancos cerca de Dog White, creando aberturas en las alambradas con un bangalore (explosivos de muy difícil montaje) Se estableció un grupo de mando en la cima del acantilado; al ver esto, los alemanes dieron el incorrecto informe de que el búnker que coronaba la cima había sido tomado, ordenándose la evacuación de los defensores.
En los demás sectores de acantilado se fueron produciendo avances similares, aunque algo más lentos, dificultados por la presencia de minas adosadas a los acantilados.
Mientras tanto, en la playa, el coronel George Taylor, en un arranque patriótico, consiguió que sus tropas, completamente desmoralizadas debido al fuego constante, cargasen contra las defensas alemanas gracia a la siguiente frase: “En esta playa hay dos tipos de hombres: los que están muertos y los que van a morir. Bien, luchemos ahora para morir tierra adentro”. Organizó a los hombres sin tener en cuenta su unidad, poniéndolos bajo el mando del oficial más cercano, consiguiendo que llegasen al pie de los acantilados.
A pesar de las penetraciones hacia el interior, no se habían cumplido los objetivos clave, ya que las ramblas seguían cerradas, y los vehículos aún no podían salir de las playas. Las zonas de desembarco de vehículos eran escasas y rápidamente se suspendieron.
Según avanzó la mañana, las defensas se fueron debilitando, gracias a los esporádicos bombardeos y a la presencia de los tanques.
Las pequeñas penetraciones consiguieron envolver las defensas alemanas, distrayéndolas, y la artillería pudo ser desembarcada, siendo altas las bajas en estos cuerpos, permitiendo barrer las defensas y conseguir tomar la playa.
Juan García, Teresa Álvarez
Colegio La Paz, Torrelavega (Cantabria)
Imágenes NATgeo
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