¿Separación de poderes?

“Montesquieu ha muerto”-Alfonso Guerra dixit. Cierto es que la separación de poderes que defendió el filósofo ilustrado allá en el siglo XVIII hace tiempo que en España brilla por su ausencia (puede que incluso nunca se la haya visto).

El poder judicial se encuentra totalmente intervenido en nuestro país, tanto por el poder legislativo como por el ejecutivo. La verdad es que incluso los miembros del máximo órgano de gobierno de los jueces, el Consejo General del Poder Judicial, son elegidos por una mayoría de tres quintos en el Parlamento.

La intervención no acaba ahí, puesto que parte de los miembros del Tribunal Constitucional deben salir de la misma mayoría parlamentaria, otros del propio Gobierno y el resto del CGPJ. En cuanto a los miembros del Tribunal Supremo, son nombrados en su totalidad a propuesta de los integrantes del Consejo General del Poder Judicial, es decir, elegidos por magistrados nombrados políticamente.

Esta situación lleva a que todos conozcamos la clasificación de los magistrados en “progresistas” o “conservadores”.

Sin embargo, lo más preocupante es que el necesario entendimiento entre partidos políticos opuestos hace que los nombramientos lleguen incluso a retrasarse durante años. El más claro ejemplo lo encontramos en el Tribunal Constitucional, cuyo pleno está formado por doce magistrados. No obstante, en el momento de tomar la importante decisión de permitir o no la libre concurrencia del partido Bildu a las elecciones nos encontramos con esta situación: uno de los asientos se encuentra vacante ante el fallecimiento de un magistrado en el año 2008 y otros tres jueces con su mandato caducado.

Esta irregular situación es mantenida por los partidos políticos, que no cumplen con su obligación de ponerse de acuerdo para renovar a los jueces. Ante esta situación de total irresponsabilidad e ineficacia la pregunta es: ¿No deberían los jueces ser elegidos dentro del propio poder judicial? ¿No es hora de frenar la intervención partidista sobre los tribunales en función de sus propios intereses?

David Pereda

Estudiante de derecho

Colegio La Paz, Torrelavega (Cantabria)

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