martes, 14 de octubre de 2014

Mª Teresa Fernández de la Vega, una mujer por África




Ébola ha sido el nombre trágico que nos ha traído a la memoria los sufrimientos de África. Entre ellos, el de las mujeres, pobres entre las pobres y olvidados entre los sin nombre.
Pero el futuro también está lleno de esperanzas. Entramos en la sede de la Fundación Mujeres por África, en el Paseo de la Castellana, allí nos recibe Mª Teresa Fernández la Vega, la otrora poderosa vicepresidenta del los gobiernos de Zapatero hoy brega en una batalla, quizá más importante, cambiar la vida de esas mujeres y, a través de ellas, construir en África el futuro.

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¿Son útiles las fundaciones y las instituciones internacionales, o son una manera de la mitad de la ayuda se quede por el camino?.

Tampoco es exactamente así, es verdad que ha habido y hay situaciones en las que la ayuda que dan los estados o que dan los particulares, se destina a el mantenimiento de  las organizaciones que hacen la ayuda, y que algunas veces se cometen algunos excesos porque hay excesiva dedicación  de los fondos a mantener estructuras que son, a mi juicio, mera burocracia. Hoy en día eso ha desatado un intenso debate sobre políticas públicas de desarrollo, planteándonos porque los organismos internacionales que se crearon después de la Segunda Guerra Mundial, y que tenían como  objetivo fundamental contribuir a que los países se desarrollen (FMI, Banco Mundial o Naciones Unidas) no han cumplido sus objetivos. ¿Qué hemos hecho mal?.
Algo debemos haber hecho mal, porque se han destinado durante muchísimo tiempo muchísimos fondos a los países en vía de desarrollo. Y si que es verdad que hay países que se han desarrollado, que han crecido y  que luego han salido adelante, pero hay muchos otros países, en África, por ejemplo, que después de mucha ayuda nos plantean la terrible pregunta de ¿Son menos pobres?.
Eso no significa que siempre los fondos se desvíen sino que no se invierten probablemente de la forma adecuada, porque es verdad que en todos esos países, además de contribuir con los fondos económicos, hay que contribuir con políticas públicas, de ciudadanía, de reconocimiento de derechos, de tratar de contribuir hacia un estado, porque es verdad que la ayuda va normalmente va para hacer frente a una situación de emergencia pero luego hay otras formas de ayudar, la cooperación, lo que es  el hecho de cooperación al desarrollo y ahí debemos insistir, y ese es el objetivo fundamental de la Fundación Mujeres por África.
Respetando que tiene que haber organizaciones de ayuda y que tienen muchísimo mérito con el trabajo que hacen porque es buenísimo, y respetando que hay una cooperación al desarrollo que hacen los estados, yo he querido que la Fundación Mujeres por África, y lo digo siempre, no fuese una fundación, no fuese una organización de ayuda, ni una organización de cooperación tradicional al desarrollo, sino que fuese una fundación para promover el desarrollo, es decir que lo que invirtamos se quede allí para ellas y eso contribuya a generar el desarrollo de sus comunidades, y de ellas mismas. Ahora lo veréis cuando os cuente un poco los tipos de proyectos que hacemos.

A  mi me gustaría saber cómo es María Teresa Fernández De La Vega, aquella que hemos conocido como vicepresidenta del  gobierno, consejera de estado, como es fuera de todos esos focos que la apuntan, la de verdad, como una ciudadana más, como una persona de la calle

Yo me considero una ciudadana y además me gusta mucho el  término porque creo que este término expresa todo lo que lleva consigo el formar parte de una comunidad y contribuir a que en esa comunidad  haya una convivencia en libertad y con derechos, y de igualdad.

Quizá muchas mujeres en África no son consideradas así

Pues no, porque no hay concepto de ciudadanía, no hay estado. La ciudadanía implica toda una cultura de reconocimiento, de formación, de derechos.



¿Por ser mujer?

El  ciudadano es el que es consciente de sus derechos y exige sus derechos,  cumple sus deberes, pero además de cumplir, yo además de cumplir, pagar mis impuestos, respetar la ley, contribuir. Y las mujeres en muchos lugares del mundo han sido educadas para no asumir esa situación, para ser sometida.

¿Crees que se puede conseguir en África que las personas se consideren ciudadanas?

Yo creo que sí, tengo que pensar que sí. No digo que sea fácil, pero yo creo que se ha avanzado ya muchísimo, y hay muchísimos movimientos sociales y muchísimas personas que luchan, porque eso se consigue, además los africanos llevan desde siglos llevando una lucha muy grande y muy comprometida por sus derechos, por su independencia, por su libertad y yo creo que en esta ocasión ya lo van a conseguir, lo van a conseguir porque además cada vez hay más conciencia social y sobre todo porque además yo creo que  empieza a haber una importante participación de más de la mitad de la ciudadanía que esta adquiriendo  esa conciencia que son las mujeres, las mujeres son  clave, siempre, en los avances de desarrollo y de progreso, y son importantes, aún más importantes todavía en los países en desarrollo.



¿Esas comunidades son reacias o aceptan la ayuda?

Nosotros no vamos a ayudar, nosotros vamos allí a colaborar, vamos a apoyarlas, no vamos en una posición de superioridad, porque no la tenemos, sino que vamos en una situación de igual a igual, de compartir con ellas elementos comunes que tenemos y de tratar de apoyarlas a ellas en lo que ellas digan, porque de alguna manera los proyectos que hacemos, buscamos que vengan de abajo, no que sean desde arriba.
Las mujeres africanas y África nos ofrecen mucho que aprender. Ese continente que ha sido la cuna de la humanidad, que es un continente que tiene recursos naturales impresionantes porque es una tierra maravillosa, que tiene un capital humano inmenso, muy joven y muy valioso. Piensa que cada año se incorporan al mercado laboral 7.000.000 de jóvenes  en África, fíjate lo que es eso..
África te asombra  porque el valor de las mujeres es impresionante. Estas, por ejemplo en Ghana y te encuentras con unas mujeres tan potentes, con tanta fuerza, con tanta energía, con unos movimientos además feministas organizados, que les vienen preparando desde la época de la independencia, que Ghana fue el primer país que empezó y no lo conoce nadie, es decir la imagen que existe en occidente de África es muy equivocada y más todavía la de sus mujeres.

Yo tengo una duda, quizá el concepto de polis inventado por los griegos implica una base de educación, de saber y eso puede que sea lo que le falta a África, invertir en educación para conseguir una sociedad culta.

Estoy de acuerdo en que la base de todo es la educación y precisamente por eso en nuestros proyectos pretendemos crear desarrollo y lo más importante en las tareas de esos proyectos está la transferencia de conocimiento.
No solo debemos apoyar la educación, en el sentido de formar la persona y su conocimiento y habilidades. Hay que transmitirles a las personas la necesidad de una educación de la libertad, de aprender para la libertad, de aprender para la independencia, de aprender para saber, para definir. Hay que ir formando a las personas para ir transmitiendo el conocimiento, lo más importante no es que hagamos, por ejemplo, una cooperativa de mujeres taxistas, que la estamos haciendo, sino que ellas aprendan lo que es una cooperativa, para que puedan hacer otras cooperativas, para que lo puedan utilizar como quieran.
Lo más importante de cada proyecto es que se produzca en la ejecución del proyecto la transferencia de conocimiento.




Imaginamos que estamos hablando, además de un panorama muy diverso, que va desde paises con presidentas mujeres (Malawi o Liberia) a otros en los que ser mujer resulta ser un error social, como en el Norte de África

Si, son dos situaciones que conviven. Pero no solo en África, aquí en España, aunque por nuestro desarrollo no es comparable, también vivimos grandes disparidades en el tratamiento de la mujer.
Aquí también vivimos discriminación por razones económicas y sociales. Y en muchas ocasiones si eres mujer tienes doble discriminación, por ser mujer y por razones económicas y sociales, porque todavía no hemos alcanzado la igualdad real.
Eso si, hemos avanzado muchísimo, sobre todo porque además la mujer aquí tiene la razón, la voz y la palabra. Eso debemos darle también fuera de Europa.

¿Las políticas de recortes y ahorro en cooperación y embajadas han afectado a proyectos y a ONGs en su labor?

Si, y yo discrepo con esas políticas.
Yo siempre luche cuando estuve en el gobierno por mantener políticas de cooperación, aunque bien es cierto que en una situación económica bien distinta, aunque no me parece suficiente razón para llevarnos a suprimir esas políticas en primer lugar.
Yo creo que la cooperación no solo hay que verla en situación de dar algo a los que lo necesitan, sino que al mismo tiempo estás reforzando políticas propias. Por ejemplo, África es nuestra frontera sur, toda la política que tenemos con África es una política fundamental no solo para África, sino para España, porque  es una política de estabilidad estratégica de la zona, es decir sí África tiene problemas, España tiene problemas.
Si ellos van bien económicamente no habrá oleadas masivas de inmigrantes que salgan buscando trabajo y algo para comer y poder vivir. Por lo tanto nos interesa que vaya bien y tenemos que hacer políticas desde un punto de vista no solo de la cooperación en el ámbito económico, sino sobre la cooperación por ejemplo desde el punto de vista de la seguridad, la cooperación de lucha contra la delincuencia. Por lo tanto no puedes reducir el presupuesto allí, porque afecta a tu seguridad aunque solo sea por esa razón, que si no fuera también eh.
Es decir esta la solidaridad y la justicia, pero esta también la cooperativa es decir cuanto mejor te vaya a ti mejor me va a ir a mí, esa es la actitud social que hay que tener.




¿Puede entenderse que ante nuestra situación económica haya personas que rechazan gastar dinero en cooperación?.

Cooperar no quita que tengas que hacer cosas en España, y el que ayudes al exterior no significa que abandones a tu país. Es razonable que esas políticas se resientan, pero no que desaparezcan.

A principios de la revolución árabe, la mujer participó activamente y políticamente, dentro de sus posibilidades en Egipto, Libia, Túnez, pero quizás ahora con la confusión que se vive ahora sea la parte más indefensa de esas sociedades.  ¿Es así?

Indefensa está ya que la situación es una situación de inestabilidad y no tienen todavía digamos, el estatus de igualdad que hemos alcanzado en Occidente. Pero tampoco nos equivoquemos, yo creo que están haciendo un trabajo impresionante, la revolución árabe está a mi juicio, en marcha. Otra cosa es que aún no veamos el fin ya que es verdad que ha habido un movimiento muy importante promovido por los jóvenes y las mujeres. Ha empezado a haber un cambio en la estructura social, las familias son más pequeñas, tienen menos hijos, están las redes sociales, los medios de comunicación que te permiten a acceder a información que hoy tienes a través de internet que antes no tenias, conocer que estamos es un mundo mucho más globalizado, entonces en estas sociedades desde hace años se viene produciendo unos cambios que nadie apreciaba mucho ya que son cambios que se producen en el seno de la propia sociedad pero que se van produciendo porque las mujeres ya no están dispuestas por que ven a otras mujeres, entonces quieren trabajar… Eso si, hay muchas resistencias y están todavía en un proceso de transición, gravemente afectado por la guerra.



¿Y porque  ese proceso revolucionario no ha tenido un mayor impacto en la vida de la mujer?. ¿Es que el poder corrompe hasta a los revolucionarios?

No tengáis esa impresión de que el poder corrompe, el poder corrompe y el hambre corrompe. La corrupción está en la vida y lo que hay que saber es que no hay que corromperse y hay que tener la fuerza y la educación suficiente para no solo eso, sino para luchar por otras cosas que merece más la pena que corromperse. El poder no corrompe por si mismo, el poder democrático y nosotros ahogamos por la democracia. La democracia es un sistema político, el mejor que conocemos pero es muy joven, que ir tenemos construyéndola, la tenéis que construir, es un tema que hay que construir día a día. Yo ahora tengo una obsesión, que además lo saben todos mis colaboradores, yo creo que nadie escucha a nadie, hay que aprender a escuchar, no oír, la mayoría de las veces como vamos todos muy deprisa, porque es una sociedad muy acelerada, no escuchamos.
Yo creo que la democracia es un objetivo, es el mejor sistema, tenemos que trabajar por aprender a hacer democracia cada día, y si nosotros que ya llevamos mucho tiempo tenemos problemas de funcionamiento democrático en nuestras instituciones y en nuestra sociedad, imaginaros los que llevan tanto tiempo sin ejercerlo, pues se están ejercitando en ello. Entonces bueno, es verdad que las formas son en fondo en la democracia por tanto no se pueden perder. Ahora hay que trabajar con la gente que está trabajando en esos países y movimientos para que las cosas salgan bien.




¿Usted cree que a través de movimientos de mujeres que luchan por sus derechos pero a través del exhibicionismo o la acción radical se pueden avanzar?.

Bueno cada uno puede opinar lo que considere, yo creo que hay libertad de pensamientos y de expresión siempre y cuando respetemos y estemos argumentados, el diálogo y el debate es positivo, yo creo que hay que luchar, pero defenderse atacando no es la mejor manera de conseguir cosas,
Más allá de creencias, de culturas, de situaciones personales, de países y de gustos, las mujeres hay algo que tenemos todas en común, la lucha por la igualdad, no conozco a ninguna mujer ni en España ni en el mundo que no quiere que la traten igual, otra cosa es que eso se plantee de una manera o de otra, pero en el fondo todo el mundo quiere que se le reconozca como persona, en condiciones de igualdad y que pueda elegir y que pueda votar.

¿Cómo podemos luchar para defender los derechos de mujeres que, por motivos culturales, participan de una estructura social que las margina?

Con la educación, si ella lo cree así y está convencida y feliz, pues bueno, ¿qué le vamos a hacer?, yo intentaré demostrarle todo el rato que puede estar con su marido sin necesidad de tener que obedecer todo lo que no quiera obedecer o que ella considera que va en contra de sus principios, pero bueno, la finalidad de la libertad es que tú puedas optar. Pero yo voy a luchar siempre por que su  decisión y su opción sea por lo menos raza, motivada, argumentada y explicada. Las cosas se pueden cambiar, no tiene que ser siempre de una forma. A nosotras nos decían que no teníamos alma, y actualmente se siguen diciendo cosas tremendas.
El problema es cuando estas situaciones de dominación se convierten en normales, eso es la banalidad del mal de la que hablaba Hannah Arendt. Porque el problema muchas de las personas es que todo nos parece normal, por ejemplo en la corrupción, tanto en España como Europa o en el mundo, es decir, hay una crisis de valores.




¿Por qué es mujeres por África y no mujeres por el mundo? Porque, en realidad, muchas mujeres de Latino América también sufren…

Por que hay que elegir, vamos a ver, yo no puedo llegar a todo el mundo, y al final en la vida tienes que elegir y cuando yo decidí toda África la gente me decía: “¿¡toda África!?” Porque nosotros trabajamos con toda África.
Yo recuerdo que cuando usted estaba en la vicepresidencia hizo un viaje a Níger y se sorprendió de un señor que tenía cinco mujeres.
Fuimos a Níger a visitar un proyecto de cooperación española y tuvimos un encuentro con mujeres, se trataba de una fábrica de chufas de un valenciano que daba trabajo a las mujeres. Salió el dueño de la fábrica con su familia, y me presentó. Había unas chicas jóvenes, y yo pensé que eran sus hijas, hablamos del proyecto durante un largo tiempo, decidimos hacernos una foto con su familia, y alguien que estaba allí le preguntó a una de las mujeres que si era su hija, y ella respondió que era su esposa.
Ante la situación una periodista empezó a decirme que hacía yo fotografiándome con un polígamo. Como siempre estaban tratando de buscar la polémica era reducir a una anécdota una cosa muy importante.

¿Cuándo usted era vicepresidenta aceptaba las críticas? Parece increíble que mucha gente criticaba el como vestía.

Creo que en este país se ha llegado demasiado lejos en la crítica a los políticos cuando no hay razones. Y ahí hay una doble vara de medir entre las mujeres y los hombres.
A mi que me critiquen me parece que forma parte del juego, en la democracia tiene que haber una oposición.
La crítica sirve para mejorar, siempre aprendes de ella. Ahora, que la crítica sea  por un traje azul  o por que me pongo falda-pantalón no me parece razonable. Críticas durísimas e invenciones. A mi me atribuyeron disparatadas, falsas. Eso no es admisible ya que eso no forma parte del juego, eso es deteriorar tu imagen pero no con argumentos, y atacando tu persona. El “no me gusta tu cara” en realidad lo que le tiene que gustar es lo que yo hago y pedirme cuentas de lo que yo hago, eso es lo frívolo.

¿Afectan personalmente esas actitudes?

Bueno, hay veces que te irrita, por que se tratan cosas muy importantes y piensas: “¿por qué no debatimos sobre esto que he dicho en lugar de debatir por mi pelo?”

Al ser mujer y vicepresidenta, ¿se sintió discriminada en algún momento?

No, cuando eres vicepresidenta eres una persona en lo más alto del poder democrático, y más allá de que verdaderamente pueda haber situaciones provocadas por adversarios que tratan de destruir tu imagen o de aprovecharse y que te pueden parecer mejor o peor, es inadmisible que parte de la critica sea por motivos anecdóticos y por ser mujer, porque se puede criticar mis trajes, pero no se hace lo mismo con otros políticos hombres.
Pero en general yo nunca me he sentido discriminada, más allá de lo dura que me pueda parecer la crítica personal, no la política, ya que esta es totalmente admisible y necesaria, me he sentido respetada y querida por la gente.




En este sentido, ¿Qué es lo peor de la política?

Hay que tener ideas, lo importante no es ser partidista, es tener ideología, entre otras cosas los jóvenes tenéis que cambiar esa filosofía, porque muchas veces el partido pasaría de defender ideas a defender intereses electorales, lo cual es legítimo,  porque los partidos están para estructurar políticamente un país, y para defender los intereses que se corresponden a la ideología a la que representan, que a su vez sustenta una parte de la población con unas ideas.
Fuera de eso, otros intereses no son legítimos.
Un partido no debe de ser un lobby de intereses que no sean los de ciudadanía de quien representan. Un partido político es una organización que representa la ciudadanía, yo creo que hay que cambiar la filosofía de los partidos políticos.

¿Es necesario hacer un cambio de normas en la sociedad?

No la sociedad cambia por sí misma, en este momento yo creo que la sociedad avanza muy rápido y, yo creo,  hay que trabajar desde las instituciones democráticas para aumentar los valores de ciudadanía en la sociedad, para aumentar los valores de libertad, respeto, igualdad, esos valores si que hay que fomentarlos, para eso si que hay que trabajar y yo creo que bueno, lo razonable es vivir en la ciudadanía en unos valores éticos, lo importante hay que fomentarlo desde las instituciones democráticas, desde la educación, en todos los ámbitos de la convivencia, instituciones, empresas, familia, amigos, en la convivencia, y eso si que hay que fomentarlo.
Lego la sociedad va evolucionando y muchas veces va mucho más rápido que las instituciones e incluso de espalda a ellas que es normal.

¿Cómo empezó su aventura en esta fundación?

En África. El primer encuentro fue en Mozambique. Llamamos al embajador y a través de él a varios colectivos de mujeres y les plateamos que porque no nos conocíamos y estableciamos una colaboración entre mujeres españolas y africanas el 7 y 8 de marzo. Aceptaron y dicho y hecho.
Seleccionamos un grupo de mujeres españolas representativas de todos los sectores, había unas periodistas, había médicos, había catedráticas, una agricultora… éramos unas 25 mujeres y allí nos fuimos para Maputo.
Fue tal el éxito que las mujeres de Mozambique llamaron a delegaciones de casi cuarenta países y entre todos lo organizamos y montamos un encuentro absolutamente maravilloso, y ahí nació mi pasión por África y por las mujeres africanas.
Recuerdo que entre ellas se encontraba Ana Patricia Botín. Y las dos nos quedamos sorprendidas de la fuerza, de la inteligencia, de la capacidad de aquellas mujeres.
A partir de ese encuentro llegamos a unas conclusiones y tomamos acuerdos reunirnos todos los años, uno en España y otro en África. Hicimos seis encuentros, dos en España (uno en Madrid y otro en Valencia), y la verdad es que allí labramos una relación con las mujeres africanas muy importante, que facilitó, incluso entre ellas, que, es normal en un continente tan grande, apenas se conocían.
Aquí se veían 500 mujeres africanas de todos los países y ellas mismas se quedaban asombradas de su poder, porque 500 africanas juntas no sabéis lo que es, es impresionante,  son tremendas.
Aquí la imagen esta distorsionada, uno de los proyectos que nosotros tenemos en la fundación precisamente para cambiar la imagen de las mujeres africanas es un proyecto audiovisual, ¿sabéis cuantas hay en España? 500.000, es un lado de la inmigración desconocida y que nosotros queremos poner en valor.


Aquí puedes escuchar el audio de la entrevista





David Sanjuán, Sofía Landaluce, Carolina Abad, Adrián Marcos, María G. Campero 
Colegio La Paz, Torrelavega (Cantabria) 
EPE / Enredados 2014 
Imagen eolapaz



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