María Peña
Una de las
principales causas del proceso de aceleración en la extinción de especies
autóctonas es el afán de introducir especies animales y vegetales por su valor
alimenticio, económico o recreativo.
Este
proceso de invasión sufre un incremento con el aumento del comercio mundial, el
transporte, el turismo y el cambio dinámico.
Cuando las
especies foráneas llegan a asentarse producen gran cantidad de trastornos:
Desplazamiento
de especies autóctonas, contaminación genética, transmisión de enfermedades,
alteraciones de la estructura del hábitat ...
Lamentablemente
la mayoría de las veces no es necesario que las especies provengan de otros
continentes o países, ya que se puede producir el paso de ejemplo, en el
trasvase Tajo-Segura. Al asentarse, las especies foráneas compiten por especies
de peces por la construcción de trasvases intercuencas. Este trasiego de peces
se ha confirmado por el alimento y el espacio con las especies autóctonas. Un
ejemplo de ello es el de la gambusia, la cual es el potencial competidor del
samarc y del jaret.
Otra de las
consecuencias de las construcciones de trasvases es la competencia genética
entre especies. Uno de los más peligrosos es el proceso de hibridación, cosa
que ocurre cuando se produce el contacto entre especies emparentadas pero
distintas por la mano del ser humano. El principal dilema es que una vez
aclimatada la nueva especie, es muy difícil su erradicación.
Por ello
las organizaciones ecologistas reclaman absoluta prevención y prudencia en la
introducción de especies no autóctonas.
Imagen
mqciencia.com
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