La ola de wavegarden

DIEGO GONZÁLEZ  - ÁNGEL ALONSO - ARACELI BARATEGUI -
¿Te gusta surfear? ¿Es tu pasión? Aún así, ¿vives en el interior? ¿No hay actividad en tu playa habitual? ¿No hay olas frecuentemente? A partir de ahora, y gracias a esta iniciativa por parte de Wavegarden, no hay ningún problema.

Wavegarden es una empresa tecnológica de origen vasco, fundadora de la primera ola artificial del mundo rentable de cara al público. Ambos surferos, Josema Odriozola y Karin Frisch, ingeniero y economista respectivamente, son los fundadores de este novedoso proyecto. A día de hoy, esta ingeniería dedicada al desarrollo, diseño, fabricación, instalación y promoción de sistemas de generación de olas y lagunas para el surf y deportes afines cuenta con una plantilla de 25 empleados, la mayoría ingenieros, arquitectos y expertos en dinámica de fluidos.

La fusión de sus intereses, el surf y los principios de la ingeniería mecánica, han hecho posible una experiencia de este deporte casi tan real como un “baño en casa”. A pesar de que las condiciones nunca serán iguales, las ventajas de las olas artificiales son muy numerosas, la principal es la creación de una ola que rompe de forma periódica, cada cierto tiempo (programado por los ingenieros) y de buena calidad, con una duración mínima de 18 segundos, de manera que al acabar de coger una ola y volver a la rompiente, apenas tendrás que esperar para remar la siguiente ola. Básicamente, coexisten dos tipos de olas en una laguna Wavegarden, la ola principal que rompe bastante rápido y es algo hueca, sin llegar a formar un tubo perfecto, y las espumas, que son mucho más suaves, aunque a veces sean predecibles y algo monótonas para los más experimentados. Además, se encuentra en un entorno controlado, lo que limita los riesgos notablemente y con una concentración de surfistas concreta, que también beneficia a la práctica de este deporte.

 

Representación gráfica del funcionamiento de una laguna de olas. / Foto cecida por Wavegarden.

Pero no solo es su facilidad y versatilidad lo que hace especial a esta ingeniería. Además, al basar sus instalaciones en lagunas, se reduce drásticamente el uso de cemento y hormigón, y así el impacto visual en el paisaje es menor. Otro factor positivo es el bajo consumo energético, lo que la hace no solo rentable, sino también eficiente ecológicamente.

La tecnología en la que se basa es relativamente sencilla. En el medio de la laguna se extiende un muelle al estilo americano, un “pier”, a partir del cual se extiende una lámina hidrodinámica llamada “wavefoil” (algo parecido a la pala de un quitanieves), que viaja a entre 4 y 7 metros por segundo a lo largo de la laguna, creando una onda que consigue interactuar con las zonas más superficiales de la laguna y se va creando una onda, que finalmente forma la ola y posteriormente rompe.

Aunque, a día de hoy, solo haya una laguna Wavegarden abierta al público, en Gales (Reino Unido) con bastante acogida entre los aficionados, se está preparando y construyendo otra en Austin (Texas, EE.UU.). No obstante, esta última, funcionará de una manera muy diferente a la de Gales respecto a lo que instalaciones, precios y horarios se refiere, aunque se haya usado la misma original y fructífera tecnología.

Por tanto, esta iniciativa, que en una primera toma de contacto, ha tenido muchos seguidores, sigue detrás de su objetivo, intentando innovar a media que diseñan y construyen en nuevas ubicaciones para acercar la práctica del surf a un público muy diverso, respetando el medio ambiente y creando una laguna que sea rentable por sí sola. De manera que tanto los “surfers” experimentados como los novatos puedan tener un lugar donde reunirse (fuera de la playa) y hacer lo que más les gusta, perfeccionar sus habilidades en la cresta de la ola.

DIEGO GONZÁLEZ / ÁNGEL ALONSO / ARACELI BARATEGUI
Colegio La Paz, Torrelavega (Cantabria)
Imágenes gentileza de wavegarden