viernes, 1 de junio de 2012

Entrevista con el bailarín Pablo Martínez

Lucía Izquierdo


Pablo es un chico de unos 16 años, que hasta hace dos años vivía en Barreda (Torrelavega), se mudó para continuar sus estudios de danza clásica al Conservatorio profesional de danza de Burgos, donde se encuentra actualmente, alternándolo con sus estudios académicos . El talentoso bailarín nos contará sus propias experiencias.

¿Qué es para ti la danza?
Para mí la danza es mi vida, mi forma de expresarme, de sentir, de vivir el día a día…
La danza es el movimiento que realizó en todo momento, ya que sin la danza no podría vivir porque para mí es la manera más sencilla de vivir.
La danza supone muchos sacrificios para conseguir que las recompensas, sean un porcentaje mínimo, a los esfuerzos efectuados.
Antes de cursar tus estudios en el conservatorio, ¿En que academias estuviste?
Empecé en la escuela Ana Serna y continué mis estudios en la escuela de África Álvarez.
¿Tienes algún recuerdo especial de ellas?
De la primera escuela tengo los recuerdos de los festivales de fin de año que realizábamos. Allí comencé a bailar y empecé a tener contacto con la danza y recuerdo perfectamente la primera vez que pise un escenario interpretando una coreografía con la música de Pocahontas a los 7 años.
En la otra escuela empecé a centrarme más en la técnica del ballet clásico con el profesor Petter Smink, que fue mi profesor de danza clásica durante unos cuantos años. También recuerdo los grandes amigos que hice en esa escuela que a día de hoy perduran, esos grandes momentos nunca los olvidaré.
¿Siempre quisiste ser bailarín?
Es una pregunta que nunca me he planteado pero lo que si se es que desde que nací estaba destinado para desempeñar esta carrera ya que siempre que escuchaba música o veía a alguien bailar lo intentaba como instinto natural.
Hace 2 años participaste en el concurso de danza ciudad de Torrelavega, ¿Cuál fue tu recompensa?
Mi recompensa fue una dura decisión que me marcaría mi carrera profesional. Esta decisión fue aceptar una beca en el Conservatorio Profesional de Danza de Castilla y León en Burgos que me ayudaría a continuar con esa dura profesión para poder llegar a lo más alto.

¿Qué significó para ti este momento?
Ese momento fue un éxtasis de euforia continuado de tristeza por partir fuera de casa solo, sin familia y sin los amigos que me rodeaban. Fue una durísima decisión que me costó afrontar con 14 años, pero el objetivo principal era bailar, así que acepte pese a todo lo que acarrearía en un futuro cercano.
¿Te costó adaptarte en los primeros meses en el conservatorio?
La verdad que yo pensé que sería difícil aunque tenía la gran motivación de bailar y que ese era el objetivo final, así que tuve que echar de tripas corazón y afrontarlo lo mejor posible.
Esos meses de innovación y experiencias nuevas nunca se me olvidarán pero todo esto no hubiera sido posible sin el apoyo de mi familia y amigos.
Compaginas tus estudios académicos con la danza, ¿Cómo es tú día a día?
Si, es lo negativo que tiene. Los bailarines aparte de bailar tienen que tener sus estudios, sus grados, sus carreras… al igual que el resto de personas ya que la vida de un bailarín en lo alto de la cresta, es relativamente corta.
Es duro compaginarlo pero si estás haciendo lo que te gusta lo compaginas como puedes para sacarlo y seguir adelante.
Mi día a día comienza a las 7 de la mañana yendo al instituto hasta las 14:30. Después tengo que llegar a casa y en 10 minutos comer porque a las 15:00 tengo que salir para baile que comienza a las 15:30. Después de una dura jornada de baile intensivo hasta las 20:00 o incluso hasta las 21:00 que acaban siendo las 22.00 cuando llego a casa. Después de eso me ducho, ceno y hablo con mis familiares y amigos. Una vez terminado esto me pongo a estudiar sobre las 23:00 hasta que termine la tarea que depende del día puede ser poca o mucha, y así es mi rutina cinco días a la semana.
¿Qué es lo que más aprecias de tu estancia en Burgos?
Lo que más me gusta es lo mucho que estoy aprendiendo aquí y el grandísimo esfuerzo económico que están realizando mis padres. También aprecio todo lo relacionado con la forma de ser y el aprendizaje de valores, ya que, este tipo de cosas te hacen crecer como persona en la vida.
Actualmente eres bailarín de danza clásica, ¿te estás especializando en otros estudios?
Ahora mismo me estoy sacando 1ºde bachiller para después poder estudiar alguna carrera que me guste y que pueda compaginar bien con la danza.
Hace poco, a principios de Abril, participaste otra vez en el concurso de danza de Torrelavega, ¿cómo quedaste? ¿Has participado en otros concursos?
Como bien has dicho en abril participé en la XII edición del concurso de Danza de Torrelavega en la cual gané el premio al mejor bailarín de Cantabria. Esto para mi supuso muchísima alegría después del esfuerzo que realicé durante los meses anteriores de durísimos ensayos y sobre todo esfuerzo físico y mental.
También participé en el 2010 en el concurso de Anaprode en el cual gané 4 primeros premios y un segundo en la semifinal que tuvo lugar en León, y un primero y tres segundos en la final, en Tarragona.
¿Qué le recomendarías a alguien que quiera ser bailarín?
Que nunca tiren la toalla y se den por vencidos que es un profesión dura pero que si la vives al máximo, sacarás buenas cosas de ella que te ayudaran en la vida.
Actualmente estamos atravesando una grave crisis económica. ¿Crees que hay suficientes ayudas económicas destinadas a este arte? ¿Son públicas o privadas?
La verdad que las ayudas como tal, casi no existen y si existen no están bien repartidas.
Ahora con la crisis y más con el fin de la danza, el estado proporciona muy pocas becas que no amortiguan el gasto económico que mis padres realizan por mí.
Existen becas públicas y privadas pero que tal y como están las cosas no se ven ninguna de las dos.
Pensando en tu futuro, ¿Crees que actualmente en España, hay demanda de bailarines?
La danza en España no tiene ningún futuro, ya que, las ayudas para su desarrollo son inexistentes y que la cultura española no tiene la danza como prioridad.
Si un bailarín quiere bailar tiene que acabar saliendo fuera de España para conseguir su sueño.

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