Vasili Grigórievich Záitsev nació en Yeléninskoye, en los montes Urales, en marzo de 1915, en plena Primera Guerra Mundial. Pasó su vida en Óblast de Cheliábinsk, en los Urales. Vasili estuvo vinculado con la caza desde niño.A los 13 años de edad su abuelo le regaló su primera arma de fuego, un fusil Mosin-Nagant, para después enseñarle a cazar lobos furtivamente. Vasili estudió en la escuela técnica de Magnitogorsk.
A la edad de 26 años, estalló la Segunda Guerra Mundial y se alisto en el ejército soviético. Después del primer mes en Stalingrado, Kruchov le destinó a la división de francotiradores, después de abatir a cinco soldados alemanes con cinco balas.
Vasili formó parte del ejército rojo durante la Segunda Guerra mundial, concretamente en la Batalla de Stalingrado en 1942, siendo una de las piezas claves de la batalla. Fue un héroe al que toda la Unión Soviética veneraba.
Su amigo Danilov, comisario político del ejército, tuvo una entrevista con Nikita Sergeyevich Kruchov (comandante en jefe de la defensa de Stalingrado), desesperado por la gran fuerza de la Wehrmacht, el ejército alemán.
Kruchov ante la presión de toda la Unión Soviética de defender la ciudad, desesperado acudió ante 15 comisarios políticos de toda la URSS. En esa entrevista Kruchov pidió ideas sobre que podía hacer para salvar la ciudad, o mejor dicho para ganar tiempo.
Danilov expuso que para derrotar y expulsar a los enemigos, hacía falta concienciar al pueblo ruso que era posible la victoria. Kruchov ante esa explicación dijo que el pueblo ruso ya no cree en la victoria. Danilov siguió explicando que necesitaban a héroes para devolver la ilusión al pueblo. El comandante se quedo pálido y quieto y de repente contesto que si sabía de alguno. Danilov le dijo que conocía a un héroe y ese héroe era Vasili Záitsev.
Vasili además de su gran precisión también tenía mucho sigilo y una gran paciencia, lo que le hacía ser un gran francotirador. Záitsev le originó unas 250 muertes de soldados, unos 30 oficiales y 11 francotiradores alemanes durante la Batalla de Stalingrado, se corrió el rumor de que el gran francotirador soviético acechaba sigilosamente por las ruinas de Stalingrado, lo que originó una gran desmoralización del bando alemán.
Superando las cien muertes en combate, fue condecorado con la Orden de Lenin, sin embargo Vasili siguió combatiendo.
El ejército alemán, viendo que sus tropas estaban asustadas y desmoralizadas por Vasili, hizo llamar a un comandante de la Wehrmacht, que era uno de los mejores francotiradores del ejército alemán, para acabar con la vida de Vasili. Su nombre era Erwin König, que era el profesor de una escuela de francotiradores de Viena.
Durante seis días, los dos francotiradores se movían sigilosos por las ruinas de la ciudad, intentando darse caza, cambiando de posición continuamente, sin dar pistas al contrario.
El segundo día de König en Stalingrado abatió a dos francotiradores que acompañaban a Vasili en una fábrica en las afueras de la ciudad. Esto hizo que Vasili decidiera hacerle frente.
Vasili, asustado por el francotirador enemigo, le dijo a su amigo Danilov: “Es imposible, siempre sabe todos mis movimientos, no puedo con él ¿Tu sabes de que forma acaba de matar a mis compañeros? Es increíble la precisión que tiene, me matará…” Danilov le contestó que no dijera cosas absurdas que si podía, que solo tenía que tener paciencia y el enemigo acabará fallando.
Durante una fracasada ofensiva soviética contra una fábrica de productos químicos, Vasili se quedó dormido mientras estaba escondido sobre unos soldados soviéticos caídos. Un soldado alemán registrando los cuerpos de los soldados soviéticos, registro a Vasili, que ahora se hacia el muerto, encontró la cartilla militar y la mando al cuartel general alemán.
Von Paulus, el general en jefe del asedio a Stalingrado, al recibir esa noticia, informo a Erwin König. Este al recibir la noticia, se negó rotundamente a que estuviera muerto, y le dijo que no estaba muerto, porque todavía no lo había matado, y continuó en Stalingrado.
Los soviéticos, al conocer la noticia, se vinieron abajo, ya que su gran héroe Vasili Zaitsev había muerto en combate.
Vasili, después de que los alemanes se fueran de la fábrica, se retiro sigilosamente al cuartel general soviético.
El sexto día, varias fuentes fiables aseguraron a Vasili Záitsev que König se encontraba en la fábrica Octubre Rojo. Acompañado por Nikolái Kulikov, fueron a la fábrica.
König se encontraba allí, apuntando por un orificio en la pared oculto debajo de unos escombros.
Vasili y Kurikov sabían dónde se ocultaba, y discurrieron un plan para revelar su posición. Kurikov iba a asomar un casco ruso por una ventana, mientras que Vasili estaba apuntando por una abertura en la pared donde creía que estaba König. Kurikov asomó el casco y König cayó en la trampa y disparó. Su disparo fue efectivo y Kurikov hacía que le había alcanzado y se tiró al suelo chillando, en ese instante König se levantó para observar a su víctima. Vasili obtuvo una gran visión de König y le propinó un disparo en la cabeza que puso fin a esta gran batalla individual.
Después de la guerra, Vasili se traslado a Kiev, en la ciudad que pasaría el resto de su vida, donde trabajo como ingeniero, y después fundaría una empresa de textiles. Se casó con Tania Chernova, con la que no tuvo hijos.
Murió a los 76 años de edad en Kiev, en 1991. Fue enterrado en Kiev, pero un tiempo después se le concedió un sitio en el monte Mamáyev Kurgán en Volgogrado, la actual Stalingrado. Ese monte, está destinado un monumento en memoria de los caídos en la batalla de Stalingrado, y estaban enterrados los héroes, entre ellos Vasili.
Obtuvo numerosos títulos y condecoraciones por su participación en la guerra.
El 22 de febrero de 1943 recibió la condecoración de Héroe de la Unión Soviética. El título de Ciudadano Honorable de la ciudad de Stalingrado la recibió el 7 de mayo de 1980. Vasili posee dos Órdenes de Lenin, dos Órdenes de la Bandera Roja y Orden de la Guerra Patriótica de primera clase. También obtuvo la medalla de la victoria de la Segunda Guerra Mundial, la medalla a la batalla de Stalingrado.
Su fusil y su indumentaria están expuestos en el museo del ejército en Moscú.
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