Paula González
¿Quién no
ha oído hablar del irrepetible John Lennon? Aquel “melenudo” de gafas redondas
y coloreadas, que se atrevió a cambiar el panorama musical de medio mundo. Para
muchos todo un icono social; mientras que, para otros, solo fuera un millonario
excéntrico que “se las daba de bohemio”.
Fuera como
fuese, ¿qué aportó Lennon al resto del mundo para que 32 años después de su
muerte, sus fotos aún decoren, portadas e interiores de revista, o para que su
nombre rebote en una conversación cualquiera?
Nació el 9
de octubre de 1940, en Liverpool, entre las bombas de la Segunda Guerra
Mundial que asolaban Inglaterra en aquella época. Su padre, Alfred Lennon, era un marino mercante, que se divorció de su madre (Julia
Stanley) cuando él solo contaba con cinco años.
Julia, al
verse sola y desbordada, dejó a John, en manos de su hermana mayor; “tía Mimy”,
con quién pasaría toda su infancia y adolescencia.
John era un
chico, desinteresado por los estudios, y que se dedicaba a centrar todas sus
atenciones en la música y el arte. Ya en su adolescencia comenzó a escribir
canciones, recibiendo su primera guitarra, de manos de su madre, la cual
fallecería atropellada, cuando John contaba con dieciséis años. Esta muerte
marcaría a John, para el resto de su vida.
Con
diecisiete años, consiguió entrar en la Escuela de Artes de Liverpool, allí, conocería a
la que años más tarde sería su primera esposa, y madre de su primer hijo,
Cynthia Powell. También sería en la
Escuela de Artes, dónde comenzaría a dejarse influir por la
música del Rock and Roll que llegaba desde América, y otros estilos de
importación.
Interesado
cada vez más por la música; fue creando pequeñas uniones musicales, con algunos
chicos del barrio y compañeros de clase. Estos grupos le proporcionaron experiencia
y crecimiento musical, desembocando todo ello, en el grupo definitivo ; “The
Beatles”.
Este
cuarteto, estaba formado por algunos miembros de los grupos iniciales, como ;
George Harrison y Paul McCartney (antiguos compañeros de escuela de John) y con
la excepción de Ringo Star, quién entró a formar parte, tras la destitución del
batería inicial.
Fueron los
Beatles y el fenómeno que nació de ellos (la llamada “beatlemanía”), los que
hicieron de Lennon un personaje totalmente público.
La genialidad
y rítmica de sus temas, hicieron de ellos, una unión a imitar, y pronto
alcanzaron gran fama y renombre, sobre todo entre los más jóvenes.
John
cantaba, tocaba la guitarra y componía gran parte del material junto a Paul
McCartney. Las canciones más ácidas, pertenecían a John ; mordacidad y sorna,
mientras que las más melódicas y en ocasiones “edulcoradas” canciones de amor,
eran obra de Paul.
De todos
modos y a méritos compartidos, fueron las composiciones de Lennon/ McCartney,
las que difuminaron entonces, el nacimiento del pop actual.
Crearon con
sus canciones un lenguaje explícito del modo de vida de los jóvenes de la
época, lanzando pequeñas críticas, (casi imperceptibles en sus temas), a la
sociedad.
Fueron así,
claros representantes de la dialéctica de los años 60, y pusieron de este modo,
banda sonora a esa época de transición, en la que el “flower-power” y la
libertad de expresión, adquirían casi todo el protagonismo.
Pero la
popularidad, y el agobio que provocaban la dependencia personal existente entre
los cuatro beatles, debieron de agotar a Lennon. Eso y las tensiones y
presiones internas, tanto económicas como personales, que marcaron el grupo en
sus últimos días, dieron paso a la culminación final. De esta manera, John unió
a los Beatles, y él mismo los separó.
En los
últimos años de existencia de los Beatles, la vida de John había cambiado
notablemente. Había abierto su mente a “nuevos mundos” y “nuevas experiencias”,
de la mano de la que sería su segunda mujer y madre de su segundo hijo; Yoko
Ono, la cual, según sus fans, sería el único y principal desencadenante de la
ruptura Beatle.
Tras la
separación del cuarteto, John centro su trabajo en un compromiso social,
bastante indefinido, en el cual, desde su posición de estrella internacional,
intentaba llamar la atención de los altos cargos políticos, en “pro” de causas
benéficas o proclamaciones de paz.
De esta
manera él y su mujer, se convirtieron para muchos en un icono de la época
pacifista, mientras que para otros, alcanzaron el rango, de millonarios
excéntricos, que se limitaban a llamar la atención, de la forma más
“extravagante” posible.
Pero a
pesar, de sus “levantamientos pacifistas”, no dejó de lado la música, si no que
hizo de sus temas, un medio de “protesta”. Escribía letras en las cuales,
introducía sutiles mensajes de critica o describía su propia utopía personal,
con sus mejores deseos hacia la humanidad, como hizo con “Imagine”.
En fin un
hombre polémico, ambiguo, excéntrico, influido por las drogas, pacifista,
activista… coleccionaba cualidades para convertirse en el mito de una época.
El mito que
daría paso, a cientos de imitadores, seguidores… en fin, fanáticos, que han
perdurado hasta nuestros días.
Pero
dejando todo lo anterior de lado, su vida de estrella, sus coqueteos con las
drogas, sus excentricidades… Nos quedaremos con toda su declaración artística
como “Beatle”, y con la plenitud de su potencial creativo, que alcanzó en su
carrera en solitario.
Y
seguiremos teniendo el privilegio, de poder tararear y desvirtuar así alguna de
sus canciones, y así prevalecerá su sueño utópico de un mundo mejor, con su
“Imagine”. Ese mundo que vivía en paz, y cuyo disfrute, se le vio negado a
John, la fría noche del 8 de diciembre de 1980, cuando cinco terribles
disparos, pusieron fin a su sueño pacifista.
La muerte
de John Lennon hace 32 años, acabó definitivamente, con los ya escasos restos
de los años 60, de la mano de un perturbado mental Mark Chapman, quién a día de
hoy carece de remordimientos por haber acabado con la vida de un “mito”.
Aunque
quizás, sin esos cinco disparos, Lennon, no habría llegado a ser un mito, sino
un “viejecito” venerable, que marcó una época.
Imagen de
eltiempo.com
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