Alex
Goicoechea
Vivimos en
tiempos de contacto frió, donde cada vez más el archiconocido recurso de
humanidad: ¿Que buen día hace hoy?, suena más cerca del psiquiátrico que de la
cordura social. En un mundo así, que se acerca día a día mas al frió metálico
de la tecnología, uno de los últimos reductos de abundante humanidad y contacto
diario que existen, como es el ámbito académico, se nos desvanece con la misma
velocidad que un salario mileurista.
Un ejemplo
sangrante de la distancia educacional son los métodos E-learning, en especial
el mas novedoso en este campo, el sistema Moodle; Este sistema además de ser un
acrónimo, significa también deambular perezosamente a través de algo. Y esta
quizás es la principal duda que se le puede recriminar a los creadores de estos
métodos.¿Confiamos tanto en el alumnado, para darle libertad en casa de
estudiar cuando le apetezca?, la respuesta es si y no a la vez.
Si, porque
es cierto que el alumno estudia cuando de verdad quiere, pero a la vez la
respuesta es no, ya que el profesor realiza un seguimiento del trabajo que se
produce en el programa, por lo que en este caso no vale el tener una gran
capacidad, sino que cumplimentar unas ciertas horas, controladas por el
mandamás estudiantil (el profesor, vamos).
Pero quizás
a estos métodos les quedan unos años para extenderse y para poder ser
criticados; acercándonos mas a nuestros colegios e institutos hoy en día, nos
damos cuenta como se nota la entrada de la tecnología. ¿Quien iba a pensar hace
unos años, que íbamos a ver llegar a un profesor a clase mas cargado que
cualquier obrero de la construcción?; debido a que no es raro actualmente
encontrarte a un profesor cargando por un lado el maletín del proyector, por
otro lado el maletín del portátil, en la mano el disco de la lección, en un meñique
la carpeta de notas, en el otro meñique la alargadera para el enchufe del
proyector; vamos que mas que un profesor delante, tenemos todo un roboprof.
Esta
situación que parece cómica, no tiene otra etiqueta mas que la de realidad, es
uno de los problemas de la tecnología, que para hacer funcionar algo necesitas
numerosos aparatos mas. Una vez que el profesor ha llegado a clase y deposita
con un gran estruendo su particular saco de carga sobre la mesa, empieza el
segundo punto de la adaptación de la tecnología a la enseñanza, la instalación
de todo, para poder ver la imagen proyectada, en definitiva, unos 20 min.
perdidos de clase entre la carga y la instalación. Con lo fácil que es coger
una tiza y escribir, además con lo poco que pesa...
En definitiva
con estos ejemplos, quiero destacar la parte mas negativa de esta tecnología,
también es cierto que tiene efectos positivos, debido a que los jóvenes de hoy
en día prestamos mas atención a una imagen que a un profesor, eso esta claro,
pero si esa imagen no nos interesa también dejaremos de prestarla atención.
Porque si al ver un documental de la 2, siguiéramos viendo inquietantes el
transcurso del programa entonces te diría que ahí esta la solución, pero creo
que los mayores picos de audiencias (tanto juveniles como adulta- que todos
tenemos que aprender-) no las tienen los documentales. Así somos, buscan
encontrar el método perfecto para captar toda nuestra atención, buscan nuevas
tecnologías, nuevas técnicas,....pero nada, seguimos cosechando las peores
cifras escolares de Europa.
A lo que
quiero llegar con esto, es que quizás lo mas importante no sea, si la lección
me la dan desde Internet, desde clase con un proyector o una tablepocket, o con
la tiza y la pizarra de toda la vida; lo importante es hacer crear interés en
los estudios. Y no con caramelos tecnológicos, sino con resultados y eficaz
transmisión de conocimientos profesor-alumno.
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