Ignacio
Urbistondo
Bajo estos
techos de obra, ellos son los que sobreviven. En esta extraña familia tres
madres cuidan de su numerosa prole, más de 10 hijos adoptivos, y además aceptan
a los "primos" de estos, para cenar, comer, una ducha rápida o
cualquier necesidad.Al hablar de esto me viene a la cabeza esa frase que mi
catequista siempre decía; "Esto es evangelio". Y es que no hace falta
ser cristiano para entenderla, da igual tu religión, para darte cuenta de la
gran ayuda que estas tres monjas ofrecen a la sociedad. Amparo, la más
veterana, Pilar, enfermera a punto de jubilarse y Rosa, siguiendo los pasos de
ambas. Juntas llevan la organización de "El hogar del Transeunte", un
lugar para aquellos que no tienen un sitio donde dormir y un dinero con el que
comprar su comida. Algo importante que nos resaltaron sus coordinadoras es el
hecho de
que un
hogar es algo diferente a un albergue. Allí cualquiera que lo necesite puede
"hacer vida", y con esto me refiero, tanto a dormir y a comer, como a
hacer las tareas del hogar o a trabajar por el bien de la comunidad.
Se pueden
distiguir dos tipos de transeuntes: aquellos que se mantienes fijos, y los que
llegan solo en ocasiones de necesidad. La rutina es algo esencial para el buen
funcionamiento de la comunidad. Levantarse temprano para un desayuno rápido, y
cuanto antes ponerse a trabajar en la empresa "familiar". Ellos se
dedican a construir palés que luego venderán, hasta que algún día afortunado
vuelvan al mercado laboral y reagan su vida. Algo que es difícil, pero según
Amparo relataba, sí se han dado casos. La única droga que les está permitida es
el tabaco, algo esencial para ellos, como una vía de escape. Para esto son
sus
únicos
descansos antes de la comida. Después de llenar los estómagos, toca la vuelta
al trabajo, hasta la hora de "salir". Sobre las seis, se les está
permitido dar una vuelta por la ciudad, para volver a casa a cenar a las nueve.
Todos juntos en su comedor meten en la boca el último bocado del día, y antes
de irse a la cama, charlan sobre su día . Pero lo que sin duda es lo más
importante allí, es el ambiente de hermanos y amigos que exite entre ellos.
Todos cuidan de todos y aceptan a cualquiera que entre por la puerta de su
casa. Y, además, todo esto, gracias a las ayudas de la gente, la panadería
local, la iglesia, ayudas del Estado... y sin ningún sueldo para ellas, las
"madres". Así, reflexionar, y pensar en qué podéis hacer vosotros por
los demás. Por qué muchas veces los más necesitados estan más cerca de lo que
creemos.
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