sábado, 26 de octubre de 2024

La energía está en el aire


Que España es una continua fuente de talentos es tan cierto como que la investigación en nuevas energías está, muchas veces, abandonada o tratada como un entretenimiento de ciertas mentes que bullen ideas peregrinas.

Sin embargo, eso no impide que nuestro país esté lleno de mentes con una creatividad especial y que muchos jóvenes creadores y científicos sigan luchando para convertir a España en un país clave en el desarrollo de la ciencia.

Uno de los últimos ejemplos es Gonzalo Murillo, un ingeniero electrónico del Instituto Nacional de microelectrónica de Barcelona que ha sido premiado como el más innovador ingeniero electrónico menor de 35 años por el prestigioso Instituto Tecnológico de Massachussets.

Nacido en Granada y doctorado en la Autónoma de Barcelona, Murillo es hijo de químico y bióloga, crecido en un ambiente científico que le ha convertido en “un genio destinado a desarrollar grandes avances, gracias a su carácter proactivo y su creatividad”, como nos indica el profesor Manuel Lozano.

Aunque su trabajo ha estado ligado a grandes centros de investigación internacional en países como Dinamarca o Alemania, Gonzalo Murillo decidió hace un tiempo volver a España y liderar un equipo de vanguardia energética en el prestigioso campus de la Autónoma de Barcelona, que cuenta con uno de los laboratorios más prestigiosos de Europa. Y es que en este joven tan especial confluyen dos características muy importantes para la ciencia y que definen como son los jóvenes emprendedores españoles. Una gran capacidad técnica y muchas habilidades sociales, esenciales para crear equipos fuertes y dinámicos.

No es raro, por ello, que la ingeniera Joana Cases, su pareja, le defina como un hombre alegre, perseverante, intenso, amigable, humilde, intrépido y líder.

Murillo desarrolla en Cataluña un proyecto pionero que se basa en la creación de un dispositivo capaz de capturar la energía que se encuentra en el ambiente y transmitirla alimentando a sensores inalámbricos de pequeños aparatos autónomos, captando los movimientos de aire o las vibraciones o las diferencias de temperatura, por ejemplo, de un espacio cualquiera. Una idea que ya se aplica en sistema como el KERS de la Fórmula 1, donde se aprovecha la energía cinética de los vehículos para crear energía eléctrica. 

La idea de este ingeniero, totalmente revolucionaria, pretende acabar con las pilas y baterías permitiendo un funcionamiento autónomo de los miles de dispositivos cotidianos, lo que permitirá potenciar el Internet de las cosas y los entornos inteligentes, tanto en el hogar como en el trabajo.

El trabajo de Murillo se ha desarrollado con la ayuda del personal del INME y, muy especialmente, del profesor Manuel Lozano, que trabajaba desde hace tiempo en la creación de sensores con silicio y los llamados actuadores eléctricos, dispositivos capaces de transformar cualquier tipo de energía (en nuestro caso ambiental) para activar un proceso automatizado.

Por ejemplo, nuestros coches detectarán cuando estamos cerca de casa y se comunicarán con el sistema demótico de calefacción para que la encontremos caldeada o nuestras maquinas de afeitar detectarán cambios en nuestra piel y pedirán cita al dermatólogo. Todo eso forma ese ambiente inteligente que nos rodeará y que necesitará una fuente autónoma de energía, la que las investigaciones de Gonzalo Murillo va a poner a disposición de esos dispositivos.

Dado que estos generadores de energía se están desarrollando a la vez que los avances en nanotecnología, prendas de ropa, calzado u objetos de uso humano (como un reloj) podrían incorporar materiales piezoeléctricos en las fibras de los tejidos o los metales y plásticos de los objetos y alimentar un chip que trasmitiera información u órdenes a otros objetos “inteligentes”.

¿De donde saldría esa energía para sostener ese sistema? Del calor humano, o de nuestro movimiento, lo que permite disponer de sistema de comunicación ilimitados en su uso.

El uso está, sin embargo, aún limitado a dispositivos pequeños que puedan funcionar con unos pocos milivatios, por lo que las investigaciones, como la que también está desarrollando la Universidad de Eindhoven, precisan de comprimir el material piezoeléctrico y crear estructuras miniaturizada.

Aunque Murillo trabaja en la creación de una Startup para pequeños objetos, sus investigaciones pronto permitirán aplicar este sistema de generación de energía a grandes infraestructuras. De hecho, el ingeniero y su equipo colaboran ya con empresas como Airbus y Gas Natural. Ello permitirá que los aviones, por ejemplo, puedan estar localizados permanentemente y con costes muy bajos permanentemente.

Otra de las aplicaciones de este sistema es el llamado mantenimiento anticipado, por el que se permite que chips, energéticamente autónomos, monitoricen todos los elementos de grandes máquinas y sistemas haciendo una predicción de sus fallos. Un hecho que se podría en el futuro aplicar a la sanidad y la anticipación de enfermedades.

Para Luís Fonseca, coordinador del proyecto Sinergy, los avances logrados por Gonzalo Murillo serán fundamentales en la próxima década para el desarrollo del Internet de las cosas y para permitir el funcionamiento de dispositivos de forma independiente a las fuentes y conectores de energía tradicionales, incluso en lugares donde la conexión a redes energéticas no sea posible, al tiempo que abre un camino nuevo, el del reciclado de la energía que está en el aire.

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