viernes, 7 de noviembre de 2014

La Gran Muralla China



Conocida como la séptima maravilla del mundo y con una extensión total de 8851 Km. de longitud, reside en el país más poblado del planeta, una de las construcciones arquitectónicas más importantes de la historia, La Gran Muralla China.
En el año 221 A.C. los pueblos chinos recibían numerosas amenazas por parte de la tribu bárbara de los hunos. Esto llevo a los emperadores de la época a la construcción de diversos muros con la finalidad de proteger a sus ciudadanos, fue entonces cuando el primer emperador de la dinastía Qin, Qin Shi Huang, mandó juntar estos muros, aprovechando los desniveles del terreno, para crear uno solo, marcando así el comienzo de la construcción de la Gran Muralla China, que tardaría alrededor de mil años en convertirse en lo que hoy en día conocemos.


Millones de trabajadores fueron los necesarios para construirla. Se dice que cuando alguno de ellos estaba exhausto, se le arrojaba dentro de los soportes de los cimientos utilizados para la construcción de la muralla, y se le dejaba morir, por lo que gran parte de la muralla es conocida como el mayor cementerio del planeta.
El proyecto se puso en marcha de norte a oeste, hoy en día atraviesa nueve provincias, regiones autónomas y municipios, incluida la capital del país, Beijing y termina a orillas del río Yalu situado en la provincia de Liaoning. Se utilizaron distintos tipos de materiales dependiendo de la región y de su disponibilidad, por ejemplo, en Pekín se utilizó piedra caliza mientras que en otras regiones se utilizó granito o ladrillo. Pero en su mayoría, la muralla estaba compuesta de arcilla y arena cubierta de paredes de ladrillo que la daban la necesaria resistencia para protegerse de los continuos ataques. Estos materiales eran traídos con la ayuda de rodillos.
La altura de la muralla oscila entre los 7 y 10 metros y su anchura entre los 4 y 5. La muralla estaba llena de escaleras y pasillos que hacían muy fácil su acceso. Cada cierta distancia se puede apreciar torres que se construían con el fin de vigilar a los pueblos bárbaros.
Declarada patrimonio de la humanidad por la UNESCO en 1987, esta imponente construcción y símbolo de poder chino, se ha convertido en uno de los grandes puntos turísticos del país que atrae cada año a miles de visitantes dispuestos a apreciar su majestuosidad y su grandeza.
Numerosos son los factores que amenazan su conservación, entre los que se encuentran los fenómenos naturales y el factor humano. Las zonas mejor conservadas son las que rodean a Pekín, las que se encuentran cerca de los puntos turísticos, o los tramos más importantes, como el Paso de Badaling. La mayoría de estas zonas han sido reconstruidas con el fin de mantener su importante valor. Por otro lado se encuentran los remotos tramos situados entre montañas, en los que destacan las tormentas de arena que poco a poco van deteriorando la muralla, y las zonas más susceptibles al vandalismo y a los graffiti.
Según un artículo publicado por National Geographic, en 2015 la Administración Nacional de Patrimonio Cultural dará a conocer una serie de pautas para la conservación de la Gran Muralla.

Aida Illerias
Estudiante de secundaria, Colegio La Paz, Torrelavega (Cantabria)

Imagen viajar.especiales.elperiodico.com

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